EE.UU: “¡No me dejen solo!"

La nación madre de la democracia, otrora custodio del Orden Mundial, pide ayuda a los débiles para mantenerse fuerte.

No hace falta la capacidad de un analista sagaz para comprender que Estados Unidos no quiere competir. O tal vez habría que formular mejor la frase: Estados Unidos, una vez más, no quiere competir. Desde la famosa teoría Monroe, resumida en la frase “América para los Americanos”,  pasando por la política del garrote de Theodore Roosevelt, hasta el América First de Donald Trump adoptado con placer por Joe Biden, como si en ese punto murieran todos los desacuerdos partidistas e ideológicos. 

Y este deseo de no competir vale tanto para lo económico como para lo político. Para la paz y para la guerra. Imposible olvidar la defección en bahía de Cochinos, como antes la renuencia a entrar en la Segunda Guerra fingiendo no tener información del Holocausto judío, o la renuncia a ser “el gendarme del mundo”, que explicitó la nefasta secretaria de Estado Condoleezza Rice durante la triste presidencia de George W. Bush. 

La defensa del Orden Mundial siempre supone exponerse a la terrible escena de los cadáveres de soldados volviendo envueltos en la bandera. Por duro que suene. Es comprensible que se trate de evitar esa tragedia por todos los medios. Es mejor la política del garrote, o las charlas amigables de Trump, como él mismo dijo, o, como hace Biden, pedirle a Europa y a la propia Ucrania que se sacrifiquen en todos los órdenes para luchar contra Rusia, con muertos y sanciones.  

Lo que ocurre en el plano de la política internacional también se aplica a la economía. Bastaría el ejemplo proteccionista y nacionalista del New Deal de Roosevelt, que llevó a la ruina a toda la humanidad y aumentó el poder americano. Y podría seguirse exponiendo ejemplos y situaciones. 

Cuando Trump sancionó a China no lo hizo por una cuestión estratégica, como ahora no lo hace Biden. Se trata de una cuestión de proteccionismo en la que acompañan las industrias y sindicatos obsoletos. El resto es argumentativo. 

Una gran estafa

Desde que Nixon abandonó el patrón oro, el sistema financiero americano se ha ido transformando en una gran estafa. Que siempre gira en torno al proteccionismo comercial. La primavera de la globalización comercial, que sacó de la pobreza a medio mundo, duró lo que dura… una primavera. Más allá del wokismo y sus teorías estúpidas, USA se ha encargado de destruir uno a uno los principios del liberalismo y del capitalismo. Biden y sus amazonas están ahora culminando esa tarea velozmente y con resultados brillantes. 

La columna podría profundizar en todos estos aspectos, pero excedería el espacio y el propósito de un artículo. El lector está en condiciones de buscar, recordar y poner sus propios ejemplos. Así como Biden embretó a Europa con su “animémonos y vayan” es decir “sacrifiquen dinero, armamentos, inclusive debiliten sus defensas estratégicas y además transfórmense en un blanco fácil para Rusia, sin olvidar los efectos económicos de la cadena de producción y energía, hagan un agujero en su economía, rompan todas las alianzas de fondo y la línea geopolítica, que yo los ayudo”, ahora mira hacia Latinoamérica, como mira a Asia. 

Pero hoy el discurso es más sincero: “Hay muchos rubros en los que China nos está ganando”. Nadie se tomará el trabajo de explicar jamás por qué pasó eso. Lo que muchas veces se vende con la excusa de la estrategia, que en el fondo significa es que están perdiendo la batalla tecnológica. O sea que no se animan a competir. Ni en el plano económico ni en ningún otro.

La cháchara

De ahí el pedido a Brasil, a Argentina, a Uruguay, a Corea del Sur, a Australia, a Nueva Zelanda, a los aliados que nunca fueron tratado como tales: “Cómprennos a nosotros, no a ellos”. Excluyendo del análisis las barbaridades que ha hecho en ese plano Argentina, en manos de irresponsables, todo acuerdo comercial con China es percibido como una ayuda bélica, o al menos geopolítica de estos paisitos a los chinos. Partiendo del 5G, que, fuera de la cháchara, no tiene competencia integral global norteamericana seria. 

