LA BELLEZA DE LOS LIBROS

Los consejos de Martín Fierro y la actitud mental positiva

Es interesante releer, en estos tiempos cuando hay en la población tanta angustia, ansiedad, depresión y frustración, algunos de los consejos de Martín Fierro a sus hijos. Porque esos hijos bien pueden interpretarse simbólicamente como la población misma de la Argentina. 

El escritor, filósofo y poeta estadounidense Ralph Waldo Emerson (1803/1882) ya había expresado mucho antes de que José Hernández (1834/1886) publicara “La Vuelta de Martín Fierro” que “el primer secreto del éxito es la confianza en uno mismo”. Esa confianza es, precisamente, lo que llamamos “actitud mental positiva” que es capaz de generar esquemas renovados de pensamiento para enfrentar exitosamente dificultades y adversidades del habitual cotidiano vivir.

Antes que contar con la ayuda que puedan – o no – prestar los demás, lo esencial es contar con la certeza de que uno puede darse ayuda a sí mismo. “Nadie puede dar lo que no tiene” afirma un refrán tradicional. Y es bien cierto. Cuando no hay confianza en uno mismo difícilmente será posible otorgársela a otro. Digamos, por ejemplo, a un gobernante. 

En lugar de esa confianza tan necesaria, lo que se le otorga es algo del orden del psiquismo infantil: un supuesto poder mágico. Así se le atribuye al otro la capacidad – por el sólo hecho de estar en una función o ejercer tal cargo – de hacer grandes cambios de inmediato, cual si se tratara de Merlín con su varita, generando fantásticos beneficios para todos. 

Lo cierto es que no sucede de ese modo. Pensamiento racional reflexivo, esfuerzo, perseverancia, imaginación y creatividad son condiciones necesarias. Pero no suficientes. Porque la confianza en uno mismo es raíz y esencia para que los deseos positivos de vida que cada quien alberga alcancen concreción plena y satisfactoria.

Recordemos, entonces, algunas de las estrofas del Martín Fierro atinentes a lo que estamos ocupándonos:

“Para vencer un peligro,/ salvar de cualquier abismo,/ por esperencia lo afirmo,/ más que el sable y que la lanza/ suele servir la confianza/ que el hombre tiene en sí mismo”.

El Tao Te King, libro sapiensial atribuido a Lao Tse, sostiene que en la acción la oportunidad lo es todo. Quien tiene confianza en sí mismo, está atento y no desaprovecha ni el tiempo, ni las circunstancias. José Hernández también se ocupa de esto diciendo: “Aprovecha la ocasión/ el hombre que es diligente/ y téngalo bien presente,/ si al compararla no yerro/ la ocasión es como el fierro/ se ha de machacar en caliente”.  

Indica aquí el poeta la manera en que deben hacerse las cosas para que salgan bien. Es cuando nos viene a la mente aquella advertencia del Antigüo Testamento donde se asevera que Dios vomita a los tibios:

 Conozco tus obras: no eres frio ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio te vomitare de mi boca.

Libro de Apocalipsis 3:15-17.

Esto es: que la vida no admite ambigüedades y que los caminos presuntamente “fáciles” siempre conducen a finales desgraciados. A la vez, se pone en claro que la búsqueda de lo que en apariencia se exhibe como “seguro” no es aquello que en verdad merece atención. Ocurre que lo usual es que “seguridad” aparezca en la mente humana como aquello que brinda algún índice de comodidad. “La comodidad es la carcelera de la libertad”, afirmaba el presidente John F. Kennedy.

También en Martin Fierro, leemos otra útil advertencia. Sobre todo para quienes creen en la existencia de ese ilusorio espacio que ha sido llamado “zona de confort”; algo que, por supuesto, no existe ni existirá. Enseña Martín Fierro: “Siempre corta por lo blando/ el que busca lo seguro/ más yo corto por lo duro/ y así seguiré cortando.”