LOS DOCUMENTOS NO AVALAN SU PRETENSION DE SER PUEBLO “ORIGINARIO” DE LA ARGENTINA

Mapuches en Mendoza: aportes de la historia para una solución (I)

POR ANDREA GRECO DE ÁLVAREZ *
 
El tema planteado a partir de las resoluciones del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) parece llevar a un callejón sin salida. Dado que no es posible considerar a los mapuches como población originaria de Mendoza, ni del territorio argentino teniendo en cuenta la abundante documentación histórica. ¿A quiénes se considera indígenas o pueblos originarios?
 
La definición acerca de a quién le cabe ser considerado o no pueblo originario no es caprichosa, ni está supeditada a la legislación de un estado o de un solo gobierno (Bueno sería preguntarse si es correcto que un estado soberano se someta a legislación “internacional” que puede afectar su soberanía. Pero ese es otro tema).
 
El origen de esta legislación se remonta a la Convención de la Organización Internacional del Trabajo en su Convenio 107 sobre poblaciones indígenas y tribales, celebrado en Ginebra el 5 de junio de 1957.
 
El contenido de este convenio fue incorporado a la legislación argentina por la Ley 14.932 y la Ley 23.302 que establece en su artículo 2: “Se entenderá como comunidades indígenas a los conjuntos de familias que se reconozcan como tales por el hecho de descender de poblaciones que habitaban el territorio nacional en la época de la conquista o colonización e indígenas o indios a los miembros de dicha comunidad”.
 
De allí que no sea un dato menor consultar la información histórica para saber qué pueblos estaban en cada lugar a la llegada de los europeos. No es posible determinar este punto referenciando sólo metodología antropológica (Greco, 2012), como tampoco es posible hacer un análisis histórico sin citar las fuentes históricas.
 
El 27 de junio 1989 en Ginebra se revisó el Convenio 107, y se hicieron algunos cambios y agregados.
 
Este documento se denomina Convenio 169 y fue ratificado por la Argentina el 3 de julio de 2000.
 
En el artículo 1 inc. b agrega a lo que ya decía el Convenio anterior: “considerados indígenas por descender de poblaciones que habitaban en el país o en una región geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que, cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas”.
 
VOLVER A LAS FUENTES
 
De allí que también sea de interés consultar la información histórica para saber cuándo, cómo y a partir de qué criterios se establecieron las actuales fronteras. Nuevamente debemos decir que es imposible determinar este punto sólo con base antropológica, como también es imposible hacer un análisis histórico sin recurrir a las fuentes históricas.
 
¿Cómo sabemos qué pueblos estaban en Mendoza?
 
Está acreditada la presencia de Huarpes en el norte de Mendoza y Puelches y Pehuenches en el sur. Como ya lo hemos mencionado en otras oportunidades además de las fuentes existentes en los archivos tenemos las crónicas, diarios de viajes y demás textos que desde el siglo XVI al XIX nos pueden dar cuenta de quiénes eran los habitantes con los que se iban encontrando los españoles.
 
La Colección de obras y documentos relativos a la historia antiguos y modernos del Río de la Plata, trabajo de recopilación enorme que realizara el erudito napolitano Pedro de Angelis, considerado el patriarca de los historiadores se encuentra disponible en Google books, por lo que cualquier interesado se puede informar sobre lo que escribieron en el siglo XVI Gerónimo de Vivar, en el siglo XVII Alonso de Ovalle y Diego de Rosales, en el siglo XVIII Amigorena, Diego de las Casas, Ventura Echeverría y Thomas Falkner y en el siglo XIX Pedro García, Luis de la Cruz, Undiano y Gastelú, del Cerro y Zamudio y González de Nájera.
 
Estos textos sumados a los documentos que tenemos en los archivos o a las Colecciones de Parlamentos hispano-mapuches, 1593-1803 (también disponibles on line en la página memoriachilena).
 
De ningún modo participo de ningún negacionismo indígena, lo que sería contrario a mi profesión de historiadora. Pero sí debo decir que considero con mucha seriedad a la documentación que es en la que se basa la historia y el método histórico de esta disciplina científica.
 
En este sentido me llama la atención que antropólogos como Diego Escolar y Julieta Magallanes en una publicación financiada por el gobierno nacional, Ministerio de Educación y Deportes, en las 36 págs. del libro que corresponde al n. 9 de la Colección Pueblos Indígenas en la Argentina (2016), y está dedicado a los pueblos de Cuyo sean ignorados o invisibilizados los puelches o pampas serranos o gennaken o diuihet / diu-het (de lengua het).
"Considerándose con derechos a los terrenos que hacen la confluencia de dichos ríos (Diamante y Atuel) cedieron en la posesión de ellos para el establecimiento del mismo fuerte y población por las ventajas que resultarán de asegurarlos así de sus enemigos, y fomentar su comercio con nosotros". (AHM, Gobierno, Carp. 30, Doc. 49).
 
