El ministro de Salud porteño quiere suceder a Larreta; presenta aquí sus planes y sus valores
"Es la hora del humanismo barrial''
Fernán Quirós propone concentrar las políticas públicas de la Ciudad Autónoma en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Reconoce que la gente se siente insegura. Explica por qué no se puede hoy ampliar la red de subterráneos.
El doctor
EL PLUS
DEGRADACION
Tertulias, lecturas prácticas y Mandela
-¿Cómo fue vivir en una familia de diez hermanos?
-Es una niñez particular y única. Por un lado tenés esa dificultad de ser parte de un conjunto, no tenés esa atención individual y personalizada. Por otro lado, esa misma realidad es una enorme oportunidad para aprender a compartir y construir acuerdos. Y eso me ayudó mucho. Pero no sólo éramos diez hermanos, sino que ¡yo era el noveno! Tuve, no obstante, la suerte de tener hermanos compañeros, a pesar de que la diferencia de edad era una limitante. Yo tenía seis años y mi hermano mayor, veintidós. Pero en los grupos de edades había mucho compañerismo y actividades comunes. Por otro lado, yo pertenecía al equipo de fútbol de casa, por lo que siempre tenía una forma de divertirme.
-¿Cómo se relaja, qué lee?
-Soy bastante estructurado en cómo organizo mi profesión, mi trabajo y mi tiempo libre. Tengo una parte del día que siempre dedico a estudiar, porque la medicina es así y porque además cuando estás en la función pública tenes que estudiar todos los temas...
-¿Ahora qué aprende?
-Aspectos que hacen al bienestar integral de la comunidad que están fuera de la órbita del Ministerio de Salud. Vengo ahora de una reunión de urbanismo humanizante: qué cosas se puede hacer en la planificación urbana para que el ser humano viva de una manera más integrada, más en el sentido de su propia vida. Cómo adaptar la ciudad a la dinámica de la vida del ciudadano en que cada una de sus etapas. Cómo vincular la ciudad con el medio ambiente y el entorno.
-¿Y el resto del día?
-También estudio materiales de salud, porque la medicina moderna exige el aggiornamiento. Siempre encuentro algún tiempo en la semana para hacer actividad física. Ahí es donde bajo a tierra. Ahí es donde me encuentro a mí mismo, es casi un acto de meditación.
-¿Qué clase de actividad física prefiere?
-Toda mi vida corrí, jugué al fútbol y al paddle. Ahora lo que prefiero es el atletismo. Otra parte del día me gusta dedicarla a reflexionar y a conversar con personas que valoro. Yo estimo mucho la interacción. Siempre digo que si uno quiere aprender, el aprendizaje se encuentra en la relación con el otro.
-¿Esas tertulias son con amigos de la infancia, camaradas de la política...?
-Con personas que tienen una formación especializada. Son momentos de reflexión. Y también me gusta estar con mi familia, con mis tres hijos que me necesitan y con mi pareja, con la que comparto mi profesión, porque nos formamos juntos.
-¿Alguno de sus hijos seguirá sus pasos en la medicina?
-Hasta ahora, no. Los dos mayores ya están en la universidad... Me parece bueno esto, sabe. Es la consecuencia de haberse sentido libres para encontrarse a sí mismos.
-¿Cuál es el principal rasgo de su carácter, doctor?
-Mi capacidad de adaptarme y de construir en la diversidad.
-¿Qué virtud aprecia más en una persona?
-Su capacidad de aprender.
-¿Cuál es su personaje histórico favorito?
-Admiro a Mandela. Esa resiliencia para sobreponerse a una adversidad terrible y a pesar de ello, tuvo la capacidad estratégica de no ponerse delante del carro y de acompañar a la sociedad a curar sus heridas.
-¿Cómo le gustaría ser recordado?
-Como un profesional que vino a la función pública a servir y que dio cuentas de su trabajo en todo momento, de manera transparente. Y que pudo empatizar con lo que le pasaba a la sociedad y proponer políticas públicas para superar ese momento delicado.
El ministro de Salud advierte a la población sobre la epidemia de dengue
"La fase grave del covid ha terminado"
-¿En qué punto se encuentra la pandemia de covid-19? ¿Ya es una endemia?
-Está haciendo la transición a endemia. Lo importante es que la fase grave de la enfermedad ha terminado. Desde octubre y noviembre del 2021, cuando dimos la tercera dosis de la vacuna, la gravedad está concluida. Hay ola de casos, como el verano 2021-2022, pero la mayoría son leves. Si seguimos con las estrategias de vacunación como hasta ahora, vamos a seguir de la misma manera. Y se pasará a una situación de un virus habitual que ya no sea un problema.
-¿La ciudadanía debe seguir vacunándose?
-Sí. Estamos ahora aplicando la vacuna bivalente en todos los vacunatorios de la ciudad. Que se acerquen todos aquellos que se habían vacunado o han tenido la enfermedad entre cuatro y seis meses atrás. Si me permite me gustaría transmitir otro mensaje.
-Por supuesto, adelante...
-Como todos los veranos en la ciudad de Buenos Aires, y en un territorio amplio de la Argentina, nos enfrentamos al mosquito Aedes aegypti. Este 2023 es un año de brote epidémico de dengue en la región. Hay que ponerle mucha atención al tema porque estamos en el período más difícil, son los últimos dos meses antes de que llegue el frío. La gente debe saber que hay circulación local del virus y debe tomar precauciones. El mensaje general a la población es que en los lugares semicubiertos y alrededor de los domicilios es donde los mosquitos suelen poner sus huevos, sobre todo cuando se acumula agua. Entonces hay que dar vuelta los tachos, las tapas, las cosas que junten agua. Hay que cambiar diariamente el agua de las mascotas o de las plantas como el potus. Si hay fiebre sin una causa clara es imprescindible consultar a un médico y tomar mucho líquido, porque el dengue exige hidratarse continuamente.
