Un hueco de u$s 7.200 millones

Por Daniel Marx *

El 31 de marzo pasado el Directorio del FMI aprobó la cuarta revisión del actual programa de facilidades extendidas con Argentina. La aprobación habilitó el desembolso del equivalente a u$s 5.400 millones.

Sin embargo, en vista de las dificultades diversas frente a lo previsto originalmente, se acordaron un conjunto de acciones y compromisos que posibiliten acercar el programa a los objetivos establecidos. Entre las acciones previas y medidas relacionadas se destacan:

* Fiscal: acotar el alcance de la nueva moratoria previsional aprobada por el Congreso el 28 de febrero. En este sentido, mediante decreto reglamentario se fijaron restricciones para el acceso al beneficio.

* Tarifas: seguir actualizando tarifas de servicios públicos. Se adoptó el compromiso de aumentar, a partir de mayo de 2023, la tarifa de electricidad para los usuarios residenciales de mayores ingresos en el 90% y en el 31% para usuarios comerciales con consumo mensual mayor a 800 Kwh.

* Mercado de cambios: en la medida que las condiciones lo permitan y con el objetivo de acumular reservas, se acordó avanzar gradualmente en la unificación del mercado de cambios y en la eliminación de las restricciones a los movimientos de capitales. A esos efectos, el Gobierno solicitó asistencia técnica al staff del FMI para elaborar una hoja de ruta que permita ir flexibilizando las restricciones, que debería estar lista para fines de junio de este año.

Al mismo tiempo estableció un tipo de cambio especial de pesos 300 por dólar para exportaciones de soja, cereales y productos regionales, en su gran mayoría alimentos o asociados a la industria alimenticia, de aplicación durante un periodo acotado de tiempo, con el objeto de acelerar la acumulación de reservas.

El universo de productos alcanzados por este nuevo tipo de cambio abarca una parte importante del total de las

exportaciones de bienes de 2022.

 

ACUMULACIÓN

La dificultad del Banco Central para acumular reservas es notoria. En lo transcurrido de 2023 vendió reservas por u$s 5.800 millones, aún considerando el reciente desembolso del FMI por el equivalente a u$s 5.400 millones. Más de la mitad se debe a ventas netas al sector privado a través del MULC (pagos netos de importaciones y servicios de deuda, principalmente).

El resultado del periodo se vio afectado por la sequía, que redujo fuertemente la disponibilidad de trigo para exportaciones y la brecha cambiaria, que se mantuvo alta, en niveles de 90%. Además, posibles flujos del complejo soja se vieron reducidos por las ventas realizadas en 2022, en respuesta a los incentivos de los tipos de cambio soja 1 y 2 y por las expectativas de un programa soja 3.

En efecto, en los dos primeros meses de 2023 la liquidación de divisas agrícolas fue 68% menor a la de un año

atrás. Por otro lado, las exportaciones e importaciones de bienes y servicios –base caja- cayeron 20% y 13%, respectivamente en la comparación anual.

El segundo trimestre del año es “estacionalmente” un periodo de balance cambiario positivo por el impulso de las

exportaciones del complejo sojero. La menor disponibilidad del producto por la sequía abre un interrogante sobre ese impacto estacional.

Según los últimos años, en este período se liquida alrededor del 30% de las exportaciones agrícolas y el 26-27% de las exportaciones totales de bienes y servicios. Si se mantuviese esta proporción en 2023 y se considera el impacto de la sequía, en el segundo trimestre de este año las exportaciones totales de bienes y servicios podrían ascender a u$s 21.500 millones.

Para inducir exportaciones demoradas en el primer trimestre y acelerar la liquidación de exportaciones de los próximos meses se decidió la aplicación del tipo de cambio diferencial. Ante esta situación cabe preguntar cuál debe ser la respuesta a los incentivos que permitan cumplir con el objetivo de acumulación de reservas a junio de 2023, dejando de lado el impacto que ello pueda tener sobre la situación del segundo semestre del año.

Para responder a esa pregunta, hacemos un ejercicio

estimando, primero, las principales demandas de divisas en los próximos meses, considerando los pagos de servicios de títulos de deuda de nación, provincias y del sector privado, pagos a organismos internacionales, incluyendo al FMI y de importaciones.

El total de necesidades ascendería a u$s 34.800 millones sin el desembolso del FMI de junio y suponiendo la acumulación de reservas por u$s 6.000 millones en el trimestre. De ese total, la mayor parte corresponde a pagos de importaciones por u$s 19.000 millones (asumiendo una caída interanual de 20%, superior al 13% observado en enero-febrero de este año) y al FMI (u$s 6.000 millones).

Pero, si se supone que el FMI hace un nuevo desembolso a fin del trimestre, asociado al cumplimiento de las metas de marzo y de la implementación de las acciones para acomodar el programa a los objetivos iniciales, las necesidades totales se reducirían a u$s 28.812 millones.

Una parte de esas necesidades podría ser cubierta con

desembolsos adicionales de otros organismos internacionales (por ejemplo, el reciente anuncio de u$s 600 millones aprobados por el BID), lo cual reduciría la exigencia de generar mayores exportaciones.

Suponiendo en el caso extremo que sólo se cubriesen con exportaciones, que el impacto de la sequía sobre las

exportaciones agrícolas sería de u$s 20.000 millones en relación con lo exportado el año pasado, y que las exportaciones no agrícolas mantienen el mejor desempeño relativo tal cual se observó en los primeros dos meses del año, las exportaciones totales de bienes y servicios de 2023 serían de u$s 82.200 millones (contra u$s 98.200 millones del año pasado).

Si se asume que el 26% del total se exporta en el segundo trimestre tal cual lo muestra la estacionalidad de los últimos años, las exportaciones en ese período ascenderían a u$S 21.500 millones.

Como las necesidades estimadas ascienden a u$s 28.800 millones, la diferencia de u$s 7.200 millones debería ser el resultado de un mayor flujo generado por esta nueva edición del tipo de cambio diferencial, por una mayor restricción al acceso a dólares oficiales para pagar importaciones u otras obligaciones al exterior y nuevos desembolsos de organismos internacionales.

Es difícil determinar su impacto, que depende, entre otros factores, de la disponibilidad de productos exportables y de las expectativas sobre la evolución futura del tipo de cambio de los productores/exportadores.

 

* Director Ejecutivo de EconViews.