La costumbre de ganar

El domingo, una veintena de nombres quedarán grabados en el bronce, para la posteridad. Subirán al Olimpo y se convertirán en dioses paganos, verdaderos héroes del fútbol mundial. Los nuevos campeones (esperamos que sean compatriotas nuestros y no franceses), marcarán a fuego las páginas doradas del deporte que más nos gusta. Pero en medio de todos los que resulten privilegiados, y de quien gane el duelo entre Messi y Mbappé por ser el mejor de todos, hay un personaje que puede lograr lo que nadie hasta ahora: Didier Claude Deschamps, el DT del conjunto galo que lleva en la sangre la palabra ganar.

El pintón entrenador de Les Bleus tiene un currículum que ningún hombre, a lo largo de la historia de las Copas del Mundo, pudo superar. Si su equipo es nuevamente campeón, será el único en el planeta que se pueda jactar de un logro inédito: Deschamps ganó el título del mundo como jugador del elenco francés en 1998 y, como DT, en Rusia 2018. Ese combo de campeón del mundo, como futbolista y entrenador, solo lo comparten con Deschamps, Mario Jorge Zagallo y Franz Beckenbauer. Pero Deschamps sería el único campeón del mundo una vez como player y dos veces como técnico.

En total, son tres los tocados por la varita mágica hasta ahora en ese doble rol. El brasileño Zagallo fue campeón como jugador en el 58 y en el 62, con el Scratch. Y como DT dio la vuelta en 1970 (y también integró el cuerpo técnico del Brasil campeón del 94, en Estados Unidos, pero allí el técnico era Carlos Alberto Parreira). Y un detalle más del veterano brasileño: fue subcampeón como DT, en Francia 98.

Mientras que le alemán Beckenbauer resultó campeón como jugador con su seleccionado en el 74 y como DT en Italia 1990. Y también fue subcampeón en México 86, en un duelo que mantuvo con nuestro querido Carlos Bilardo, en aquellas dos recordadas finales a las que llegó nuestro equipo nacional.

Deschamps va por más. Y no quiere compartir con nadie el podio que hoy ostenta junto con Zagallo y Beckenbauer. El domingo, Didi puede cortarse solo y ser el único hombre en el mundo en haber ganado un Mundial como jugador y dos como director técnico. Gran parte de responsabilidad para que eso no ocurra, la tendrá lo que haga desde el banco de enfrente nuestro muchísimo más inexperto Lionel Scaloni. Estamos en sus manos.

La historia de Deschamps en el fútbol abruma. Desde que dio sus primeros pasos en el barrio pateando la pelota, hasta el día de hoy, siempre su imagen fue creciendo. Nunca se detuvo. De juvenil a profesional, de consagrado volante, a DT. Didi nació Bayona, Francia, el 15 de octubre de 1968. Desde muy chico se apasionó por el fútbol y se metió de prepo en el club de su barrio: Aviron Bayonnais F.C.

Se formó ahí, pero debutó en Primera, en la Liga de Francia, en el Nantes. Pasó cuatro temporadas hasta que recaló en el más poderoso Olympique de Marsella. Pero enseguida se fue al Girondins de Bordeaux, donde encontró su carácter como volante central. Gracias a su juego temperamental, lúcido y estratega, regresó un año después a Olympique y brilló con todas sus luces.

Ganó la Liga de Campeones en la final que Marsella superó al Milan de Italia el 26 de mayo de 1993 (1-0) y le dio ese codiciado trofeo por primera vez en la historia a un equipo francés. Tenía 24 años y era el capitán de esa formación.

Explotó. Lo fueron a buscar desde la Juventus, de Italia y hacía rato que era una fija en las convocatorias del seleccionado azul. Tocó el cielo en el Mundial que organizó su país, en 1998. Y dos años más tarde se dio el lujo de ayudar a que Francia se consagrara en la Eurocopa, en 2000. Obvio, también era el capitán de esa selección. Era el líder, el símbolo. Pero las lesiones lo sacaron de las canchas cuando intentaba sus últimos pasos en el Valencia, de España. Con apenas 32 años, ya había sido capitán de la selección francesa 54 veces. Había acumulado 103 encuentros internacionales y por eso es el sexto jugador que más veces lució la hermosa camiseta azul.

En 2012 asumió como entrenador del seleccionado galo, tras haber dirigido al Mónaco, a la Juve y al Olympique. Lleva más de una década al frente del plantel que, para muchos, llegó como el máximo candidato a ganar el Mundial de Qatar, lo que lo convertiría a su equipo en bicampeón del mundo. Todo, después de haber brillado en Rusia, hace cuatro años y medio cuando, entre otros, le dio una paliza a la Argentina en un 4-3 mentiroso, con el que despachó a los del polémico Jorge Sampaoli en octavos de final y cuando Mbappé era un niño que empezaba a deslumbrar a todos.