Los líricos preferidos de Patalano

Carolina y Marcelo Gómez protagonizan el último espectáculo que tuvo a su cargo el recordado productor teatral. En 'Sr. y Sra. Gómez', la pareja cuenta su historia de vida entre humor y canciones. Se proponen "desacartonar la ópera'', a la que le dedican muchas horas del día como artistas que son del teatro Colón.

Es una calurosa mañana de marzo. El caos en la ciudad va in crescendo, al igual que la temperatura. La fachada del antiguo PH sobre la calle Tacuarí, escenario de la entrevista, no le hace justicia a lo que hay detrás de la puerta: un palacete totalmente refaccionado, con techos altos que conservan la mampostería original de hace cien años y una decoración que parece salida de una revista de diseño. Todo mérito del dueño de casa, el productor Elio Marchi, ex mano derecha del recordado Lino Patalano y gestor de la nota con Carolina y Marcelo Gómez, protagonistas del novedoso stand-up lírico 'Sr. y Sra. Gómez'.­

Cuando la soprano y el tenor atraviesan el umbral de la morada, tampoco coincide la expectativa con la realidad: no se trata de personajes extravagantes que miran por encima del hombro sino todo lo contrario. Carolina y Marcelo son una pareja común y corriente, pero con la particularidad de ser cantantes líricos. Justamente, en su espectáculo cuentan cómo nació la relación entre ellos matizando el relato con canciones que van desde la canzonetta italiana a temas de películas y comedias musicales.­

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LOS INICIOS­

Su historia de amor se remonta a los tiempos en que eran estudiantes en el Instituto Superior de Arte del teatro Colón. El talento que demostraron en 'Sweeney Todd' (2010) y luego en 'Master Class' (con Norma Aleandro, en 2012) hizo que Patalano los apadrinara. Fue él quien les dio la gran oportunidad de presentar 'Sr. y Sra. Gómez' en su sala Cástor y Pólux y, de hecho, fue el último espectáculo que produjo antes de su repentina muerte.­

Tras una exitosa temporada allí el año pasado, la rompieron este verano en Mar del Plata en formato de café-concert y ahora pasaron a las grandes ligas, es decir, al teatro Regina, donde se presentan los domingos a las 20.30, siempre con la bandera de desacartonar la ópera y abrirla a todo tipo de público.­

-¿Cómo se gestó este espectáculo?­

(Carolina) -En realidad queríamos escribir algo para Lino, porque él varias veces nos había dicho de hacer algo, pero no nos salía nada.­

(Marcelo) -Sabíamos que queríamos escribir una obra de teatro que contenga canciones, pero no se nos daba. Hasta entonces veníamos dedicándonos exclusivamente a dar shows privados y cada tanto hacíamos algo en alguna sala teatral chiquita.­

(C) -Mi hermano siguió nuestra carrera artística desde los comienzos y un día que fue a vernos, después del show nos dijo: 'tienen que hacer un stand-up lírico'. Y con esas palabras nos cayó la ficha.­

-Fue la llave para poder presentarle algo a Patalano.­

(C) -Claro. Justo en ese momento Lino nos pidió que le mostremos lo que hacíamos en un ensayo sin gente, pero nos negamos y le redoblamos la apuesta proponiéndole que saquemos entradas a la venta porque teníamos un público fijo que sabíamos que iba a estar. Y de paso podíamos mostrárselo a él y a Elio, que son nuestros padrinos. Era importante conocer su opinión.­

(M) -Ocurre que a veces uno no tiene una referencia porque terminás de cantar y la gente te saluda, te felicita y te quedás con eso, pero no sabés si realmente lo que hacés es bueno o lo es para ese grupo chiquito de gente y ya está.­

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DISPARES­

-¿Cómo es trabajar en pareja?­

(M) -Difícil.­

(C) -Trabajar es lo más fácil, lo difícil es la convivencia.­

(M) -lo peor es elegir qué tema queremos cantar. Es complicado, bastante complicado.­

(C) -Yo soy muy nerd, por ejemplo. Si por mí fuera ensayaría todos los días, pero él prefiere quizás ponerse a armar un mueble (risas).­

(M) -Claro, yo necesito tener algo para hacer, un hobby. Todavía no lo tomo como un trabajo. Yo trabajo en el Colón y para mí, mi tarea fija es ir ahí todos los días, viajar hasta Capital, salir una hora antes. Después es llegar a casa y disfrutar de estar con Caro, pero como mi pareja. Entonces llegar y tener que ponerme a ensayar se torna un poco pesado.­

(C) -Es que encima cuando uno trabaja se pone más rígido. Yo, por ejemplo, en las pruebas de sonido ya aviso que me pongo fatal, soy un dragón maléfico, y él, todo lo contrario, se pone de muy buen humor.­

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FUSION RENDIDORA­

-¿Cómo hicieron para encontrarle el tono al espectáculo?­

(C) -Lo fuimos encontrando con el tiempo, con muuucha charla (risas). Esa es otra cosa linda que nos dejó Lino, que luego de aquella primera fecha que hicimos nos programó con Elio toda una temporada. Entonces se nos ocurrió hacer unos videitos para promocionar el show en Instagram, cambiándole la letra a canciones que nos gustan, siempre con un toque de humor. Esa fue nuestra manera de que la gente entienda cómo es esta fusión de la lírica y el humor.­

-¿Cómo es el 'feedback' con el público ?­

(C) -La gente pasa de la risa al llanto en pocos segundos. El meollo de la cuestión es que somos una pareja de cantantes, pero en el fondo somos una pareja como cualquier otra. Apenas empezamos a contar algunos problemitas de convivencia vemos que las parejas del público se empiezan a mirar; me gusta eso. Acá sucede eso de que la gente entra de una manera y sale de otra de la sala. De hecho, vemos que muchos hombres lloran y eso es algo muy lindo porque en ocasiones nos agradecen la posibilidad de haberlo hecho.­

(M) -Es increíble, cuando canto 'Nessun Dorma' lloran más los hombres que las mujeres.­

(C) -Es que la música clásica, que ahora la tomamos como acartonada, era la música popular de antes. Entonces hay mucha gente que se emociona cuando nos escucha porque empieza a recordar a sus abuelos. Partiendo de ese principio, de que esa música es popular en esencia, nuestro desafío de fondo es desacartonarla. Y mucha gente después de vernos a nosotros se anima a ir al Colón o al Avenida a ver ópera y le termina gustando. Quizás nunca hubiesen ido de no habernos visto antes a nosotros. Esa una bandera que llevamos, una batalla silenciosa que vamos ganando.­