Siete días de política

Peregrinación a Brasil y los EE.UU. en busca de dólares

La dramática situación de las reservas llevó a Sergio Massa a Brasil de donde volvió con las manos vacías. Sin eufemismos el embajador de EE.UU. propuso alineamiento a cambio de dólares.

La crisis cambiaria de Guzmán/Batakis le abrió a Sergio Massa la puerta del Ministerio de Economía y de la candidatura peronista a la Presidencia de la Nación. Cristina Kirchner supuso que con su capacidad de “lobbying” generaría la confianza necesaria entre el “establishment” local y ante el gobierno de los Estados Unidos para que funcionara el “plan llegar”, un conjunto de parches aleatorios que trasladaría el estallido de la crisis al próximo gobierno.

Sin embargo, la corrida de la segunda quincena de abril desnudó el carácter voluntarista de esa aventura mucho antes de lo planeado. El dólar rozando los $500 y las reservas en caída libre, el fracaso del plan soja 3 y la catastrófica sequía constituyeron un golpe demoledor tanto para la estrategia de transferir el desastre al presidente siguiente como para la candidatura del ministro que a esta altura quedó “stand by” para ponerlo en términos del FMI.

Más allá de operaciones de prensa, los “off the record” de los medios amigos y del silencio a cualquier crítica, los números son desalentadores: el plan soja 3 fue un fiasco. Hasta el viernes las liquidaciones de los productores habían resultado muy inferiores a lo previsto y el Banco Central había tenido que vender reservas para frenar los dólares libres. Recién anteayer consiguió un saldo positivo de apenas 2 millones de dólares después de seis rondas en rojo. Sólo en mayo las reservas del BCRA perdieron 470 millones de dólares.

Pero las malas noticias de la economía en el inicio de la campaña electoral no pararon ahí. Se calcula que la actividad económica caerá entre 4 y 5% en 2023, producto en buena medida de la pérdida de ingresos por 20 mil millones de dólares a causa de la sequía. A lo que hay que agregar el tarifazo que hará subir en mayo la electricidad un 75% para los consumidores sin subsidios. La medida afecta a 5 millones de hogares, es una exigencia del FMI e impactará en la inflación, madre de todas las penurias del gobierno de los Fernández. El o los candidatos peronistas irán a las urnas con una inflación anual de por lo menos el 130%. Si, claro está, no hay una devaluación drástica por el camino.

El deterioro que golpea hoy al gobierno de Cristina Kirchner se parece cada día más al de la retirada de Mauricio Macri, acosado en plena campaña de 2019 por el ajuste fiscal y los tarifazos que le impuso el Fondo. De allí los embates verbales de la vice contra el organismo.

¿Qué reacción tuvo Massa ante las malas noticias que llovían? Demorar la información mensual sobre el aumento del índice de precios al consumidor en abril hasta después del “superdomingo” electoral del 14 de mayo. La “idea” fue tan descaminada que hasta las autoridades se dieron cuenta y resolvieron volver sobre sus pasos. Se espera un aumento de dos cifras en la suba del precio de los alimentos.

Pero como los problemas de dólares sólo pueden ser resueltos con dólares el funcionario se embarcó en una peregrinación mendicante que no empezó bien. Viajó a Brasil a pedir la ayuda de Lula que en conferencia de prensa conjunta con Alberto Fernández declaró que los argentinos se volvían a su país con las manos vacías. Como concesión a la afinidad ideológica que lo une con los peronistas prometió interceder ante el FMI. En pocas palabras, que los dólares los ponga otro. Los industriales de San Pablo están alarmados porque a la Argentina le faltan dólares para pagar sus productos, pero en este caso la desconfianza supera la codicia. Saben que a la Argentina no es sencillo cobrarle.

La siguiente etapa de la peregrinación es por Estados Unidos, donde Massa espera que el FMI adelante  entre 5 y 10 mil millones de dólares para evitar que las reservas terminen de desaparecer y estalle la crisis cambiaria. Pero en este caso recibió una advertencia del embajador Marc Stanley que alertó sobre la riesgosa tendencia del gobierno peronista a favorecer la penetración china en la región.

En las palabras del diplomático el jueves pasado en el marco del Inter-American Dialogue no hubo novedad alguna. La prensa y muchos dirigentes de la oposición han criticado la política exterior zigzagueante y “tercerista” del gobierno “K”, pero el aporte decisivo de Stanley fue blanquear el malestar que esa conducta genera en la Casa Blanca.

Fue claro respecto de la inquietud de Washington sobre la amenaza de penetración del sistema 5G chino, la hidrovía y la eventual compra de aviones de combate del mismo origen. Planteó claramente que no es sólo una cuestión de comercio exterior, sino de seguridad hemisférica. También que si la Argentina quiere dólares está disponible la línea de créditos de organismos para países que piadosamente llamó de “bajos ingresos”.

Como diría Cristina Kirchner todo tiene que ver con todo.