El ministro de Salud porteño quiere suceder a Larreta; presenta aquí sus planes y sus valores

"Es la hora del humanismo barrial''

Fernán Quirós propone concentrar las políticas públicas de la Ciudad Autónoma en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Reconoce que la gente se siente insegura. Explica por qué no se puede hoy ampliar la red de subterráneos.

­El doctor Fernán González Bernaldo de Quirós (60 años) es un hombre metódico y un lector práctico. Tiene la convicción de que las personas somos como esponjas que deben absorber conocimientos toda su vida. Se relaja con el estudio, las tertulias eruditas, el atletismo, el tiempo con los tres hijos y con su pareja, quien comparte la misma afición por la medicina. Dice que admira a Mandela (bueno, todos los políticos lo dicen). El doctor pasó dos años de pesadilla batallando contra un virus de oscuro origen chino. Fue la cara de la esperanza y la racionalidad para millones de personas. No conforme con esos esfuerzos titánicos, ahora quiere batallar con los problemas de -a pesar de todo- una de las urbes más adorables del mundo. Quirós se ha lanzado como precandidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

El ministro de Salud porteño recibió a este diario en el edificio de Rivadavia 524. La charla fue en el primer piso, en una sala de serena belleza clásica. La ventana da al Cabildo y a la Avenida de Mayo. Uno mira por ahí y piensa: Cómo este país -con tanta belleza arquitectónica- pudo haberse degradado así. Durante casi una hora, Quirós explicó sus planes humanistas para la Ciudad de Buenos Aires; la interna de Juntos para el Cambio se perfila brava.

Se evocó la lucha contra el covid y el entrevistado accedió a responder algunas preguntas, de tono más personal, del Cuestionario Proust. Testigo de sus palabras fue un antiquísimo reloj de péndulo que -¡oh maravilla!- da la hora correcta, aunque sus campanadas son algo entrometidas. Tradición y modernismo en la misma habitación.

-¿Como va la campaña?

-Estamos trabajando desde el mes de noviembre, cuando tomé la decisión de competir como precandidato a Jefe de Gobierno. Ya empezamos a preparar los equipos y los planes. La campaña, propiamente dicha, arrancará más adelante, más cerca de las PASO. Hoy queremos transmitir a la gente nuestra visión de la Ciudad de Buenos Aires y nuestros valores. Camino mucho y me reúno con muchos vecinos.

-¿Qué le dice la gente?

-En primer lugar, está muy agradecida por lo que hicimos durante la pandemia. Todavía hay cicatrices y heridas que no están del todo sanadas. En un primer momento, entonces el agradecimiento y el compartir alguna emoción de aquello tan terrible. Y luego, me expresan su angustia por la situación económica. La inflación causa muchísimos problemas al ciudadano de a pie, al comerciante, al empresario. La gente también se queja por los impuestos... Y finalmente, la inseguridad. Muchísimas personas no se sienten tranquilas en el espacio público, a pesar de que las estadísticas indican una caída en el número de los delitos. Sobre todos estos temas tenemos que trabajar.

-¿Es correcto decir que usted es el candidato de Horacio Rodríguez Larreta?

-Trabajé durante ocho años con Horacio -cuatro asesorándolo, cuatro como ministro- y hemos compartido el peor momento de nuestras vidas que fue ocuparnos de la función pública durante el momento más doloroso para la sociedad argentina. Creo que hemos estado a la altura de las circunstancias, gobernando con profesionalismo y eficacia, por un lado, y con contención y empatía por el otro. Esos momentos terribles compartidos nos han permitido forjar ese sólido vínculo que suele aparecer entre personas que comparten situaciones límites. Me siento muy cómodo con él, tenemos una forma de pensar y una dinámica de trabajo muy parecida, pero hay otros dirigentes del espacio que también aspiran a gobernar la Ciudad. Horacio nos ha dicho: comuníquen sus propuestas y sus valores a la gente, y que sea la ciudadanía quien decida.

-Usted cuenta con el respaldo de Carrió. ¿Qué otros dirigentes lo acompañan?

- Lilita expresó con mucha generosidad su apoyo, pero no fue la única. María Eugenia Vidal nos ha expresado su beneplácito, y otros líderes también.

