Apresan a un diputado republicano en Nueva Yok por 13 cargos de corrupción


Nueva York (AP y EFE) -”No soy culpable ni pienso renunciar”, aseveró el incombustible legislador republicano de origen brasileño, George Anthony Devolder Santos, apenas obtuvo la libertad condicional, previo pago de una fianza de medio millón de dólares, tras permanecer detenido algunas horas imputado de 13 delitos, incluidas acusaciones de fraude, lavado de dinero, malversación de fondos públicos y hacer declaraciones juradas falsas ante la Cámara de Representantes", un resumen de las estafas y mentiras que ha usado como un estilo de vida y que podrían acarrearle una condena máxima a 20 años de prisión.

Este diputado de 34 años fue arrestado temprano antes de comparecer en un juzgado de Nueva York por una de las tantas causas de corrupción. El fiscal federal Breon Peace desmenuzó la larga lista de “esquemas fraudulentos y tergiversaciones descaradas", como que indujo a sus simpatizantes a donar a una empresa con el pretexto de que dicho dinero sería dedicado a apoyar su campaña, pero la plata acabó usándola para suntuosos gastos personales.

O aún más grave, le achacan haber acosado sexualmente a un hombre al que su oficina ofreció empleo para luego retractarse cuando la víctima rechazó sus avances. Santos se ha declaradó abiertamente gay.

También obtuvo de modo irregular subsidios de desempleo y mintió sobre sus situación patrimonial en los formularios que deben presentar los candidatos a una banca. Así, como parte de su primera campaña para el Congreso en 2020, reportó haber ganado US$ 55.000 en salarios, comisiones y bonificaciones de una compañía y detalló que la única compensación que recibió superior a US$ 5.000 de una sola fuente fue un "bono no especificado” de dicha firma. Sin embargo, la fiscalía sostiene que este verdadero mitómano embolsó US$ 27.555 de esa empresa y no reveló por completo un sueldo que cobró de una firma de inversión.

Dado su historial de falsedades, la fianza fue garantizada por 3 personas (no quisieron develar su identidad) y la magistrada Anne Y. Shields decretó que sus movimientos deben limitarse a NY, Washington y “sitios entre ambas ciudades”.

A CONFESION DE PARTE

Santos reconoció que inventó la mayoría de su biografía, incluyendo su familia (contó que su madre se encontraba trabajando en las Torres Gemelas durante los atentados del 11-S cuando en realidad en aquella época residía en Brasil), religión (juró ser descendiente de judíos que habían escapado del Holocausto), su currículo escolar y experiencia laboral (alardeaba de ser un importante negociador de Wall Street con una extensa cartera de bienes raíces), para conseguir un escaño en las legislativas de 2022 en representación de Nassau (Long Island). Cabe recordar que su triunfo ayudó a los republicanos a asegurarse una estrecha mayoría sobre el oficialismo en la Cámara Baja.

"He sido un terrible mentiroso en algunos temas, pero no era para engañar a la gente, sino para ser aceptado por el partido", intentó una insólita defensa quien se vanagloriaba de ser un jugador estrella de voleibol en la universidad e integrar una Ong dedicada al rescate de animales.

Lo real es nada de eso hizo ni trabajó en las grandes empresas que decía -los bancos Citigroup y Goldman Sachs- ni cursó carreras universitarias.
Los demócratas pero además varios de sus compañeros de bloque le plantearon que dimita, aunque el titular de la bancada republicana, Kevin McCarthy, se limitó a manifestar: "En Estados Unidos, eres inocente hasta que se demuestre tu culpabilidad".

TAMBIEN EN BRASIL

En enero, una Fiscalía de Río de Janeiro anunció la reapertura de una antigua investigación contra Santos por haber utilizado una chequera robada para comprar mercaderías por US$ 700 en una tienda en 2008.

CARA DE PIEDRA

Imperturbable ante los gritos de "mentiroso" que debió escuchar al abandonar el tribunal de la localidad de Central Islip, el cuestionado legislador redobló la apuesta y anticipó que buscará la reelección.

Después, tuvo tiempo de tuitear un breve mensaje: "Caza de brujas", idéntica expresión que emplea el ex presidente Donald Trump, de quien se confiesa admirador.

Más allá de la víctimización que intenta, ahora deberá justificar como pasó de, denunciado por no abonar el alquiler en 2015 y 2017, a convertirse para 2021 en supuesto propietario de varios inmuebles. O por qué al liquidar sus gastos electorales figuran 37 cargos por exactamente la misma cifra, 199,99 dólares, por distintos servicios que van desde material para oficina a hoteles y viajes en Uber., un centavo menos del que obliga a presentar recibos al órgano que supervisa los comicios.