Países como Uruguay, al que EEUU le niega un tratado de libre comercio, (a pesar de que los acuerdos comerciales que ahora firma son meros acuerdos ultraproteccionistas) dependen para crecer de la potencia asiática, no por una cuestión estratégica amarilla, sino por la simple razón de que China quiere comprar sus productos y los necesita. En cambio Estados Unidos inventa una prohibición y una protección nueva cada día contra estas economías del Conosur. 

En esas condiciones, la respuesta lógica es: “Ok, y qué me dan?”. ¿Qué me ofrecen a cambio? ¿El garrote de Teodoro? ¿La recesión infinita rooseveltiana posguerra? No comerciamos con China,  ¿y ustedes qué me compran? Luce como negociación de mercado persa, pero refleja la estricta realidad. 

Para evitar la competencia del alicaído renminbí contra el más escuálido dólar, la estrategia americana es el “animémonos y vayan”, el “nosotros seguiremos diciendo que es mejor comer carne de gusanos, que vuestras vacas cambian el clima del planeta, que vuestro agro mata mariposas con el veneno que le echan, y seguiremos haciendo autos para nosotros y a ustedes vamos viendo si nos alcanzan los chips”. Eso sí, le daremos préstamos. Tal vez. 

Y ahora puesto en un idioma más incomprensible, es decir oficial y diplomático, ¿cuál es la contrapartida que ofrece Estados Unidos a los países de la región para imponerles el semibloqueo a China? ¿Su protección? ¿Contra qué? ¿Una alianza de libre comercio? Fake. 

Proteccionismos ruinosos

Resolver o manejarse dentro de este puzzle es esencial para la región, cada país con sus particularidades y sus problemas. Uruguay querrá que se formalice un pacto que le permita agregar valor a su pobre exportación (en calidad de valor agregado) Otros como Paraguay querrá que le dejen de ahogar con controles financieros de todo tipo y excusa. Argentina querrá que se deje de regalarle plata a un gobierno fallido y falluto que la quemará en un plan loco (acaso éste es el único caso en que se cedió posesiones y posiciones clave desde el punto de vista de la geopolítica, o se las vendió, vaya a saber a qué precio) y que se hable y se negocie en serio y en pie de igualdad con el próximo gobierno, no con el actual, para eliminar o atenuar al menos los proteccionismos ruinosos. Y así se aplica a todos los que son amenazados por mantener o aumentar relaciones comerciales con China, que siempre, ineludiblemente, serán calificadas de estratégicas y de apoyo bélico clave por USA. Que parece dispuesto a considerar enemigo a todo el que intervenga en el sinocomercio. 

EE.UU ha decidido dejar de ser el gendarme del Orden Mundial. Ha delegado arbitrariamente en Europa el combate en la guerra declarada por Rusia con todos sus efectos deletéreos y ruinosos, en vidas, en dinero, en futuro. Y a veces lo ha provocado sin quererlo, con sus graves errores. También ha decidido ser absurdamente proteccionista y transformar los tratados de libre comercio en tratados de prohibición del comercio internacional. Ha decidido sancionar y amedrentar al mundo usando su sistema financiero para control y castigo. Ha determinado “vivir con lo nuestro”, o sea, con lo de ellos y dejando las sobras amargas a sus aliados.  

Hasta se podría alegar que ha empujado a muchas naciones en vías de desarrollo a los brazos chinos. Y ahora intenta prohibir comerciar con China, en nombre de una estrategia geopolítica en la que esos países ni pinchan ni cortan. Ni se les ha pedido opinión. So excusa del peligro de una guerra final, donde el 5G sería usado para espiar las comunicaciones del enemigo, supuestamente. Se parece demasiado al argumento del cambio climático. Don’t look up. ¿Qué compañía americana sí tendrá derecho a espiar? 

Todo esto sin desconocer ni negar que Xi es un dictador repugnante. Lo mismo que Maduro, que ahora es amigo porque tiene la mayor reserva de petróleo del planeta. 

¿A cambio de qué, my friends? En el mundo de hoy, abortada al nacer la globalización comercial y su libertad inherente, el proteccionismo es el arma masiva más mortífera apuntada contra la humanidad. Mucho peor que el 5G.