EL PLUS

-¿Cuál es el plus Quirós? ¿Por qué la ciudadanía debería votarlo a usted y no a otros dirigentes de Juntos por el Cambio o de otras fuerzas políticas, puestos al caso?

-La Ciudad lleva un proceso de dieciséis años que un principio -la gestión de Mauricio Macri- fue muy creativo y muy innovador, y luego se consolidó con un trabajo de implementación de políticas públicas más metódico y profesional, con Horacio. La Ciudad ha mejorado mucho en sus aspectos estructurales, a pesar del entorno francamente negativo. Ahora ha llegado el momento de poner en el centro de escena al ser humano, es decir a su calidad de vida. Mi visión diferencial, por tanto, es que se debe reorientar la gestión hacia cada uno de los aspectos que hacen a la vida cotidiana de las personas, en especial en el aspecto educativo y en la salud. Implementar un Estado facilitador del desarrollo económico, que nos permiten aprovechar nuestras ventajas comparativas, como la economía del conocimiento, el turismo. Y ponerle marca porteña a muchas de las exportaciones del país, aprovechando la excelente reputación internacional de la Ciudad.

-¿Más espacios verdes no pide la gente? Personalmente, creo que nos faltan espacios verdes públicos...

-Hemos agregado espacios verdes de calidad en los últimos años, pero coincido en que hacen faltan más y me parece que un problema es que están territorialmente mal distribuidos. Horacio, en su gestión, ha cumplido su compromiso con el tema. Cien hectáreas verdes nuevas, añadió. Por supuesto, cada nueva oportunidad que aparezca debe ser aprovechada.

-Usted estudio en Barcelona, ¿verdad? Y supongo que ha viajado mucho. ¿Qué experiencia internacional le gustaría traer a Buenos Aires?

-Tengo una visión muy humanista de la gestión de gobierno. La premisa en el mundo es hoy: Hay que humanizar las ciudades. Varios ejes se desprenden de esto, por ejemplo los espacios verdes que hablábamos, que además deben ser seguros. Hay que ir al formato de ciudad cosmopolita y aprender de lo bueno que han hecho los demás. Pero al mismo tiempo, actuar localmente, que implica respetar el patrimonio cultural, histórico, de pertenencia que tienen los barrios porteños. Es muy importante que los ciudadanos puedan satisfacer sus necesidades educativas, sanitarias, laborales, culturales cerca de su casa. Las dinámicas barriales mejoran la calidad de vida, pues además de todo lo que mencioné se forjan lazos espirituales entre los vecinos. La idea de ``nos cuidamos, nos acompañamos juntos''. Se trata, en definitiva, de desarrollar políticas públicas que fortalezcan los barrios a escala humana.

-¿Buenos Aires debería ampliar su red de subterráneos?

-Una de las características de las ciudades desarrolladas es el transporte público de calidad. El subte esta la vanguardia de esa modernidad. El tema en la Ciudad de Buenos Aires es que requiere inversiones multimillonarias que se pagan en el largo plazo, lo que requiere de financiamiento internacional. Mientras no se restauren los vínculos del Estado nacional con la comunidad financiera global es extremadamente difícil avanzar. No podemos hacer esas obras con financiamiento propio.

Más allá del subte, déjeme decirle que se ha hecho muchísimo en esta materia. No sólamente con el Metrobus que le ha agregado horas de vida a un montón de ciudadanos, sino que también estamos llevamos el transporte hacia las variantes como no contaminan, como la bicicleta. Se trata, como decíamos recién, de aumentar la escala humana de los barrios.

DEGRADACION

-Muchos de nuestros lectores, familiares, amigos, uno mismo bah, tiene la sensación de que tanto el país como la Ciudad se han degradado -acaso irreparablemente- desde que eramos chicos. ¿Se lo plantea la gente?

-Si uno mira la Ciudad diez o veinte años para atrás, todo el mundo dice que está mejor. Lo que hay en la era postpandemia es una sociedad que ha salido muy dañada en términos de salud mental, emocionalidad, y a eso se le suman las necesidades económicas, sociales y políticas acuciantes. Por eso, estamos en una fase negativa de la comprensión de la realidad. Es algo que se percibe muy claro en la Ciudad. Por otro lado, no escapamos a la situación general del país, con 43 % de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza, con un conurbano que viene a la Ciudad a buscar soluciones de sus dificultades laborales, muchas personas en pos de algún alivio a su situación de informalidad. Naturalmente, esto crea dificultades para mantener el orden público. Para resolver esta tensiones, necesitamos un Gobierno nacional que vuelva a colocar a la Argentina en la senda del desarrollo.