Así se expresa el artículo tercero del Parlamento que el 1 de abril de 1805 se produjo en el sur mendocino entre el capitán Telles Meneses y 23 caciques y 11 capitanejos puelches o pampas y pehuenches (Greco, 2007). ¿Quiénes eran sus enemigos?: los pueblos originarios del otro lado de la cordillera que se habían establecido en el sur del Río Colorado y desde allí los atacaban por medio de malones o malocas. Estos pueblos, hoy llamados mapuches (nos remitimos a Zavala 2001), habían irrumpido en el sur de Mendoza desestabilizando la situación de cierto equilibrio y tranquilidad que se había logrado.
 
EL PROBLEMA DEL IDIOMA
 
Algunos consideran a puelches y pehuenches como mapuches porque con el tiempo terminaron hablando el mapudungún o lengua de los araucanos (denominados mapuches, moluches, reche, aucaes o según la época, utilizamos la denominación mapuche porque esa fue la decisión del Primer Congreso de Área Araucana en 1960 y seguimos el criterio de Zavala Cepeda, 2001).
 
Si el idioma fuera la única razón para considerar o no a alguien parte de una cultura, la mayoría de los que descendientes actuales de pueblos indígenas deberían renunciar a su cultura porque hablan español (Toro Bardeci, 2018).
 
Este criterio sería una simplificación por demás inaceptable y por otra parte contradictoria con la misma Convención 169 que se invoca que en su art. 28, inc. 3 habla de las “disposiciones para preservar las lenguas indígenas” lo que no se está haciendo con la lengua tehuelche, puelche y pehuenche.
El idioma de los antiguos puelches y pehuenches estaba dentro de las lenguas het relevadas por Thomas Falkner en el siglo XVIII, incluidas en el Catálogo de Hervás de 1800, que han sido estudiadas por en el siglo XX por Roberto Lehmann-Nitsche. Falkner las dividía por zonas Taluhet, Diuihet, Chechehet y Tehuelhet.
 
Algunas de las conclusiones de Falkner fueron discutidas por el viajero francés D’Orbigny (1839-1843), sin embargo, fueron reinterpretadas y afirmadas por Lehmann-Nitsche quien además compuso un mapa según el texto de Falkner. Actualmente Emilia Orden ha continuado y corregido algunas conclusiones de Lehmann-Nitsche.
 
Dicho sea de paso, el interés de los primeros como Falkner, Hervás o Dobrizhoffer por desentrañar el mundo lingüístico americano tenía no solo una finalidad científica, sino principalmente comunicativa pues eran sacerdotes misioneros y necesitaban aprender las lenguas indígenas para comunicarse con los nativos. Fueron los sacerdotes quienes crearon la gramática de las lenguas americanas para poder estudiarlas antes de viajar a América. Muchas lenguas de las que se perdió el uso, sin embargo, pueden conocerse y estudiarse hoy por aquellos trabajos realizados.
 
LLEGAN LOS EUROPEOS
 
Numerosos exploradores, conquistadores, científicos y gobernantes realizaron expediciones de las que la documentación da cuenta: Magallanes (1520), Garay (1581), Hernandarias de Saavedra (1605), Cabrera (1622), Mascardi (1670), Cardiel y Quiroga (1745), Parras (1752-53), Falkner (1760), Bougainville (1767), Izarra (1770), Villariño (1782), Menéndez (1791), de la Piedra (1778), Biedma (1779), Malaspina (1789), Elizalde (1791), por mencionar las anteriores a 1810.
 
Acerca del pueblo Mapuche sobra la documentación histórica para afirmar que su ubicación originaria fue al oeste de la Cordillera de los Andes, en el actual territorio de Chile.
 
Desde allí hacia mediados del siglo XVIII empezaron a tomar tierras al este de la cordillera en la actual Patagonia Argentina.
 
La documentación primaria (dejando al margen los muchos estudios históricos realizados) es abundante y debiera ser conocida por quienes toman las decisiones, en este caso el INAI.
 
Abundantes documentos podemos hallar en los Archivos de Mendoza, de Córdoba, de la Nación, de Chile y el Archivum Romanum Societatis Iesu (ARSI).
 
Tampoco es posible sustentar históricamente que las relaciones hispano-mapuche fueron siempre de hostilidad y belicosidad sino también de colaboración y acuerdo.
 
Además de los tratados que han sido reunidos en Colecciones de Parlamentos hispanomapuches (1593-1803). Textos fundamentales, cuya versión para la lectura actual ha sido realizada por Gertrudis Payas Puigarnau en 2018 y se encuentra on line.
 
Otro trabajo actual es: “¿Indios seducidos? Participación político-militar de los mapuche durante la Restauración de Fernando VII. Chile, 1814-1825”, de Joanna Crow y Juan Luis Ossa Santa Cruz (2018).
 
Aquí podemos cerrar una primera parte de la cuestión histórica del problema. Los araucanos, reche, moluche o mapuches (como ellos mismos decidieron llamarse) no pueden considerarse pueblo originario argentino porque no estaban en el territorio argentino antes de los procesos de conquista y colonización.
 
* Profesora y doctora en historia.