La salud de la justicia: un banco de pruebas de la sociedad

En estos días dos casos de la crónica criminal-policial, que han conmocionado por razones diferentes a la opinión pública, recibirán luego de los correspondientes juicios, el dictamen de la justicia. (Para el momento que la nota sea publicada ya conoceremos la de Lucio Dupuy). La expectativa generada al menos en uno de ellos nos lleva a preguntarnos sobre valores abstractos pero con consecuencias muy concretas, como justicia y salud. ¿Qué es hoy gozar de buena salud y de una buena administración de justicia?

Los bancos de pruebas (también se usa el término Benchmark con un significado ligeramente diferente) son los métodos, material y protocolos de puesta a prueba en base a una referencia, respecto a algo a ser evaluado en su rendimiento. Se usa mucho la expresión en sistemas de software o en procesos mecánicos. El proceso consiste en someter a aquello que se está evaluado, a tensiones por encima de las esperables en condiciones normales, para evaluar cuales pueden ser, en qué momento y de qué manera aparecen en caso de hacerlo, las fallas por ejemplo en la memoria o el procesador de una computadora o la respuesta ante una colisión de un vehículo.  En este último caso vemos los famosos dummies (de dumb tonto, sin habla, modelos-copias), que soportaran una y otra vez impactos a diferentes velocidades contra un muro. Pero los dummies son muñecos sin vida.
Los crímenes en particular aquellos que nos conmocionan y se conocerá la sentencia en estos días, funcionan como una especie de banco de pruebas de las sociedades. Hasta ahí la metáfora, ya que la comparación colisiona dolorosamente con la realidad cuando esa prueba se hace ya sobre el terreno, el mundo real, por fuera de condiciones de experimentación y protección, como si el fabricante de autos o sistemas informáticos o computadoras o lo que fuera, simplemente los sacara al mercado y los errores con posibles muertes ocurrieran y ello fuese la primera noticia de un sistema no testeado, evaluado. Sirve de ejemplo la investigación farmacológica en la cual las fases experimentales y protocolos permiten saber no solo si la droga es eficaz para lo propuesto, sino los costos o efectos secundarios, antes de sacarla al mercado. Algo de eso ha ocurrido en los últimos tiempos con los procedimientos de excepción solicitados, en los cuales algunas de las fases de experimentación clínica habían pedido ser salteadas en base a la ?emergencia extraordinaria? y por ello vemos y veremos ahora, a posteriori, los resultados. 
Estos crímenes ponen a prueba al conjunto de la sociedad, pero al costo de sacrificios humanos, y en la mayoría de los casos, los más desvalidos.
En el caso de Fernando Báez Sosa, ese trágico e inhumano ?banco de pruebas? nos señala la inseguridad en lugares de esparcimiento, el manejo de los grupos de jóvenes, la psicología de la manada, las alertas previas no atendidas adecuadamente y así un listado interminable de temas que al no ocuparse previamente de ellos, en algún momento inevitablemente llevaran a una consecuencia. El caso Lucio Dupuy, nos muestra el funcionamiento de la justicia, las doctrinas actuales de género llevadas a un absurdo que llegan en estos casos a la tragedia, los sistemas de salud, las sociedad en su conjunto que cree en su ausencia de poder, que son impotentes y que solo queda que otro pueda actuar (el famoso efecto espectador-Bystander effect) y así varios otros ?errores? en el banco de pruebas. 
Ese banco de pruebas existe pero lamentablemente, por alguna razón no forma parte de la capacitación y práctica de quienes tienen responsabilidades específicas. Los famosos estudios en psicología experimental, los estudios en psicología de masa, en efecto manada, el efecto espectador, la indefensión aprendida, el llamado efecto Lucifer en relación con las experiencias de Zimbardo en Stanford (la prisión de Stanford), son solo unos pocos de decenas de pruebas de las cuales hay mucho que aprender y aplicar, pero no se aprende, se siguen utilizando teorías llevadas al nivel de dogma. Sin embargo, cada una de ellas se repite luego en la vida real, siendo el cuerpo constitutivo de la criminología, pero con costo humano, con un costo en realidad inhumano.
Los medios luego se centran en el asombro, el horror, la cólera, solicitando respuestas ejemplificadoras, sabiendo también que no solo no las habrá sino que no existe tal función docente ejemplificadora del castigo: habrá indefectiblemente otros Lucios, Fernandos y cientos de nombres que por detrás llevan familias destrozadas.
Aquí viene a consideración el aspecto epimeteico de nuestras sociedades en relación a los dos hermanos: Prometeo quien anticipaba el futuro y reflexionaba previo a los actos y a la inversa Epimeteo quien reflexionaba, en caso de hacerlo, pero a posteriori, de hecho el le lleva a su mujer, Pandora, la famosa ánfora (se la llamó luego caja), a pesar de las advertencias de su hermano que ese regalo era una trampa de Zeus. Pero a esto se le suma que a pesar de las experiencias trágicas, no hay respuestas coherente consecuente al sacrificio humano entregado al altar de los dioses o demonios de la tragedia. A pesar de ese sacrificio se vuelve a repetir y la respuesta de los modernos Epimeteos es la declamación, la creación de leyes con el nombre de la víctima, como si no existiera un código penal, pero por encima de todo sino existiera el más simple sentido común. No se necesita ninguna especialidad, capacitación o título para darse cuenta que el otro, más cuando es desvalido, está en peligro, cuando el otro necesita de nuestra atención concreta, tomando la responsabilidad del que no está en condiciones de hacerlo, y no declamado o escribiendo en un expediente, una receta, una nota periodística etc.
Estos casos son solo dos, la sentencia debiera ser el comienzo de un estudio de las circunstancias de todo tipo que hicieran que tanto Lucio como Fernando no estén con vida, usar la extensa cantidad de conocimientos que poseemos, pero llevarlos a la práctica.
¿Podemos tener una sociedad sana en la injusticia o una justicia en la insania colectiva y aun reconocernos como seres humanos?
Quizás sea el momento de dejar de usar a seres reales como dummies en un banco de pruebas, o preguntarnos si es un error o un objetivo buscado.