-¿Cómo piensa lidiar con el problema piquetero?

-La expresión popular de una demanda o de una queja es un derecho que está garantizado en la Constitución y nosotros como Estado tenemos que garantizar esto y que se respeten los otros derechos como el libre tránsito por la Ciudad. El problema es que en los grandes piquetes de la Nueve de Julio una proporción muy importante de los marchantes no vienen por propia voluntad, sino porque le pagan, o porque toman lista, o porque temen que le quiten el plan. Aquí hay una megaorganización que, justamente, organiza piquetes con personas que no son libres. Debemos terminar con éllas, con toda determinación política.

Hoy sería una catástrofe que la policía intentara dispersar una marcha de 30 mil personas con mujeres y niños. Cuando esas organizaciones corruptas no existan la situación será más manejable. No obstante, debemos reconocer que mientras tengamos semejante nivel de deterioro social y político en la Argentina es muy difícil que no haya manifestaciones de protesta cotidianas.

-¿El gobierno de la Ciudad cumplió con esa premisa de eliminar la intermediación piquetera? Creo haber leído que no.

-La ayuda social va directa a las personas. El Estado Nacional también le paga directamente a mucha gente pero lo que ocurre es que quien certifica la contraprestación del plan o que se cumplen determinadas condiciones -como mandar los chicos a la escuela- es la organización piquetera. Entonces, si no vas a la marcha, la organización puede arteramente informar que no cumpliste con determinadas horas de trabajo y te quedaste sin plan. Acá el secreto es que la vinculación entre el Estado y la persona sea completa.

 

Tertulias, lecturas prácticas y Mandela

-¿Cómo fue vivir en una familia de diez hermanos?

-Es una niñez particular y única. Por un lado tenés esa dificultad de ser parte de un conjunto, no tenés esa atención individual y personalizada. Por otro lado, esa misma realidad es una enorme oportunidad para aprender a compartir y construir acuerdos. Y eso me ayudó mucho. Pero no sólo éramos diez hermanos, sino que ¡yo era el noveno! Tuve,  no obstante, la suerte de tener hermanos compañeros, a pesar de que la diferencia de edad era una limitante. Yo tenía seis años y mi hermano mayor, veintidós. Pero en los grupos de edades había mucho compañerismo y actividades comunes. Por otro lado, yo pertenecía al equipo de fútbol de casa, por lo que siempre tenía una forma de divertirme.

-¿Cómo se relaja, qué lee?

-Soy bastante estructurado en cómo organizo mi profesión, mi trabajo y mi tiempo libre. Tengo una parte del día que siempre dedico a estudiar, porque la medicina es así y porque además cuando estás en la función pública tenes que estudiar todos los temas...

-¿Ahora qué aprende?

-Aspectos que hacen al bienestar integral de la comunidad que están fuera de la órbita del Ministerio de Salud. Vengo ahora de una reunión de urbanismo humanizante: qué cosas se puede hacer en la planificación urbana para que el ser humano viva de una manera más integrada, más en el sentido de su propia vida. Cómo adaptar la ciudad a la dinámica de la vida del ciudadano en que cada una de sus etapas. Cómo vincular la ciudad con el medio ambiente y el entorno.

-¿Y el resto del día?

-También estudio materiales de salud, porque la medicina moderna exige el aggiornamiento. Siempre encuentro algún tiempo en la semana para hacer actividad física. Ahí es donde bajo a tierra. Ahí es donde me encuentro a mí mismo, es casi un acto de meditación.

-¿Qué clase de actividad física prefiere?

-Toda mi vida corrí, jugué al fútbol y al paddle. Ahora lo que prefiero es el atletismo. Otra parte del día me gusta dedicarla a reflexionar y a conversar con personas que valoro. Yo estimo mucho la interacción. Siempre digo que si uno quiere aprender, el aprendizaje se encuentra en la relación con el otro.

-¿Esas tertulias son con amigos de la infancia, camaradas de la política...?

