Semana Internacional del Cerebro

Una oportunidad de derribar los tabúes

Concluye hoy la Semana Internacional del Cerebro. Esta fecha fue iniciada en 1996 a instancias de la Fundación Danna, en Estados Unidos, y otras asociaciones civiles para concientizar sobre la importancia de la salud del sistema nervioso e informar sobre el estado actual y avances en el área. Existen durante el año otras fechas o jornadas similares con el mismo objetivo de concientizar.
El sistema nervioso, el cerebro, ha sido y de alguna manera lo sigue siendo, un aspecto, una parte del ser humano rodeada de un halo particular que hace que se ignore su importancia o se magnifique o tejan muchas fantasías alrededor de ella. Quizás un ejemplo de esto sea el auge y exageración en el uso del prefijo "neuro" en la actualidad, asociado a la mayor imaginable cantidad de cuestiones. Ese caos alrededor del concepto hace que crezca la cantidad de opiniones y conceptos en algunos casos fantasiosos, hoy profusamente difundidos por las redes sociales. En este contexto, tomar una semana para sacar del estigma a la enfermedad mental y del sistema nervioso, y aclarar conceptos de la mano de expertos reconocidos, acercándolo al área de la medicina, de la ciencia, es auspicioso.
El repetido mito de "usamos solo el 10% de la inteligencia", quizás sea aplicable al conocimiento en neurología y psiquiatría, ya que de la misma manera no podemos saber ese porcentaje, porque implicaría conocer el 100 % en estas especialidades, en el estudio del cerebro, del sistema nervioso como un todo y su integración con todos los aspectos del ser, sabemos qué es lo que sabemos, suponemos algo de lo que ignoramos y de allí se sigue avanzando, pero los límites de ese conocimiento son desconocidos. 
En este concepto, los avances en el área de las neurociencias han sido muy importantes, de tal forma que algunos de los mitos de hasta hace poco tiempo hoy tienen respuestas concretas. Situaciones, inconvenientes, molestias, o hasta enfermedades rodeadas de un halo de misterio y fantasía hasta hace poco, hoy disponen de un conjunto de elementos diagnósticos y terapéuticos muy variado. En alguna época personas que padecían ciertas patologías eran consideradas prácticamente inválidas y hoy se poseen los elementos de abordaje para una vida absolutamente normal. Hace unas décadas no era infrecuente que en la consulta neurológica, alguien ya adulto dijera que no había seguido escolaridad alguna ya que "un médico le había diagnosticado disritmia", y esa persona ya adulta y con el solo cartel/mandato diagnóstico, había visto su vida cercenada. Muy frecuentemente esas personas solo habían tenido acceso a un dudoso electroencefalograma (EEG) en la infancia o una convulsión febril mal diagnosticada y sobremedicada. Eso había bastado para etiquetar con la palabra que generaba temor y tabú "epilepsia", pero años más tarde en esa consulta ya de adulto no se detectaba ninguna anomalía ni clínica ni al EEG o en neuroimágenes. Sin embargo, el costo en su vida y en sus posibilidades ya era irreversible.
En el área de la psiquiatría, donde hemos padecido décadas de una "psiquiatría sin cerebro", versus una psiquiatría casi exclusivamente orgánica, hoy es inimaginable el abordaje del malestar psíquico sin una completa evaluación que no necesariamente explique causalmente la dolencia, pero sí quizás pueda ser parte de su persistencia. Asimismo, el proceso inverso, los diagnósticos supuestamente y exclusivamente neurológicos, por ejemplo esas referidas y difusas disritmias, en realidad eran en algunos casos, expresión de cuadros psicopatológicos como por ejemplo los traumas psíquicos, en el cual el paciente estaba medicado con un potente arsenal (aquí sí usaremos esa detestable analogía) farmacológico, que no daba resultado ya que en realidad los episodios eran de naturaleza psicógena. Sorprendentemente, estos hallazgos no son nuevos en la neurología y la psiquiatría y la disociación ya era un tema explicado por Pierre Janet en la "SalP" la Pitié-Salpêtrière del Prof. Jean Martin Charcot a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Es decir, la integración del mundo exterior y del sistema nervioso interior como uno solo es hoy el camino en cuadros de diverso tipo como trastornos obsesivos, trauma, hasta las adicciones no solo las ocasionadas por sustancias sino inclusive las comportamentales. La detección precoz de cuadros que se presentan de diferentes maneras se hace posible con mayor información del público y formación de los profesionales. El difundido caso reciente de Bruce Willis, que debuta como una afasia, pero termina siendo diagnosticado con una forma de demencia, la fronto-temporal, es un ejemplo. Hasta hace cierto tiempo solo se conocía una forma de ellas, la llamada enfermedad de Pick, que algunos todavía ponen como sinónimo de fronto-temporal y hoy se han descripto variedades diferentes.
Sin embargo, al conocimiento técnico deberá acompañar un incremento del aspecto humano ya que este mayor conocimiento no debe sugerir que se puede pasar por alto este aspecto fundamental. Hace un tiempo una paciente accede a la consulta por un insomnio pertinaz, que alteraba, como es el caso de las patologías del sueño, toda su salud y su vida en general. Llevaba un tratamiento de años de hipnóticos diversos y se habían usado ya sedantes potentes -en realidad antipsicóticos- que habían afectado su capacidad para desempeñar cualquier tarea, al extremo de estar solicitando una pensión por invalidez. Como en otros casos, se habían hecho algunos estudios, no otros, sorprendentemente no se había realizado una polisomnografía, el conocido como "estudio del sueño", pero la sorpresa no fue en los estudios. En la anamnesis, para iniciar una historia clínica, se le preguntó cuándo habían comenzado esos problemas, pregunta extremadamente simple, casi banal, y la paciente estalla en un llanto comentando una situación traumática extrema que había mantenido oculta durante años.  Al indagar por qué no había comenzado una tratamiento psiquiátrico y psicológico acorde a la magnitud del trauma, comenta que nunca nadie le había preguntado y solo se hablaba del sueño.
Quizás esta semana sirva para recordar algo que los que practicamos esta maravillosa ciencia/arte/vocación que es la medicina, en particular todo lo que rodea al cerebro, al comportamiento humano, recordemos esa unión entre los aspectos científicos pero también los humanos y saquemos del estigma y la fantasía, que tantas consecuencias negativas trae, en este tipo de padecimientos. 
A los que los afecta alguna patología o síntoma, entiendan que las posibilidades son inmensas y que al mismo tiempo si bien en algunas hoy pueden no existir todos los elementos para aportar una respuesta adecuada completa, existen avances día a día. Lo peor es perder la esperanza y seguir considerando al "cerebro" y sus circunstancias nuestro psiquismo en parte, un tabú.