EL EDITOR FERNANDO FAGNANI Y LA GESTACION DE SU PRIMERA NOVELA

Pánico, locura y un país en crisis

Conoce el rubro editorial como pocos y no porque como todo autor sea un amante de la lectura y la escritura, sino porque su profesión de Gerente General de Edhasa desde hace casi 20 años, lo hace conocer todas las instancias desde que se planea un libro en la fantasía de una almohada hasta que se encuentra en las bateas de una librería. Fernando Fagnani comenzó su oficio como editor en Norma en 1995 y no paró más. En el medio, su libro Mar del Plata. La ciudad más querida (Sudamericana, 2002) y la edición de miles de historias ajenas, lo convirtieron en uno de los pilares de la cocina de nuestra literatura actual.

Hoy se pasa del otro lado del mostrador para presentar su primera novela de ficción, Residencia permanente (Emecé), en la que cuenta la historia de una ciudad sumergida en un caos civil, donde se salva quien puede y muere el más débil. Su protagonista, un implacable sicario de apellido Benítez, nos invita a surcar el atroz derrotero de la violencia.

-Cuando uno lee su currículum lo que menos espera es este thriller apocalíptico con el que Netflix se haría un festín.

-Yo sólo tenía la imagen de un hombre llamado Benítez, varado en la embajada de su país en una ciudad que no conocía, donde estallaba la guerra y el estado de sitio se volvía su marco legal. Primero pensé en ambientarla en Ciudad de México, pero no por la violencia, sino porque tiene muchos ríos subterráneos que me daba mucha libertad para escribir. Sin embargo fue una idea que deseché porque me iba a ver obligado a meterme con la historia o la política. Lo mismo si lo ubicaba en Nicaragua u Honduras. Entonces decidí no dar especificaciones, sí detalles de la situación en ese estado de rebelión.

Benítez a priori da miedo, después vemos que tiene un corazón que lo hace dudar.

Cuando comencé esta historia tampoco tenía muy en claro que fuera un sicario, podría haber sido un abogado. Lo que me interesaba era mostrar el estado de pánico. No miedo porque esa es una sensación que no te permite avanzar, pero sí la locura de atravesar una situación donde el entorno entra en crisis y quien se paraliza, muere.

-¿Se sentó a escribir una vez delineada la historia o la hoja en blanco lo motivaba a crear los rumbos?

-La trama se fue gestando a medida que escribía y lo que me pasaba era que llegaba a puntos sin salidas donde el giro inesperado para sortear ese espacio en blanco, era lo que le iba dando agilidad a la historia. Me funcionaba y me hacía avanzar. Tenía ciertos personajes que sabía que tarde o temprano iban a aparecer pero no la certeza de que volvieran como sucedió con algunos. La novela termina hablando sobre los excluidos.

-¿Por qué el título ‘Residencia permanente’?

-La única residencia permanente es la muerte. Si bien el libro no habla de la muerte, sí está presente en muchos pasajes. Benítez parece estar siempre en el final de algo. No es un viaje más, no es un camino por el que volverá. Y esa sensación de que puede ser todo por última vez, me resultó interesante.

EL PROTAGONISTA

-Los escritores conviven mucho tiempo con sus protagonistas. ¿Cómo fue su vínculo con Benítez?

-Más que a los personajes, yo tenía definida la trama y los espacios. Pero incluso así, con el libro terminado puedo reconocer que los personajes tienen mucha presencia. Parece una novela escrita a partir de ellos pero en realidad ellos terminan completando los espacios. Yo me iba a dormir con las escenas inconclusas, pensando cuál iba a ser el próximo lugar, más que con definir la psiquis de mis personajes.

-Usted es gerente general de una importante editorial como Edhasa, sin embargo editó su libro por otro sello.

-Me olvidé de mi profesión de editor y me dejé llevar por editores externos. Entendí dos cosas, que yo no era mi mejor lector y que lo más sano y objetivo era acatar lo que me dijeran y por eso decidí hacerlo con otra editorial que no fuera la mía. Así, mi libro no estaría viciado por mi trabajo ni por mi gente.

-Aprovecho su entendimiento del tema editorial para ampliar las preguntas. Siempre se habla de la muerte del libro a cargo del eBook. ¿Cuál es su opinión?

-La muerte del libro físico fue un discurso de las tecnológicas que querían imponer los eBooks, las tablets y los iPad. Me acuerdo de presenciar una mesa redonda con gente de Google, esos CEOs que vienen de afuera, explicando por qué lo nuevo eran los eBooks y no podía creer lo que estaba escuchando. Era toda gente no lectora. Gente que llegaba a los libros solo de manera utilitaria para leer sobre management, etcétera. No eran apasionados de la lectura, entonces hablaban sin saber. Ponían ejemplos incorrectos como los del cine y la música. A nadie le importa si es un VHS, un DVD o un pendriver, pero el soporte en los libros no es indistinto. El soporte sobre todo define el acto de leer. Faltará mucho tiempo para que sea reemplazable. Fijate los libros de la literatura juvenil la altísima calidad que tienen. Por algo es. Las nuevas generaciones entre uno y el otro se inclinan ampliamente por el físico que son hasta objetos de valor.

-El lenguaje inclusivo parecía atravesar al mismísimo Martín Fierro y se encausó. ¿Está de acuerdo?

-Sucedió que hubo una llamarada militante para visibilizarlo y ahora entró en su cauce lógico. Era obvio que no todos los libros iban a empezar a escribirse con ese lenguaje pero tampoco creo que sea algo que se apague con el tiempo. Se va a urbanizar y tendrá su lugar, como tendrá sus autores y lectores. Hoy tiene una entidad y es valorable.

LA FERIA

-¿La Feria del Libro siempre estuvo ajena a la realidad del país?

-La Feria del Libro del año pasado fue emotiva y muy exitosa. Veníamos de dos años de no realizarla por la pandemia y fue una explosión de gente. Ya durante las jornadas profesionales con editores y distribuidores se vio que podía ser lo que fue. Para este año no están esas expectativas pero el argentino tiene un vínculo especial con los libros, con sus autores y con lo que representa la Feria para Buenos Aires. Es una salida familiar, cultural. La Feria nunca reflejó la situación económica que vive el país pero esta relación es histórica por suerte. Si no fuese así, cada dos o tres años, no habría Feria.

-¿’Residencia permanente’ reactiva al Fagnani autor?

-Lo más probable es que sea el comienzo de algo que quedó dormido en 2002 después de editar mi primer libro. Ahora sí me veo escribiendo. Más allá de que trabajo de esto, logré inventar un espacio para escribir, sobre todo por la noche. De hecho ya estoy escribiendo mi próximo libro.