-Con personas que tienen una formación especializada. Son momentos de reflexión. Y también me gusta estar con mi familia, con mis tres hijos que me necesitan y con mi pareja, con la que comparto mi profesión, porque nos formamos juntos.

-¿Alguno de sus hijos seguirá sus pasos en la medicina?

-Hasta ahora, no. Los dos mayores ya están en la universidad... Me parece bueno esto, sabe. Es la consecuencia de haberse sentido libres para encontrarse a sí mismos.

-¿Cuál es el principal rasgo de su carácter, doctor?

-Mi capacidad de adaptarme y de construir en la diversidad.

-¿Qué virtud aprecia más en una persona?

-Su capacidad de aprender.

-¿Cuál es su personaje histórico favorito?

-Admiro a Mandela. Esa resiliencia para sobreponerse a una adversidad terrible y a pesar de ello, tuvo la capacidad estratégica de no ponerse delante del carro y de acompañar a la sociedad a curar sus heridas.

-¿Cómo le gustaría ser recordado?

-Como un profesional que vino a la función pública a servir y que dio cuentas de su trabajo en todo momento, de manera transparente. Y que pudo empatizar con lo que le pasaba a la sociedad y proponer políticas públicas para superar ese momento delicado.

  El ministro de Salud advierte a la población sobre la epidemia de dengue

"La fase grave del covid ha terminado"

-¿En qué punto se encuentra la pandemia de covid-19? ¿Ya es una endemia?

-Está haciendo la transición a endemia. Lo importante es que la fase grave de la enfermedad ha terminado. Desde octubre y noviembre del 2021, cuando dimos la tercera dosis de la vacuna, la gravedad está concluida. Hay ola de casos, como el verano 2021-2022, pero la mayoría son leves. Si seguimos con las estrategias de vacunación como hasta ahora, vamos a seguir de la misma manera. Y se pasará a una situación de un virus habitual que ya no sea un problema.

-¿La ciudadanía debe seguir vacunándose?

-Sí. Estamos ahora aplicando la vacuna bivalente en todos los vacunatorios de la ciudad. Que se acerquen todos aquellos que se habían vacunado o han tenido la enfermedad entre cuatro y seis meses atrás. Si me permite me gustaría transmitir otro mensaje.

-Por supuesto, adelante...

-Como todos los veranos en la ciudad de Buenos Aires, y en un territorio amplio de la Argentina, nos enfrentamos al mosquito Aedes aegypti. Este 2023 es un año de brote epidémico de dengue en la región. Hay que ponerle mucha atención al tema porque estamos en el período más difícil, son los últimos dos meses antes de que llegue el frío. La gente debe saber que hay circulación local del virus y debe tomar precauciones. El mensaje general a la población es que en los lugares semicubiertos y alrededor de los domicilios es donde los mosquitos suelen poner sus huevos, sobre todo cuando se acumula agua. Entonces hay que dar vuelta los tachos, las tapas, las cosas que junten agua. Hay que cambiar diariamente el agua de las mascotas o de las plantas como el potus. Si hay fiebre sin una causa clara es imprescindible consultar a un médico y tomar mucho líquido, porque el dengue exige hidratarse continuamente.

-¿El análisis de las muertes en exceso que ha tenido la Argentina durante los años duros de la pandemia qué indica? ¿Hicimos bien las cosas, tanto a nivel nacional como de Ciudad?

-  El exceso de mortalidad que hubo en nuestro país está dentro de los parámetros de los países desarrollados. Ahora el impacto de la pandemia no depende sólo de la cuestión sanitaria. Hay un conjunto de determinantes sociales que hace que el covid en algunos países, en algunas ciudades o en algunos barrios golpee más duro que en otros. Como el hacinamiento de los hogares. La pandemia ha sido, por eso, muy intensa en América latina. Es lo que ocurrió en la Argentina, en los barrios carenciados el virus corrió más rápido. Hay que saber comparar las circunstancias. Dicho esto en términos generales, decididamente la Argentina pudo hacer las cosas mucho mejor.

-¿En qué sentido, doctor?

Hemos insistido durante toda la pandemia que la estrategia del Gobierno nacional con los testeos ha sido realmente pobre. La Ciudad de Buenos Aires tiene el 6 % de la población total del país e hizo el 25 % de los testeos. Era una práctica muy importante para detectar precozmente y aislar. Salvaba vidas.

