Lo más importante de lo menos importante

Dos grandes temas dejó el partido (uno de los mejores hasta ahora en la Copa del Mundo) que Japón le ganó a Alemania 2-1, en el arranque del Grupo E. Por un lado, la tremenda victoria sorpresiva de los nipones. La verdad es que no estaba en los cálculos de nadie, más allá de que los teutones en Rusia 2018 ni siquiera pudieron superar la fase de grupos. Y de que quienes conocen bien al seleccionado alemán, aseguran que no se lo puede encuadrar en el lote de los candidatos al título, como dijo hace unos días, antipático para con sus compatriotas, Thomas Berthold, quien fuera campeón del mundo en 1990, cuando se quejó de la calidad de los futbolistas de su país. ´´No tienen ni defensores ni atacantes de peso. Con suerte pasan el grupo´´, pronosticó el alemán.

Sin embargo, el primer tiempo que jugó Alemania frente a los japoneses fue muy bueno. Y no solo comenzó ganando el encuentro, sino que estuvo más cerca de marcar el tercero que el segundo. Pero no lo hizo. No convirtió más goles y Japón, con un trabajo de hormiga, demostró otra vez que el fútbol asiático es serio. Y dio vuelta el resultado en el segundo tiempo con valentía, buen pie y coraje táctico. Fue la segunda sorpresa del Mundial, después la más dolorosa del martes, que nos tuvo como protagonistas a nosotros y a los saudíes.

Pero hubo otra nota que dieron los alemanes en su estreno. Y quizá allí habría que poner más atención, porque el fútbol, como dicen por ahí, es lo más importante de las cosas menos importantes. El plantel alemán tuvo un gesto digno de imitar y que no hizo más que recordar dónde y cómo se está jugando esta Copa del Mundo: se disputa en un país en que los derechos humanos y el respeto hacia las minorías, no existe.

El legendario arquero Manuel Neuer quiso lucir una cinta de colores como brazalete que representa a la comunidad LGTB+ con la leyenda ´One Love´, pero la FIFA se enteró de la osadía del veterano capitán y se lo prohibió. El resultado fue que Neuer no pudo hacer su homenaje individual pero todo el equipo, cuando posó para la foto de rigor previa al arranque del partido, se tapó la boca, a modo de protesta. La idea fue simbolizar entonces que, además de los derechos que se pisotean en Qatar y la FIFA avala haciendo correr la pelota como si nada en un Mundial que se recordará con el paso de los años como el más polémico de todos (quizá incluso sobre el de Argentina 78), tampoco existe allí la libertad de expresión.

´´Prohibirnos la venda es como prohibirnos la boca. Nuestra postura se mantiene´´, cerró un comunicado la federación germana de fútbol. Porque casi todo lo que rodea al fútbol suele ser más importante que el juego de la pelota. Aunque te gane Japón o Arabia Saudita.