La importancia de saber elegir

El papelón de Rusia 2018 exigía un cambio drástico. Las caras viejas, los fracasos repetidos, la mufa de las finales perdidas. Los cambios de entrenadores permanentes (Gerardo Martino, Edgardo Bauza, Jorge Sampaoli) en apenas tres años, quienes sucedieron al gran trabajo de Alejandro Sabella, habían alimentado una anarquía inédita en el Seleccionado después de la desaparición física de Julio Grondona. Dirigente polémico si los hubo, pero que había mantenido una coherencia al menos en el sostén de los entrenadores que se iban haciendo cargo del equipo mientras el hombre se perpetuaba en el sillón más tullido de la AFA.

Chiqui Tapia también es polémico como la mayoría de los dirigentes argentinos, por decirlo de alguna manera. Pero eligió y sostuvo a Scaloni. Y ese fue su gran acierto hasta el día de hoy. La Scaloneta, en gran parte, se la debemos al ex barrendero. También le debemos cientos de partidos sospechados de arbitrajes dudosos a nivel local, pero eso lo podemos dejar para otra columna. Hoy seamos felices.

Bien superada la euforia desmedida que existió hasta el debut del día 22 en la derrota a manos de Arabia Saudita (2-1), la pregunta se vuelve a imponer, pero ahora con la experiencia adquirida. ¿Argentina está para ser campeón del mundo? No. Al menos, por ahora, no. Pero tiene, a partir del notable triunfo sobre Polonia 2-0 y que podría haber sido 4, o 5-0, más elementos para soñar con llegar lejos en Qatar. Las grandes empresas se construyen de a poco.

El primer argumento para soñar es que, así como Chiqui lo supo elegir a Scaloni, Scaloni supo elegir a su plantel. Y no hubo un solo nombre que se le haya podido cuestionar al joven e inexperto DT desde su llegada al cargo más caliente. Dicen, algunos exagerados, que ser técnico del Seleccionado nacional tiene equivalencias con manejar un ministerio de los importantes, como Economía o Trabajo, por citar ejemplos burdos. Porque esto es fútbol, pero… No por nada, más de un funcionario del alicaído gobierno de turno le prende velas todos los días a la estatua de Messi y compañía para que no se corte la fiebre mundialista. Porque si los polacos hubieran ofrecido resistencia… Quizá la Copa del Mundo habría perdido gracia ya, a esta hora. Y la inflación, la inseguridad, etc. etc, habrían vuelto al centro de la escena, más allá de que para la mayoría de los argentinos nunca se corrieron ni un centímetro de su lugar de privilegio, esos, los verdaderos problemas.

Un dato: más de un comercio bajó los precios apenas terminó el partido contra los polacos, a modo de promoción, por 24 horas. Pasó en Morón, posta. El queso cremoso se ofreció un 30 más barato que antes del arranque del juego frente a los europeos… Había colas, me dijo mi mujer por teléfono.

Debe haber otros comerciantes exultantes también y habrá que aprovechar los goles de Alexis Mac Allister y Julián Álvarez. A propósito, el hijo del Colorado tiene apenas 23 años y la rompe en Inglaterra y, hace un mes, ni soñaba con ser titular en el Mundial. Y Julián recién cumplió 22 y Pep Guardiola luce asombrado por las apariciones de la Araña en el Manchester City y por eso lo hace alternar con el todo poderoso Herling Haaland, quien tiene la mala suerte de haber nacido en Noruega. Sino sería una de las figuras de Qatar. No hay nueves como el rubio de 1,94 metro de alto.

Pero hay más. Scaloni también apostó ahora, en realidad se puso solo en el equipo (así se dice en la jerga futbolera cuando el que entra un par de veces juega mejor que el que estaba antes) por Enzo Fernández. El chico tiene 21 y juega como si tuviera 10 más. Cada vez que le tocó entrar al ex River (hoy en Portugal), la rompió. Y Argentina jugó su mejor partido desde el comienzo de la Copa del Mundo. Ah, también el DT le dio minutos a Thiago Almada. El ex Vélez se coló por la ventana a la lista del plantel, convocado a último momento por la lesión de Joaquín Correa. Y con su ingreso sobre el final del partido, Scaloni logró que ya hayan participado en este Mundial 20 de los 26 jugadores que llevó, en tan solo tres partidos. No es un dato menor. Sirve para levantar el ánimo de la tropa y para que todos se sientan importantes. Un buen líder también mide esas cuestiones. Y también ya está pensando en Australia, el rival del sábado en octavos de final. Parece un equipo accesible. Que haya rienda libre para la celebración por estas horas. Pero también mesura. No habrá que confiarse de los Canguros tampoco.