También insistimos en que habría que haber salido antes y más rápido de las medidas restrictivas. Eso lo discutimos públicamente, discutimos que los runners, que los bares, que los niños en las escuelas. Tuvimos mucha resistencia del Estado nacional. El tiempo nos dio la razón viendo tanto el impacto en la economía como en la salud mental de las personas.

Por último, podríamos haber conseguido las vacunas más rápido, si no se hubiesen creado esos problemas absurdos con Pfizer.

- ¿La lucha contra el covid fue la misión de su vida? ¿Lo pensó alguna vez: yo me preparé toda mi vida para enfrentar esto?...

-Yo me preparé toda mi vida para la gestión en general y para la gestión sanitaria en particular. Y me encontré con una catástrofe humana para la que nadie podía estar preparado. No se trató sólo de gestionar el sistema de salud, también debíamos estructurar los sistemas estatales para asistir a la gente necesitada que no podía salir a trabajar, que no tenía para comprar alimentos. El cuidado de los hospitales y del personal de la salud. El poder acceder a los insumos que escaseaban en todo el mundo, como los respiradores. Es decir, gestionar y empatizar una comunidad entera que estaba desesperada, angustiada, dolida, que se despedía o no de sus seres queridos y que no sabía lo que podía pasar. Era imposible estar preparados para ello. Pero a lo largo de la pandemia fuimos construyendo los equipos, aprendiendo cómo ayudar, como empatizar, como estar más cerca...

-¿Cómo era su día de trabajo en el pico de la enfermedad?

-Tuvimos tres picos. El segundo fue el más dramático, con la variante brasileña, allá por abril y mayo de 2021, con mayor mortalidad en gente de edad intermedia, sana hasta allí. Fue la ola que más  mortalidad causó en todo el país. La primera ola de la ciudad fue muy larga, hasta septiembre de 2020. Pero desde que comenzó la pandemia hasta dos años después, le diría que nuestra dinámica de trabajo fue terrible, invivible mirado a la distancia... (NR: se queda pensando) Arrancábamos a las seis de la mañana, terminábamos de atender a los medios de prensa al mediodía y al final del día nos costaba dormir por todos los dramas que teníamos en la cabeza... De lunes a lunes, no podíamos perder un minuto. Imagínese que en los primeros dos meses tuvimos que contratar ocho mil nuevos empleados, con lo que conlleva la selección, la capacitación, el cuidado. Tuvimos que construir la infraestructura del equipamiento tecnológico... Tuvimos que montar trescientas cincuenta camas nuevas en terapia intensiva, el doble de lo que ya teníamos. La principal limitación era la escasez del recurso humano. También organizamos la planificación para los testeos, creamos cincuenta centros de testeos en la Ciudad. Tuvimos que asistir a los barrios carenciados, usted recordará que el primer foco apareció en el Barrio 31. Era muy difícil. Había ocho personas viviendo en un ambiente y nos encontrábamos que sólo dos daban positivos. A los seis que quedaban -algunos menores de edad- había que ayudarlos a organizar su vida. Contratamos cincuenta hoteles en paralelo para los contagiados... Impensable e inhumana esa dinámica que involucraba a todo el gobierno, no sólo al área de Salud.

-Cómo dicen los pibes, ¿cuándo le cayó la ficha de que se nos venía encima un tsunami descomunal?

-Una semana antes de que aparezca el primer caso en Buenos Aires (NR: fue el 3 de marzo). Por mi trabajo académico tengo muchos vínculos con redes de Europa y Estados Unidos. Hablaba con médicos de España, de Italia y de Francia. ¡Y lo que te contaban! Sobre todo en el norte de Italia era desesperante la situación. Yo conversé particularmente con un terapista de Bérgamo. Y la persona se quebró mientras me contaba lo que pasaba. Yo hablé con Horacio y le dije esto es así y así, va a venir de esta manera... Si consulta los archivos, verá que cinco días antes de ese primer contagiado realizamos una conferencia de prensa con el jefe de Gobierno y le comunicamos a la población cómo sería el plan de atención de la epidemia en la Ciudad de Buenos Aires.