Juicios inconducentes y “licencia temporaria”

Ya empezó a rodar el año 2023, pero hasta el momento el nuevo almanaque no trajo consigo un cambio en la programación que imperó en la temporada anterior. El título principal sigue siendo La Grieta; la novedad de los capítulos más recientes reside en la inclusión de episodios de espionaje electrónico que abrevan no sólo en la proverbial guerra entre Montescos y Capuletos, eje principal de este relato, sino también en las crecientemente borrascosas relaciones intestinas de una y otra familia.­

­PUENTE DE ESPIAS­

­En el declive de 2022 habían estallado las intrigas de espías cuando trascendió el misterioso viaje de un grupo formado por jueces federales , fiscales, funcionarios porteños, agentes de inteligencia y altos directivos del grupo Clarín a las lujosas instalaciones (Lago Escondido) que posee en la Patagonia el empresario británico John Lewis.

El hecho había sido denunciado judicialmente en octubre, pero sólo tuvo eco periodístico cuando alguien hackeó un intercambio de mensajes del grupo de viajeros a través de la red social Telegram. En esa conversación virtual, los integrantes del grupo deliberaban sobre cómo enmascarar el viaje, en principio para evitar que los magistrados pudieran ser imputados por aceptación de dádivas, pero también para eludir la difusión y el riesgo eventual (relativo, porque las espaldas parecían bien guardadas en ese sentido) de un escándalo mediático.­

Un blanco importante de aquel pirateo informático fue el ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo D'Alessandro, aunque los efectos de esa operación -ilegal, pero políticamente eficaz- fueron más amplios: incrementaron (con justicia o sin ella) la suspicacia pública sobre la existencia de un sottogoverno, un ámbito de elaboración de decisiones fuera del control democrático

El hecho y la interpretación caían como anillo al dedo a la narrativa cristokirchnerista sobre lawfare, que adjudica las causas penales que asedian a la vicepresidenta a una confabulación de jueces, medios, grandes empresarios y políticos opositores. Era argumentalmente previsible la reacción de esa trinchera de la grieta de sacar partido del incipiente escándalo. No menos previsibles fueron la réplica y las explicaciones de funcionarios, jueces y empresarios que participaron en el viaje: a) el pirateo informático es un delito; b) las conversaciones difundidas nunca ocurrieron; los mensajes fueron editados; están sacados de contexto.

Involuntariamente, esos comentarios evocan el diálogo entre dos vecinas. Una reclama porque la otra le devolvió abollada una cacerola que le había prestado y recibe esta respuesta de amplio espectro: “Nunca me prestaste esa cacerola, yo te la devolví sana y, además, ya estaba golpeada cuando la recibí”

­¿JUZGAR A LOS JUECES?­

­El tema de las escuchas ilegales obviamente se judicializó, y el método oficialista para neutralizar esa denuncia tanto como para combatir fallos negativos consiste en arremeter contra la Justicia.

La Casa Rosada resiste replegándose la cautelar de la Corte que la obliga a pagarle a la Ciudad de Buenos Aires un porcentaje de coparticipación de 2,9: pretende cumplir con bonos y no con efectivo. La vicepresidenta resiste la conformación del Consejo de la Magistratura con el diseño amparado por el Tribunal Superior, que, además, calificó de ardid la división extemporánea del bloque oficialista de senadores en dos fragmentos destinada a adjudicarse un representante extra en el organismo a expensas del que reclama Juntos por el Cambio.­

En ese contexto, el guion de los acontecimientos reincide en el espionaje: aparecen más mensajes ligados al sitio del ministro de Seguridad porteño. En esos intercambios, D'Alessandro aparece en contacto estrecho con el principal colaborador del presidente de la Corte en charlas que parecen un asesoramiento de éste a la oposición en relación con las pugnas en el Consejo de la Magistratura; también aparecen conversaciones con empresarios que tienen negocios con la administración porteña y algunas frases que aluden al Jefe de Gobierno.­

