"No quería hacer una estatua''

A manera de 'biopic', 'Descubriendo al Che' narra los últimos días del revolucionario. Matías Puricelli adaptó y dirige esta obra que pretende ayudar a entender quién fue Ernesto Guevara y por qué su figura se convirtió en mito.

Desde hace algunos años, las biopics vienen pisando fuerte entre el público. Las plataformas se llenaron de historias ficcionadas sobre la vida de personas que, por diversos motivos, dejaron su marca en la historia. Y ahora será el turno de ver una en el teatro: desde este sábado, 'Descubriendo al Che' subirá al escenario de la Sala B del Cultural San Martín.­

La obra que adaptó y dirige Matías Puricelli, basada en un libro de Miguel Lozupone, gira alrededor de dos preguntas: ¿quién fue Ernesto 'Che' Guevara? y ¿por qué se transformó en un mito? Algo a lo que el autor y director intentará llegar a través de los últimos encuentros que el revolucionario argentino mantuvo con las personas más relevantes en su vida: Aleida March, su esposa y compañera de lucha; Celia de la Serna, su madre; Fidel Castro, su gran aliado, y Alberto Granado, su amigo incondicional.­

''Yo no era un gran conocedor del Che, conocía lo básico, con un pensamiento afín en algunas cosas, pero tenía una nebulosa de no saber bien quién fue. Mientras estaba trabajando en la obra me fui dando cuenta que lo que estaba haciendo era descubrirlo y que eso que me estaba pasando a mí también podía pasarle a muchas otras personas'', explica Puricelli sentado en una de las mesas de El Método Kairós, espacio artístico del que es cofundador y programador.­

-¿Cómo es abordar un personaje tan importante para la historia latinoamericana? ­

-Creo que al principio lo hice un poco con la ingenuidad de decir 'voy a armar esto, sé que es fuerte pero al mismo tiempo no quiero empezar con un temor'. En segundo lugar, me parecía que tenía que aceptar que iba a tener grises y que tenía que informarme sobre qué era lo que realmente defendía el personaje. Empecé a descubrirlo a través de las personas que más estuvieron con él, que es un poco lo que me atrajo. Incorporé a la madre, a su última compañera, a (Alberto) Granado y a Fidel (Castro). Desde ahí, lo que más me interesó fue empezar a conocer al ser humano, el que le mandaba cartas a su mamá, a su esposa. Con eso fui perdiendo un poco el miedo, porque me dije 'estamos contando la historia de un tipo que hizo tal cosa'. Naturalmente, tiene cosas que no comparto pero no quise quitarlas, como tampoco quise poner todas las cosas con las que sí estoy de acuerdo. No quería hacer simplemente una estatua, ni una obra histórica, que es lo que pasaba con estos personajes en el colegio. También me sorprendió darme cuenta que en la escuela no me habían enseñado nada sobre el Che.­

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UN POETA­

En 'Descubriendo al Che. Hipótesis desordenada sobre quién fue el Che Guevara', tal el nombre completo de la obra, Francisco Ruiz Barlett se pone en la piel del protagonista, y lo acompañan Enrique Dumont, Graciela Pafundi, Renzo Morelli, Mariel Neira, Tadeo Macri, Leonel Camo, Martina Maisterra, Jisa Rodríguez, Samir Carrillo y Greta Dumont. La música original fue compuesta por Juan Ignacio López, el diseño escenográfico es obra de Giuliano Benedetti, el vestuario de Carol Peiretti y el diseño lumínico de Samir Carrillo. La puesta en escena corrió por cuenta de Fran Ruiz Barlett y Seku Faillace.­

-¿Qué faceta desconocida del Che descubrió armando la obra?­

-Algunas cosas no quiero spoilearlas, pero sin ponerme específico me sorprendió que era un tipo que estaba muy focalizado, lideró una revolución, la consiguió y dijo 'voy por más'. Tenía una ambición sorprendente. Y después, todo lo que va alrededor de ser un soldado y un político, y al mismo tiempo seguir en contra de algo muy grande y todo lo que tuvo que hacer para que el cambio ocurra. También lo que más me emocionó es su vigencia, discursiva cuanto menos. Y que en sus cartas es un escritor de otro planeta, un poeta en todo lo que escribe.­

-¿Cuánto hay de verdad y cuánto de ficción en la propuesta?­

-Lo que hemos puesto en escena está todo muy basado en lo que verdaderamente ocurrió. Hay algunas escenas íntimas, como por ejemplo una con Aleida, que si bien leí un montón de cartas e imaginé situaciones, no está en ningún lado. Lo que puede estar inventado son pequeños detalles escénicos. Hice un trabajo de investigación, y Miguel (Lozupone) también sabe mucho. Hablé con gente, vi muchos videos, escuché a sus hijos, a Granado, y ahí decís 'esta información es las más verdadera'. No se van a encontrar con información que sea una mentira de gran tamaño.­

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SIN PRESIONES­

-¿Con qué se va a encontrar el que decida ir a ver la obra?­

-En principio, con un despliegue muy grande. Hay música original a lo largo de toda la obra, hay pantallas y cámaras en vivo, hay proyecciones, doce actores en escena. Es una hermosa mixtura entre el teatro oficial y el independiente. Tiene mucha dinámica la obra, y un despliegue lumínico precioso. Por un lado, es una obra cero histórica en términos de ese formato típico que uno imagina, de textos largos. Pero al mismo tiempo tiene una continuidad narrativa que es básicamente el punto donde nos centramos y que es una hipótesis y tiene que ver con cuándo él empieza a morirse, cuándo empieza a despedirse. Tomando una decisión tan abrupta como fue irse a Africa, donde las condiciones no estaban dadas, para mí eso empieza a desencadenar todo; y al final va a Bolivia, donde la situación era incontrolable.­

-¿Le genera algún tipo de presión extra hacer una obra sobre un personaje que existió en la vida real?­

-Yo en eso soy medio raro. En alguna instancia sí la sentí, pero en ningún momento fue una cosa paralizante, de '¿y ahora qué hacemos?'. Somos un equipo grande de trabajo, con mucho criterio y con el ego bastante trabajado como para que alguien nos diga 'esto está raro'. Siento que estamos llegando al Cultural San Martín con algo súper digno en términos de lo que puede ser enfrentar a un público diverso. Ahora no siento presión, sí tengo muchas ganas de estrenar. Estamos todos muy deseantes con respecto al proyecto.