El derbi Messi-Mbappé

Las burbujas se inflan, se inflan y, un día, explotan. Se va creando una tensión superficial que, llegado un momento, no soporta más. Y ¡splash! Parece que París Saint Germain, el todopoderoso equipo de la capital francesa, está a punto de volar por los aires. El club presentó un déficit de 368 millones de euros cerrando su temporada, según el informe elevado por la Direction Nationale du Contrôle de Gestion (DNCG), organismo encargado de supervisar las cuentas de los equipos franceses. Y entonces, surgieron dos posibilidades muy concretas y que alimentan el sueño de la Liga de España. Una, que Lionel Messi vuelva a Barcelona. La otra, que Kylian Mbappé se convierta en jugador de Real Madrid. ¿De compañeros a titanes en duelo? Sería Fantastic, dice Joan Manuel Serrat en una de sus canciones más famosas.

PSG, que tiene como máximas figuras a Messi y Mbappé, está en crisis. El sueño de ganar la Champions le salió por la culata y no hay torneo local que le alcance para paliar semejantes inversiones. El diario español Marca informó que la DNCG presentó los balances de la temporada pasada y, como era de esperar, PSG acumuló pérdidas inéditas en comparación a los últimos años.

El déficit es el peor ejercicio contable de la historia del fútbol francés, superando los 224 millones que acumuló la misma entidad en 2020/2021. Los contratos de Messi, más los del español Sergio Ramos, el italiano Gianluigi Donnarumma y el marroquí o Achraf Hakimi, sumados al tremendo plantel que armaron en los últimos tiempos, tuvieron un impacto directo en la masa salarial, que alcanzó una cifra histórica de 729 millones. Sin contar la que se lleva el bueno de Kylian...

Durante la temporada pasada, que abarca del 1 de julio de 2021 al 30 de junio de 2022, PSG abonó en compras 181 millones de euros, entre los que se incluye los 35 que tuvo que abonar al Mónaco por la renovación de Mbappé, en una variable contemplada en la venta del delantero, en 2017. A eso hay que sumarles los 39 millones que pagó en concepto de honorarios a agentes e intermediarios, la cifra más alta de todo el fútbol francés. Para poner en perspectiva semejantes erogaciones, un dato: Marsella, su gran perseguidor, gastó nueve y Mónaco, uno de los grandes animadores del mercado galo, 10… PSG culpa del aumento del déficit a la pandemia.

Todo ese clima adverso para la tesorería de los franceses agitó las ansias de madridistas y culés. Los merengues hace rato que sueñan con tener en sus filas al goleador del seleccionado francés. Y los catalanes aún no pueden digerir la partida de Messi, su hijo pródigo. Por estas horas, los balances que muestran los tres clubes en tensión, son los que definirán si habrá o no superclásico de figuras mundiales en España durante el segundo semestre del año.

Las pérdidas por no tener a Messi y las ganancias por tenerlo son elocuentes para Barcelona. El tema es que en la Madre Patria existe el Fair Play Financiero. Y se cumple... Allí son más estrictos que en otros países, por decirlo de alguna manera. Barcelona, para ir por Messi (operativo que ya puso en marcha, obviamente) necesita bajar salarios de muchas de sus estrellas y vender algunas otras. En síntesis, debe achicar gastos por 200 millones de dólares. O ir al FMI.

Por supuesto, la medida les cae antipática a varios jugadores del conjunto catalán que, dicho sea de paso, es el actual líder de la Liga de España (le lleva once puntos a Real Madrid cuando restan siete fechas por jugarse) y parece imposible que se le escape el título por primera vez, desde que se fue el rosarino. Pero ese es otro tema, porque la zanahoria inalcanzable sigue siendo la Champions. La dama esquiva con la que todos quieren bailar y muy pocos pueden.

Andreas Christensen fue uno de los primeros que alzó la voz cuando la dirigencia habló de bajarles los sueldos a los jugadores. El defensor danés arribó al elenco catalán el año pasado procedente del Chelsea y lo hizo en condición de libre, para que la ficha le saliera más barata a Barcelona. Y ahora dice que él, por su cuenta, ya cedió bastante. Y Franck Kassié piensa lo mismo. Vivió una situación idéntica a la de Christensen. El marfileño trabajó para salir gratis del Milan, su anterior club, y no quiere saber nada con que le reduzcan sus haberes.

Como sea, Joan Laporta, el empecinado presidente de Barcelona, hará todo lo que esté a su alcance para que vuelva Messi. Sabe que esa será la única manera de redimirse con los hinchas y mantenerse en su cargo largo tiempo.

Mientras tanto, en la Casa Blanca sueñan con tener a Mbappé y volver a contar con un player que compita mano a mano con Messi. Y el presidente de LaLiga, Javier Tebas, hará fuerza para que eso suceda. Y para que España vuelva a tener uno de los mejores torneos del planeta y no sea más relegada por la Premier League, que parece haberle sacado, finalmente, una distancia enrome desde las partidas de Messi y Cristiano.