El oficialismo volvió a intentar colar de esa brecha informativa su embate contra la Corte y el Presidente dio un paso al frente al borde del abismo institucional de un choque de poderes, con la iniciativa de iniciar juicio político al titular del Tribunal Superior (y, de paso, también a los otros tres miembros). Buscó -y no obtuvo- el aval de los gobernadores: apenas consiguió un 50 por ciento (y eso, si es que se dilucida el misterio del apoyo asignado a Chubut, cuyo gobernador no podía firmar porque estaba de licencia y su vicegobernador no suscribió porque está en contra de la propuesta); debió resignarse, además, a que el mandatario de Entre Ríos, Gustavo Bordet, anunciara públicamente que no acompañaba (como se había informado) la iniciativa presidencial. Córdoba, Santa Fe, San Juan, Entre Ríos, Misiones, Salta se cuentan entre las provincias que se oponen a que se agrave la relación institucional con la Corte.

El oficialismo tiene conciencia de que la propuesta de juicio político a los cortesanos termina ineludiblemente en un rechazo, pero apuesta a que el desarrollo del proceso parlamentario (en la bicameral de Juicio Político) y en el plenario ayude a la tarea de erosión y demolición del alto tribunal que está en el centro de su estrategia. Y supone que en su curso puede instalar cuñas y divisiones en la corporación judicial y en algún sector de la oposición. Es una apuesta de mucho riesgo en un año electoral en el que la sociedad tiene otras prioridades y, según determinadas interpretaciones suscitadas por los festejos de la scaloneta, añora otro estilo y otros valores.­

­HAGALO USTED MISMO­

­La oposición no consigue emerger del aturdimiento que le provocan los hackeos informativos. Alguna interpretación del lado cristinista adjudica la divulgación de diálogos comprometidos a la encrespada interna de Juntos por el Cambio (con epicentro en el Pro). María Eugenia Vidal se refirió con franco disgusto a esa interna que incluye -dijo- “enfrentamientos en público, definiendo al otro por su peor atributo por una cuestión táctica”. Lo único que se logra -apuntó autocríticamente- “es alejarnos de la gente”.­

Desde el oficialismo, Horacio Verbitsky, informó que “en el gobierno porteño, (Patricia) Bullrich es la principal sospechosa por la filtración de los chats, pero no la única, dada la compleja trama de intereses y negocios que giraban en torno de D'Alessandro”

Para Verbitsky, como para otros comunicadores de ese sector, la pelea entre Bullrich y Larreta estaría detrás de las denuncias que han afectado a Gerardo Millman (hasta hace poco jefe de campaña de ella) y a D'Alessandro. Se trataría de un intercambio de favores.

Ella tuvo que apartar a Millman de su lado y Larreta acaba de aceptar a D'Alessandro un pedido de licencia (“transitoria”, según el funcionario, pero ¿no son transitorias por definición las licencias?), que es un recurso buernista para soltar lastre, como le reclamaban al intendente sus colaboradores más fieles.­

Estrenando la casaca del equipo de Larreta (tras abandonar la del team de Bullrich) y convertido en vocero del gobierno porteño, Waldo Wolf declaró esta semana que, en relación con los hackeos y su divulgación: ...”desde el Gobierno de la Ciudad no consideramos que hayan fuerzas internas vinculadas a nuestro espacio, esto es algo que viene de afuera”.­

Sin embargo, mientras un sector del Pro despliega la teoría de un cuerpo de inteligencia paralela motorizado y cobijado por el gobierno, con acceso a tecnología muy sofisticada y cara (le adjudican al general retirado César Milani la conducción de ese equipo, que describen formado por oficiales que en su momento estuvieron bajo sus órdenes), Wolf aseguró el miércoles en el prime time de TN que la adulteración de mensajes electrónicos es “una cosa sencilla, para adolescentes, para colegiales” y que él mismo, “siguiendo un instructivo de You Tube”, había hecho exitosamente la prueba: tomó un mensaje existente y lo editó, agregando una frase que no estaba en el original. El flamante vocero del gobierno porteño mostró el procedimiento en cámara.

¿Cómo interpretar la didáctica explicación de Wolf? El relato de la grieta pueda albergar sorpresas simpáticas o indescifrables.­