Buena Data en LA PRENSA

Clausurado y confiscado

Se cumplen 72 años de aquel 26 de enero de 1951, en que el diario La Prensa, fue clausurado y confiscado por el régimen peronista.

Fueron casi cinco años en que su valiosa voz fue silenciada por un gobierno que no admitía al que opinaba distinto, y que implantó una rigurosa persecución contra los ciudadanos y los medios que se oponían a su accionar de gobierno denunciándolos o encarcelándolos, a los que denominaban contreras, cipayos y luego gorilas. Fue el gobierno de la “Revolución Libertadora” el que devolvió el diario a sus legítimos dueños, reapareciendo el 3 de febrero de 1956.

La Prensa durante muchos años recordó esta oprobiosa etapa: encabezaba su columna editorial mencionando al fundador y a sus directores y agregaba “Clausurado y confiscado por defender la libertad el 26 de enero de 1951; reinició sus ediciones el 3 de febrero de 1956”.      

El diario fundado por José C. Paz el 18 de octubre de 1869, fue reconocido nacional e internacionalmente por la rigurosidad de la información y por la gran calidad de sus periodistas y colaboradores lo que lo hizo figurar entre los diez diarios más importantes del mundo y el primero de habla hispana.

Desde 1943 ejerció su dirección Don Alberto Gainza Paz, que fue un firme defensor de los principios fundacionales del diario, lo que le costó sufrir la cárcel, conflictos gremiales, sanciones económicas y tener que exiliarse en Uruguay y EE. UU.   

Como informa Enrique José Maceira en su libro "La Prensa que he vivido" menciona que "Cerca de la confiscación, se imprimían los días hábiles 480.000 ejemplares y los domingos 550.000". La población de la Ciudad de Buenos Aires más la del gran Buenos Aires estaba alrededor de los 5.000.000 de habitantes, mientras que la población total del país rondaba los 17.000.000. 

UN FUERA DE SERIE

En su primer ejemplar La Prensa sostuvo: “La independencia, el respeto al hombre privado, el ataque razonado al hombre público y no a la personalidad individual formarán nuestro credo” y más adelante expresó “Verdad, honradez: he ahí nuestro punto de partida. Libertad, progreso, civilización: he ahí el fin único que perseguimos”.  

El diario fue siempre un faro que iluminó a generaciones, como lo hizo su formidable farola, que todavía puede verse coronando el majestuoso edificio en que funcionó el diario en la Av. de Mayo 567 y que hoy es la Casa de la Cultura del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Gracias a sus numerosos avisos clasificados, muchos argentinos e inmigrantes consiguieron trabajo o lograron comprar o alquilar su casa.

Además de su misión de informar con rigurosidad, el diario creó varios servicios para la comunidad:

Es así que, en su edificio de Av. de Mayo inaugurado en 1898, funcionaban una gran Biblioteca Pública, consultorios médicos y odontológico y un consultorio jurídico.  Todos estos servicios se brindaban gratuitamente.

También se realizaron cursos de capacitación agrícola ganadera para que los inmigrantes que habían comprado tierras aprendieran a trabajarlas, y un Conservatorio de Música al que asistían niños y personas mayores.

Otro caso para destacar fue la fundación del Instituto Popular de Conferencias por iniciativa de Estanislao Zeballos en 1914. Ocuparon su tribuna notables personalidades como Albert Einstein, José Ortega y Gasset, Azorín, Bernardo Houssay, Adolfo Bioy Casares, George Clemenceau, Edmundo De Amicis, entre otros.

Enrique J. Maceira también destaca como dato curioso en su libro “La Prensa que he vivido” la existencia de espacios dedicados al ocio de los integrantes de la redacción en los que se podía jugar al billar, al ajedrez y al truco, o también practicar esgrima en una pedana.

Entre las numerosas personalidades nacionales y extrajeras que escribieron, por razones de espacio solo mencionaremos a Jorge L. Borges, Victoria y Silvina Ocampo, Eduardo Mallea, Leopoldo Lugones, Manuel Mujica Láinez, Bernardo González Arrili, Sigmund Freud, Albert Einstein, Miguel de Unamuno, Luigi Pirandello, José Ortega y Gasset, José Martí y un largo etcétera.

LA PRENSA HOY

En estos tiempos de crisis de valores y de grandes cambios sociales y tecnológicos, La Prensa sigue siendo el diario diferente. Refleja en sus páginas los que otros por ideología o por conveniencia prefieren callar.

En el ADN de “La Prensa” está presente la búsqueda de la verdad y la defensa de la libertad de expresión consagrada en nuestra Constitución Nacional.

Hoy más que nunca la opinión pública necesita seguir nutriéndose de sus páginas. Muy probablemente sea el único medio tradicional del país, en el que abundan columnas con opiniones que se oponen a la cultura globalista que nos abruma.

Por el pasado y por el presente, vayan nuestras sinceras felicitaciones y agradecimiento a este gran diario por dejarnos opinar libremente y por defender los valores fundacionales de la patria.