El rincón del historiador

El fabricante de anzuelos, peines y cuchillos que pescó hombres

Allá por 1556 Domingo Martínez escribió desde Asunción del Paraguay una carta a la Sacra Cesárea Católica Majestad, sin duda pensaba que Carlos I de España seguía en el trono, pero había abdicado el 16 de enero de ese año, sucediéndolo su hijo Felipe II; sucede que las noticias llegaban con muchos meses o años de retardo.­

Ese documento es más que interesante porque da noticias como miembro de la expedición de don Pedro de Mendoza, de los primeros tiempos de nuestra ciudad. En el apunta que "siendo un pobre estudiante, que no sabía de oficio ninguno cosa alguna, vista la necesidad que en aquel tiempo había, hice anzuelos, de los primeros dos que lo hicieron: de lo cual hasta el día de hoy ha redundado y redunda mucho provecho, porque sin ellos no se podría pasar por la contratación de los indios y las pesquerías, cuanto más en aquel tiempo, que no vivíamos de otra cosa".­

Despoblada Buenos Aires y traslados a la Asunción agrega: "los hice, y dejando esto, hice asimismo peines, en tiempo que para peinarse la barba no alcanzaban los hombres un peine, de lo cuál hay ahora muchos que los hacen, y son necesarios para la tierra. Después de esto, hice cuchillos de rescate, amolados y encabados al modo de los que traen de Flandes, para el contrato de los indios, en que no se ha perdido nada, antes aprovechando mucho. Además de esto, habiendo gran necesidad de anzuelos pequeños, del grueso de alfileres gordos, y menores, y siendo muy grande el trabajo de los de tirar al martillo, por ser gran menester gran cantidad de ellos, nunca habiendo visto hileras ni como se tiraba, hice un aparejo, con la ayuda de Dios, que para todo da favor a los que se quieren disponer a alguna cosa de virtud...".­

Después de leer esto, recordé ese trozo del Evangelio de San Mateo que dice: "Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid después de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron".­

Y justamente el caso se da en Martínez, que si bien no echaba redes sino que fabricaba anzuelos, fue llamado al ministerio sacerdotal. Ricardo de Lafuente Machain (de cuyo fallecimiento se han cumplido 63 años hace pocos días y sigue esperando que un lugar de nuestra Ciudad lleve su nombre, por ser uno de sus grandes historiadores) en sus "Conquistadores del Río de la Plata" y también el padre Rubén González O.P., nos dicen que había llegado con don Pedro de Mendoza, que era estudiante, nacido en 1508, y que la carta que mencionamos al Rey es del 2 de julio de 1556 y que se ordenó sacerdote siendo párroco de Encarnación.­

En esa carta recuerda don Domingo: "Asimismo he hecho fuelles como de platero, que han sido menester, asimismo cuchillos de cortar, y tijeras para las mujeres y mestizas; que, bendito Dios, hay en cantidad; agujas de coser y de labrar, así para los oficiales como para las mujeres y mestizas, en cantidad; he hecho almaradas para alpargatas y agujas, y lo que es más, dagas, que han sido necesarias y son, porque ha habido muchos que se han visto con los indios en trabajo, y a no tener una daga, hacen de ellos los indios lo que quieren y afrontan; éstas han sido, al dicho de todos, tan buenas y aun mejores que las que de los reinos vienen algunas". ­

Entre las cosas que plantaban los conquistadores era cañas dulces para azúcar, para ello las exprimían con unas alzaprimas, pero como se perdía una cuarta parte, Martínez inventó un "husillo, el primero que se hizo, y después hice otros mejores, de que asimismo ha sido mucho provecho en la tierra y es: queriendo hacer una rueda, como la tengo hecha, de madera, grande y muy pesada, para moler la caña, de lo cual hay mucha gran necesidad, porque se muele a brazos, al modo y manera como se muele en Motril y como se muela la aceituna, el zumaque". Este párrafo nos hace pensar que era natural de Motril, una localidad del reino de Granada.­

Según esta carta nuestro personaje que pedía autorización para ordenarse, había convivido con algunas Indias, en aquello que fue llamado "El Paraíso de Mahoma" con las que hubo hijos naturales. Sabemos por esta carta que el gobernador le había dado "y encomendado para que me sirvan como a los demás, que Vuestra Sacra Majestad tenga por bien que sean para mis hijos naturales...", cosa vedada porque su descendencia era mestiza; y en ese caso pedía pasaran a los que casaran con sus hijas mujeres.­

Una de las muchas historias de la Conquista de nuestras tierras, en base a documentación original que es lo que interesa ante tanta alteración de las fuentes.­