-¿El análisis de las muertes en exceso que ha tenido la Argentina durante los años duros de la pandemia qué indica? ¿Hicimos bien las cosas, tanto a nivel nacional como de Ciudad?
- El exceso de mortalidad que hubo en nuestro país está dentro de los parámetros de los países desarrollados. Ahora el impacto de la pandemia no depende sólo de la cuestión sanitaria. Hay un conjunto de determinantes sociales que hace que el covid en algunos países, en algunas ciudades o en algunos barrios golpee más duro que en otros. Como el hacinamiento de los hogares. La pandemia ha sido, por eso, muy intensa en América latina. Es lo que ocurrió en la Argentina, en los barrios carenciados el virus corrió más rápido. Hay que saber comparar las circunstancias. Dicho esto en términos generales, decididamente la Argentina pudo hacer las cosas mucho mejor.
-¿En qué sentido, doctor?
Hemos insistido durante toda la pandemia que la estrategia del Gobierno nacional con los testeos ha sido realmente pobre. La Ciudad de Buenos Aires tiene el 6 % de la población total del país e hizo el 25 % de los testeos. Era una práctica muy importante para detectar precozmente y aislar. Salvaba vidas.
También insistimos en que habría que haber salido antes y más rápido de las medidas restrictivas. Eso lo discutimos públicamente, discutimos que los runners, que los bares, que los niños en las escuelas. Tuvimos mucha resistencia del Estado nacional. El tiempo nos dio la razón viendo tanto el impacto en la economía como en la salud mental de las personas.
Por último, podríamos haber conseguido las vacunas más rápido, si no se hubiesen creado esos problemas absurdos con Pfizer.
- ¿La lucha contra el covid fue la misión de su vida? ¿Lo pensó alguna vez: yo me preparé toda mi vida para enfrentar esto?...
-Yo me preparé toda mi vida para la gestión en general y para la gestión sanitaria en particular. Y me encontré con una catástrofe humana para la que nadie podía estar preparado. No se trató sólo de gestionar el sistema de salud, también debíamos estructurar los sistemas estatales para asistir a la gente necesitada que no podía salir a trabajar, que no tenía para comprar alimentos. El cuidado de los hospitales y del personal de la salud. El poder acceder a los insumos que escaseaban en todo el mundo, como los respiradores. Es decir, gestionar y empatizar una comunidad entera que estaba desesperada, angustiada, dolida, que se despedía o no de sus seres queridos y que no sabía lo que podía pasar. Era imposible estar preparados para ello. Pero a lo largo de la pandemia fuimos construyendo los equipos, aprendiendo cómo ayudar, como empatizar, como estar más cerca...
-¿Cómo era su día de trabajo en el pico de la enfermedad?
-Tuvimos tres picos. El segundo fue el más dramático, con la variante brasileña, allá por abril y mayo de 2021, con mayor mortalidad en gente de edad intermedia, sana hasta allí. Fue la ola que más mortalidad causó en todo el país. La primera ola de la ciudad fue muy larga, hasta septiembre de 2020. Pero desde que comenzó la pandemia hasta dos años después, le diría que nuestra dinámica de trabajo fue terrible, invivible mirado a la distancia... (NR: se queda pensando) Arrancábamos a las seis de la mañana, terminábamos de atender a los medios de prensa al mediodía y al final del día nos costaba dormir por todos los dramas que teníamos en la cabeza... De lunes a lunes, no podíamos perder un minuto. Imagínese que en los primeros dos meses tuvimos que contratar ocho mil nuevos empleados, con lo que conlleva la selección, la capacitación, el cuidado. Tuvimos que construir la infraestructura del equipamiento tecnológico... Tuvimos que montar trescientas cincuenta camas nuevas en terapia intensiva, el doble de lo que ya teníamos. La principal limitación era la escasez del recurso humano. También organizamos la planificación para los testeos, creamos cincuenta centros de testeos en la Ciudad. Tuvimos que asistir a los barrios carenciados, usted recordará que el primer foco apareció en el Barrio 31. Era muy difícil. Había ocho personas viviendo en un ambiente y nos encontrábamos que sólo dos daban positivos. A los seis que quedaban -algunos menores de edad- había que ayudarlos a organizar su vida. Contratamos cincuenta hoteles en paralelo para los contagiados... Impensable e inhumana esa dinámica que involucraba a todo el gobierno, no sólo al área de Salud.
-Cómo dicen los pibes, ¿cuándo le cayó la ficha de que se nos venía encima un tsunami descomunal?
-Una semana antes de que aparezca el primer caso en Buenos Aires (NR: fue el 3 de marzo). Por mi trabajo académico tengo muchos vínculos con redes de Europa y Estados Unidos. Hablaba con médicos de España, de Italia y de Francia. ¡Y lo que te contaban! Sobre todo en el norte de Italia era desesperante la situación. Yo conversé particularmente con un terapista de Bérgamo. Y la persona se quebró mientras me contaba lo que pasaba. Yo hablé con Horacio y le dije esto es así y así, va a venir de esta manera... Si consulta los archivos, verá que cinco días antes de ese primer contagiado realizamos una conferencia de prensa con el jefe de Gobierno y le comunicamos a la población cómo sería el plan de atención de la epidemia en la Ciudad de Buenos Aires.