El Festival Konex dedicó su gala apertura al gran compositor germano

Brahms, pilar del romanticismo


Gala sinfónica: Brahms. Función inaugural del 8º Festival Konex de Música Clásica, con selección de `Carmen', de Bizet; Danza húngara Nº1, Concierto para piano y orquesta Nº 2 y la Sinfonía Nº 4, de Johannes Brahms. Dirección: Carlos Vieu. Solista: Antonio Fornaro (piano). El jueves 4 en el Centro Cultural Konex.

­La nueva edición del Festival Konex de Música Clásica, en este caso la octava desde que se lleva a cabo a partir de 2015, solo interrumpida por la pandemia del coronavirus, inauguró sus sesiones con una gala dedicada a uno de los músicos relevantes del romanticismo musical: Johannes Brahms.

Nacido en Hamburgo, aunque vivió en forma casi permanente en Viena, las obras de Brahms han trascendido como grandes testimonios de la música instrumental y sinfónica. De allí que su emblemático nombre inició esta sesión de la Orquesta del Festival Konex dirigida por el destacado maestro Carlos Vieu.

En primer lugar, tras una breve selección de `Carmen', de Georges Bizet (para asociar el título que lleva el festival de este año, `Brahms y la música gitana'), se encaró la Danza húngara Nº 1 en Sol menor, con su arrebato rítmico que el nutrido orgánico convocado, a cargo de la precisa concertación de Vieu, fue plasmando en la rítmica y énfasis del compositor germano.

Tras ella, cerró la primera parte el Concierto para piano y orquesta Nº 2 en Si bemol mayor, op.83, que data de 1881, teniendo como solista al pianista nacido en Avellaneda Antonio Fornaro. Un concierto de tres cuartos de hora que transita en sus cuatro movimientos -dos allegro, el primero de los cuales ya introduce la atmósfera del diálogo entre el solista y la orquesta para en el andante emocionar con su discurso melódico y concluir con un allegretto grazioso incorporando siempre el virtuosismo del teclado.

Vale decir entonces, a modo de síntesis evaluativa, que se vio al director Vieu llevando la orquesta a una digna versión de conjunto en tanto que el pianista Fornaro mostró una digitación eficiente y efectiva, con la que se cerró esta primera parte del concierto.

CAPOLAVORO

La segunda mitad estuvo dedicada a la célebre Sinfonía Nº 4, en Mi menor, opus 98, de Brahms, que data 1885, calificada a veces como su ``capolavoro'' en el género sinfónico. Y aquí campeó Vieu con una digna exposición, donde las diferentes secciones instrumentales del orgánico del Festival Konex, cuerdas, vientos y percusión, le fueron respondiendo con suma solvencia.

Se trató entonces de un concierto bien representativo como homenaje al gran músico alemán, que como se ha dicho alguna vez, constituye una de las llamadas tres B de la historia de la música, juntamente con otros colosos como Bach y Beethoven (hace años un festival en nuestro medio fue así presentado).

El público respondió a esta apertura del Festival Konex con entusiasmo, logrando poner en cauce los principios del fundador, Luis Ovsejevich, de crear este centro cultural que surgiera de una fábrica desafectada y que fuera reciclada a partir de la década del '90 para ponerlo en vigencia desde 2005, cuando tuvo su inauguración. Un aporte siempre positivo a la ciudad y sus actividades culturales, que reúne también, como se pudo advertir en esta ocasión, un buen porcentaje de gente joven que se acerca a compartir estos encuentros.


Calificación: Muy bueno