La crisis de identidad de Europa, según Kundera

Un Occidente secuestrado

Por Milan Kundera

Tusquets. 88 páginas

Dos textos antiguos de Milan Kundera, uno de 1967 y otro de 1983, considerados hoy, no sin razón, como premonitorios, aunque se los cite con mirada restrictiva, han sido recuperados ahora en este libro titulado Un occidente secuestrado.

El primero corresponde a un discurso que ofreció en un Congreso de Escritores donde se libró un pulso entre el mundo cultural y el poder político. Kundera, que repasa la tortuosa historia de su país y denuncia el “vandalismo” de la censura en plena ocupación soviética, reflexiona allí sobre el destino de la nación checa.

Así, se interroga, por ejemplo, si el valor cultural alcanzado por su pueblo alcanza para justificar su existencia o si será suficiente para garantizar su soberanía.

Esas preguntas se abren a otra dimensión: los riesgos que entonces afrontaban las pequeñas naciones de Europa central para conservar su identidad, en el horizonte integracionista abierto a mediados del siglo pasado.

En el segundo texto, que es un largo artículo periodístico que dio lugar a un animado debate intelectual, amplía su reflexión a la deriva cultural de toda Europa. Entre otras cosas, culpa a Europa de haber visto con indiferencia cómo esas pequeñas naciones eran engullidas por el totalitarismo soviético, que las privaba de su esencia, sin advertir que el drama de ellas, su fragilidad, era apenas un adelanto del destino de todo el Viejo Continente.

El autor describe muy bien esa deriva de Europa, que surge de un olvido de su propia identidad. Si su unidad, dice, reposaba hasta la Edad Media en la Cristiandad; después, en los tiempos modernos, en la Ilustración; y luego en la cultura en sentido lato, ahora todo eso ha sido dejado de lado no se sabe bien por qué, si por la industria del entretenimiento o por la tecnología.

El olvido de esa cultura común que los unía es, en su opinión, lo que llevó a Occidente a considerar a Polonia, Hungría o Chescoslovaquia como Europa Oriental, unidas al mundo eslavo. El pensador argüía que es en esa cultura común donde debían hacer pie para defenderse.

Estos escritos han sido celebrados como muy actuales, sobre todo por la presente guerra ruso-ucraniana. Pero el peso de la argumentación apunta en otro sentido: para las pequeñas naciones centroeuropeas, dice Kundera, "su verdadera tragedia no es Rusia, sino Europa". Y esto es algo que está a la vista, pero no se ve.