Después de cerrar el año en el Gran Rex, `Las chicas de la culpa' volvieron al teatro

"No paramos de sorprendernos"

A pocas horas de regresar de España, donde presentó su unipersonal de humor, Connie Ballarini cuenta los entretelones de la obra que comparte con Malena Guinzburg, Fernanda Metilli y Natalia Carulias.

Connie Ballarini no para. Eso, sumado a su pasión arriba del escenario, hicieron que su nombre pise cada vez más fuerte dentro de la escena cómica de nuestro país. A días de haberse presentado en España con su unipersonal, acaba de volver a escena junto a Malena Guinzburg, Fernanda Metilli y Natalia Carulias con `Las chicas de la culpa'. El show, que es más parecido a una juntada con amigas que a un espectáculo de stand up, se presenta los viernes en el Metropolitan y ya tiene pautada una gira por Montevideo (15 de abril), Mendoza (23 y 24), Neuquén (7 y 8 de mayo), Lomas de Zamora (25), Santa Rosa (4 de junio), Bahía Blanca (24) y Córdoba (1 de agosto).

A la vorágine de este fenómeno teatral Ballarini le suma las funciones que hace con el espectáculo que lleva su nombre, mientras planea cómo ``darle una vueltita'' a `Correo no deseado', el podcast que comparte con Guinzburg.

-¿Por qué cree que cada vez que se presenta `Las chicas de la culpa' tiene tan buena aceptación?

-Es un suceso hermoso con el que nosotras no paramos de sorprendernos. De hecho, siempre cuando salimos a la función decimos que es un montón porque todas venimos del under y de remarla mucho, de ir a barcitos y estar volanteando y después subirnos al escenario; y sabemos lo que significa ir a ver un espectáculo hoy en día. Entonces, que elijan vernos a nosotras y a reír con nosotras es un montón. Es increíble lo que sucede; por ejemplo, pusieron a la venta las entradas para Neuquén y Mendoza, nosotras ni siquiera lo publicamos y ya se habían agotado cuatro funciones en cada lugar. Realmente es hermoso. Yo creo que la gente necesita reírse, que después de la pandemia pasó algo de una fidelidad y de sentirse como parte del grupo. Por otra parte, el show no es una obra de teatro o un show de stand up convencional, es como una mesa de amigas. Mi hermano, cuando vino a la función, me dijo es como cuando vas a la cancha y vos también sentís que sos parte del equipo. Y en el show, aunque no hablamos con la gente, está implícito ese diálogo porque son parte de esa charla que estamos teniendo entre nosotras.

CADA DIA

-Cada función es distinta. ¿Cómo trabajan el proceso creativo?

-Es muchísimo el laburo porque es casi como si fuera un programa de tele puesto en el teatro, con un trabajo de producción previa. Tiramos ideas, tenemos guionistas que trabajan con un equipo creativo, y también nosotras estamos todo el tiempo proponiendo, porque si no nos divertimos no tiene sentido. Entonces, todo el tiempo armamos veinte mil chats con ideas, sugerencias, para darle la vuelta a algún juego. Es un laburo constante, y al final hacemos una coreografía que también va cambiando en función de la temática de cada día.

-¿Cree que es un plus el hecho de que la obra pueda verse de manera presencial o también vía streaming?

-Es algo que empezó como una necesidad, porque cuando arrancamos era aforo del 30 por ciento y resultaba imposible de sostener, entonces vimos la alternativa de armar el streaming. Y después, cuando empezó a aumentar la cantidad de público, dijimos `sigamoslo', porque además había mucha gente que o tiene miedo de salir o está lejos. Hay mucha gente del interior o de otros países que lo puede seguir. Cuando fuimos a Miami, por ejemplo, mucha gente nos decía `yo a ustedes las veo desde casa'.

-¿Cómo toma el público masculino el espectáculo?

-Creo que en eso hay mucho prejuicio, que muy de a poco se va rompiendo con esto de `son mujeres, es un show para mujeres'. Esto nos pasó toda la vida, como comediantes mujeres nos preguntaban `¿solamente pueden ir las minas?' Y no. Yo, que me identifico como mujer, voy a tener una mirada del mundo completamente distinta a Malena, Natalia, Fer o a cualquier otra comediante. Pero hay una manera muy simplista de decir `bueno, las mujeres piensan igual'. Sin embargo, si ves un show de cuatro tipos no pensás si van mujeres a verlos. Acá vienen muchas familias: abuela, madre e hija, y eso es una hermosura.

ABRIRSE CAMINO

-¿Le costó hacerse un lugar dentro del mundo de la comedia siendo mujer?

-Sí, me doy cuenta ahora de que éramos un grupo de cuatro personas y había sólo una mujer, una especie de cupo. Ahora entiendo que eso en realidad era cualquiera. Era como englobar a la mujer como una sola cosa; pero ahora eso está cambiando. Lo que sí pasa, y se ve más que nada en redes sociales, es que la mujer graciosa o hablando de ciertos temas genera algo de señalar y decir `esta mina derrapa'. Pero en general los que hacen eso son los hombres.

-¿Hay algún tema con el que se ponga un freno a la hora de hacer humor?

-Como todos, una va aprendiendo y quizás lo que yo pensaba hace unos años ya no va. Hoy en día si tengo ganas de hacer humor sobre tal tema, lo hago, no es que voy por la vida diciendo `esto sí, esto no', pero sí me conecto con lo que a mí me pasa y quiero decir.

-Acaba de volver de España donde le fue muy bien.

-Sí, hice funciones con mi unipersonal. Amo ir para allá, y hay algo muy hermoso que es como te agradecen los argentinos que viven en España. Es muy lindo eso. También me impresionó la gente que viajaba desde otros lugares, como Suiza, para ver la función. `¿Vos te tomaste un avión para venir a ver el show? Ni un novio lo hizo' (risas). Y ahora ya sigo con las funciones acá y tengo casi todo agotado.

-¿Siente la presión?

-Me agarra un miedo, pero estoy súper feliz porque soy recontra privilegiada. No es fácil hoy en día meter gente en el teatro, que compren una entrada y te elijan.

AL MAL TIEMPO

-Cuando pensaron `Correo no deseado', ¿imaginaron que iba a tener tan buena respuesta del público?

-La verdad que nos sorprendió y fue muy lindo cómo nació porque surgió en un momento malo que estábamos pasando Malena y yo. A mí me habían echado de Metro de una manera espantosa y a Male no le habían renovado el contrato. Ibamos a hacer una función y yo decía `no voy a trabajar más con gente que no me comprende a nivel humorístico' y empezamos a pensar qué podíamos hacer y salió esta idea. Grabamos un piloto, lo mostramos, gustó y empezamos. Ahora ya lo estamos terminando y vamos a ver qué vueltita le damos para renovarnos. También nos llama mucho la atención que tiene su propio público, independiente del que nos ve con `Las chicas de la culpa'. El podcast va por otro lado.