Trabaja en teatro y en televisión, pero no esconde su preocupación cuando se le consulta sobre lo que vendrá

Boy Olmi, comprometido por naturaleza

Estrenó el viernes la comedia `Para mí, para vos', junto a Soledad Villamil, y conduce en Canal 9 un ciclo de entretenimientos. El daño irreparable del cambio climático lo desvela.

­Boy Olmi atraviesa un momento profesional inmejorable: el viernes estrenó la comedia `Para mí, para vos' en el Multitabarís y todas las noches conduce `La hora exacta', junto a Teté Coustarot, por Canal 9. Sin embargo, en diálogo con La Prensa, su tono entusiasta cambia al tocar el tema del medioambiente.

El año pasado, el actor estuvo al frente del ciclo del canal Encuentro `La Tierra habla', así que no tiene pudor a la hora de mencionar a la cuestión ambiental como un tema que realmente lo desvela: ``Me parece mucho más preocupante el cambio climático que una obra de teatro'', se planta. Sin embargo, aún guarda esperanzas en ese sentido: ``Si dejáramos de lado los intereses individuales se produciría el milagro de crear un mundo mejor. Elijo creer que es posible''.

Como para descomprimir las preocupaciones de Boy, en `Para mí, para vos' integra un peculiar trío de hermanos junto a Soledad Villamil y Laura Oliva. ``La obra tiene algo muy interesante y muy chejoviano. Las cajas chinas se van abriendo y dando sorpresas permanentes, pero con un gran sustrato y profundidad emocional'', destaca sobre la puesta que dirige Héctor Díaz y que se completa con las actuaciones de Paula Ransenberg, Tupac Larriera y Ailín Zaninovich.

En 2020, Olmi protagonizó `Tomar partido' en el teatro San Martín, una propuesta muy distinta a esta comedia de enredos del escritor estadounidense Christopher Durang, que se presenta de miércoles a domingo con producción de Tomás Rottemberg. ``No hay nada más placentero que salir a jugar como niños, con los compañeros que están arriba del escenario y con los que están del otro lado de la platea para que entre todos hagamos esta fiesta'', asegura el artista, quien a sus jóvenes sesenta y siete años practica Tai-Chi, yoga y natación.

-¿Cómo le llegó la posibilidad de formar parte de esta obra?

-La propuesta me llegó durante el verano, en un momento que mi mujer (Carola Reyna) estaba filmando una película con Diego Capusotto y yo había tenido la curiosidad de pasar cuatro días con mis hermanos frente al mar. Cuando le comenté a mis hermanos los temas que la obra traía, me di cuenta que había una similitud increíble entre lo que estaba viviendo y lo que la obra proponía, que era esta cualidad única del vínculo entre hermanos, que no se parece a ningún otro vínculo que tengamos los seres humanos y que me da la oportunidad de preguntarme por qué aparece en este momento. A partir de las sucesivas lecturas que hice de la obra me di cuenta que había algo muy interesante que tiene que ver con una comedia súper graciosa, disparatada, donde las cajas chinas se van abriendo y dando sorpresas permanentes, pero al mismo tiempo con un gran sustrato y profundidad emocional.

SER HUMANO

-¿Cómo se construyó la química con el resto del elenco teniendo en cuenta que tienen que simular una dinámica familiar?

-Héctor (Díaz) es un director muy inteligente y estoy sorprendido porque cada uno de nosotros viene de experiencias actorales distintas, y así y todo llegamos a un mismo puerto. Cada actor llega de una manera diferente y la manera de llegar tiene que ver con algo de lo que se habla en la obra, que es un acto de fe en todo lo que uno trae, en su bagaje, que no tiene que ver con la técnica del actor sino también con sus experiencias como ser humano. Si me preguntás cómo lo estoy haciendo, a veces ni me doy cuenta; lo estoy haciendo con los más de cuarenta y pico de años de experiencia que tengo como actor, y al mismo tiempo con la esencia de niño que conservo, de dejarme asombrar por lo que me pasa. Aquí hablamos de cosas muy lindas, de los vínculos, de temas universales que ha tratado siempre el teatro de Chejov, que tiene que ver con las decisiones que vamos tomando para crear la vida feliz o infeliz que tengamos.

AQUI Y AHORA

-¿Qué criterios sopesa para elegir sus proyectos?

-Para elegir la ropa que me pongo, un plato de comida, una película para ver, un lugar para ir el fin de semana, igual que para elegir un proyecto de trabajo me baso en lo que me está pasando en el aquí y ahora de ese momento. Hay veces que necesito dinero para pagar una deuda, entonces una propuesta de trabajo me genera entusiasmo; a veces aparece algún colega con el que toda la vida quise trabajar, como me pasó con Osmar Núñez en `Tomar partido'; otras veces aparece un material al que no le puedo decir que no. Entonces, no hay una regla sino que es más que nada qué me está pasando en el momento en que recibo ese proyecto. En este momento estoy conduciendo televisión todas las noches y además hago teatro. Es un desafío particular no tener un día de descanso en la semana. Sin embargo, me incliné por el sí porque puedo hacerlo, estoy entrenado. Me ocupo de que mi cuerpo y mi alma estén preparados para este desafío de forma tal que sea placentero.

-Su programa en Canal 9 está muy bien instalado en su franja. ¿Se imaginaba esa repercusión?

-`La hora exacta' es un programa muy humilde y ambicioso a la vez. Es un programa de entretenimientos, de juegos, que comparto con una periodista y comunicadora excepcional como es Teté Coustarot, con una increíble experiencia y una mirada muy profunda pero que a mí, desde mi ser personal, me da algo que me interesa muchísimo que es la posibilidad de reflexionar en vivo y a la velocidad que tiene ese programa, sobre de dónde venimos y a dónde queremos ir. Estamos en un momento de la humanidad muy delicado, muy extremo, en una bisagra clave de cómo siguen las cosas para la vida humana. No es que está en peligro la Tierra sino la continuidad de nuestra especie porque, guiados por la codicia, estamos haciendo demasiadas macanas y cuanto más tardemos en darnos cuenta más vamos a sufrir. Tendríamos que reconocer de una vez y para siempre que somos parte de una sola cosa y no estamos divididos. Somos parte de una sola cosa que es la vida en la Tierra; si asumiéramos eso dejaríamos de lado los intereses individuales. Ahí se produciría el milagro de crear un mundo mejor. Todavía quiero y elijo creer que es posible.