Buena Data en La Prensa

Control y dinero

Si de letras de música se trata, el Siglo XX quedó inmortalizado en el tango "Cambalache" y el siglo XXI quizás podría estar representado con la de "Todo cambia". 

Vivimos en el cambio como nunca. En las últimas tres décadas, se aceleró todo. Estamos siendo expuestos a cambios en cuestiones que nunca se nos hubieran ocurrido.

El descomunal encierro al que fuimos sometidos por los organismos internacionales, que los gobiernos acataron, descartando el debate científico y obedeciendo órdenes, fue notoriamente aprovechado por el globalismo.

Los medios de comunicación masiva fueron la herramienta ideal para el sometimiento. Ciertos comunicadores tendrán algún día que disculparse con sus audiencias, después de haber renunciado al hermoso oficio de ser periodista, para ser solo agentes de propaganda de la llamada "corrección política".

Aunque el 2020 haya quedado atrás y sea reiterativo traerlo a la memoria, es necesario recordarlo, tenerlo presente, porque en esos momentos la virtualidad avanzó sobre todo. No podíamos salir, ni ir a ver a un enfermo, o velar o enterrar a nuestros muertos. Los cumpleaños, las clases de estudio y las reuniones de trabajo o con amigos las hicimos mirándonos por pantallas. Al aislarnos, perdimos la posibilidad de reflexionar sobre lo que estaba pasando con el resto, de enterarnos de otras experiencias y así nos fueron doblegando, exponiéndonos a la cadena mediática del miedo.

En el principio, unos pocos no acataron y luego unos cuantos empezaron a rebelarse, pero los medios no los mostraban o los nombraban como terraplanistas o conspiracionistas. Con el miedo nos paralizaron el sentido común, pero el encierro también generó que existiera más tiempo para leer o buscar información en otras fuentes. 

LA NUEVA NORMALIDAD

De entrada, los políticos y los comunicadores empezaron a decir que a partir de ese momento, nuestras vidas iban a tener que aceptar la "nueva normalidad". Una "nueva normalidad", que no iba a ser pasajera, si no que llegaba para quedarse. Sospechosamente raro, como si estuviera planeado de antemano ¿cómo sabrían el futuro?

Es así como muchos trámites aún hoy se siguen realizando solo virtualmente, con turnos preestablecidos y sin atención telefónica. 

Los bancos se han metido forzadamente en nuestras vidas. Todo trabajador ha sido obligado a tener una cuenta. Hace años que nos bancarizaron, sin darnos ninguna opción. En un contrato laboral lo natural sería recibir -como se hacía- el dinero directamente del empleador, sin la intervención de un tercero. Lamentablemente esta bancarización se fue naturalizando, como también, que las entidades bancarias cobren por tener un paquete de cuentas y que ya no envíen los resúmenes por correo postal, y que eso no signifique ninguna rebaja en los gastos que cobran por mantenimiento de cuenta.

CADA VEZ MÁS CONTROL

La virtualidad sigue avanzando en varias áreas y por sobre todo en el mundo de las finanzas y los negocios.

Es así como hay algunos países que están suprimiendo, minimizando o penalizando el uso de dinero en efectivo. Es el caso de Israel que ha decidido imponer un monto máximo de U$S1.700.- para pagarle a una empresa y de U$S 4.360.- para hacer lo propio a un particular. Quienes incumplan la ley recibirán multas considerables que ascienden al 25% de la transacción para personas físicas, y el 30% de la misma para las personas jurídicas.

También está en estudio imponer la ilegalidad de la simple portación de una suma considerada de dinero en efectivo, como también comenzó con las pruebas técnicas para lanzar una moneda digital desde el Banco Central con el objetivo de erradicar el dinero en efectivo y maximizar el control, también se supo que posee una controvertida base en donde almacenan datos biométricos y de reconocimiento de los ciudadanos.

Hace pocos días en “BAE negocios” se publicó la noticia que el presidente de la “Fundación inclusiva productiva”, presentó un proyecto que plantea la desaparición física de los pesos argentinos, para dar paso al nacimiento del peso argentino Digital.

Argentina lo que tiene que hacer es sanear su moneda y no crear una virtual. Esto quizás se va a poder empezar a revertir con un gobierno con credibilidad y no con este que además de no tenerla está en retirada.

Es increíble que el billete de mayor denominación valga algo más de 3 dólares y que sirva solo para comprar una docena de facturas. Hace tiempo que tendrían que haber emitido billetes de $5.000.- y $10.000.- como mínimo.

Es notorio que no quieren darnos la posibilidad de manejarnos con efectivo, para que sigamos naturalizando el uso del dinero electrónico y así aumentar el control sobre todo lo que hacemos con nuestra plata. 

Hace a nuestra libertad que podamos seguir usando billetes y monedas. El Estado no tiene por qué saber qué hacemos con nuestro dinero ganado lícitamente. Si quiere controlar la evasión o el dinero mal habido tiene otras formas para hacerlo.

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