La hora de Malvinizar para restaurar la patria

POR JUANA BOSIO PERRUPATO

Desde antiguo sabemos que el hombre aprende por mímesis. Los grandes ejemplos han logrado mover multitudes. La épica ha hallado su fin durante siglos en despertar a los héroes mediante el ejemplo de otros héroes. Nuestra Patria tiene épica. La Malviníada, como la bautizó Nicolás Kasanzew, corresponsal de guerra.

Por eso es que hoy, a 41 años de Malvinas, nos preguntamos qué fue lo que movió a aquellos bravos hombres a recuperar lo que estaba perdido, a dar la vida por una gesta gloriosa y justa. Por eso sus testimonios nos dan la respuesta.

Dice Leopoldo Marechal en su “Didáctica de la Patria”:

Argentino, el nombre de tu Patria viene de argentum.

¡Mira que al recibir un nombre se recibe un destino!

En su metal simbólico la plata

es el noble reflejo del oro principal.

Hazte de plata y espejea el oro

que se da en las alturas,

y verdaderamente serás un argentino.

Nuestros héroes de Malvinas en verdad supieron ser un espejo de este oro altísimo, ser arquetipos de un buen argentino, modelos a los que debemos aspirar e imitar. Se hicieron de plata para dar la vida por el oro de Dios, la Patria y la Familia. Fueron, como sostiene el poeta, patriotas del Cielo y de la Tierra.

Hoy, más que nunca, en nuestro presente sumido en el caos y en la iniquidad, tenemos el deber de “malvinizar”, de recuperar esta épica. De traer al presente constantemente aquella batalla que unió a los Argentinos ante un enemigo común, que hizo florecer la piedad y el patriotismo, que dejó a la vista enormes virtudes. Debemos recordar una y otra vez a nuestros héroes y honrarlos imitando sus ejemplos. Debemos olvidar toda grieta sin sentido para ubicarnos bajo nuestra bandera celeste y blanca, bajo el Manto de Nuestra Señora de Luján. Debemos rezar, también, Seineldín lo sabía y por eso la Operación Rosario. Nosotros no debemos olvidarlo. Debemos malvinizar.

Cito a la Profesora Andrea Greco de Álvarez:

“¿Cómo vamos a malvinizar? Cada uno en su casa, en nuestras escuelas, en los grupos parroquiales, en los clubes, en los grupos de amigos, en los congresos juveniles, en las reuniones familiares… Cada uno de nosotros ha de preguntarse ¿qué puedo hacer yo para malvinizar a la Patria? Debiera ser para nosotros una misión de honor. ¿¡Quién será el que se comprometa más con esta idea!? ¿¡Qué profesor dejará mejor en sus alumnos una huella más profunda!? ¿¡Qué grupo será el que más empeño ponga en resaltar los verdaderos ejemplos y virtudes!? Eso es malvinizar a la Patria”.

Insisto, esta es una invitación a escuchar a los héroes de la Guerra de Malvinas, a homenajearlos cada vez que podamos, y sobre todo, a Malvinizar, a difundir esta causa tan noble, no dejar nunca de gritar a los cuatro viento que son Argentinas. A soñar que durante nuestras vidas vuelva a flamear nuestra bandera, alta en las Islas, dejar nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestras oraciones, nuestra vida por esta causa tan noble, haciendo nuestras las palabras del Sargento Mario Antonio, “Perro”, Cisnero: “No sé rendirme. Después de muerto hablaremos”. Que sólo en la muerte encuentren nuestra rendición. O, si Dios no nos concediera esta Gracia y nuestra vida terminara antes, inspirar a nuestros hijos a recuperar lo que es nuestro, y si no son nuestros hijos, serán nuestros nietos y bisnietos. Solo así lograremos restaurar la Argentina y todo lo que en ella hay de Bueno, Bello y Verdadero.