Santiago Senen González (1930-2022)

Ha fallecido uno de los últimos exponentes de una estirpe de periodistas casi desaparecida: Santiago Senén González (1930-2022). Nos conocimos hace varios años cuando él ya era un veterano de la tinta y su prestigio como investigador estaba bien consolidado. Sin embargo y no obstante la diferencia generacional surgió una natural corriente de simpatía que nos permitió profundizar un vínculo forjado en los comunes ideales políticos, desde muy joven adhirió a los principios de la UCR, así como en el interés por nuestro pasado histórico y social. Santiago era una referencia ineludible cuando los interesados en la historia contemporánea debíamos bucear en las relaciones entre política, sindicatos, fuerzas armadas, sectores económicos, etc .

Santiago era una fuente de consulta permanente, no solo por su copioso archivo personal, que donó a la Universidad Torcuato Di Tella, que lo preserva y  donde puede ser consultado, sino porque poseía una memoria prodigiosa y un talento natural para contar la historia ya fuera escrita o por vía de la oralidad. Así fueron transcurriendo encuentros, charlas, muchas de ellas en ámbitos ampliados y con otros contertulios, donde Santiago podía explayarse en confianza y camaradería.

La Mesa de los Jueves al mediodía, tradicional tenida de periodistas, escritores e iniciados, de características plurales hasta que la grieta metió la cola, fue peregrinando por varios sitios hasta recalar en un tradicional restaurante de la Avenida de Mayo y Salta. Los viernes en una mesa bien radical, en el recoleto ámbito de la Fundación Ricardo Rojas presidida por el veterano dirigente Juan Manuel “Cachi” Casella (otro pensador notable  injustamente olvidado). Algunas veces, café de por medio,  en distintas locaciones desplegamos el gusto de la charla política y  el chisme sin descuidar nunca (porque era dueño de un fino olfato y de valiosas fuentes) la buena información y el dato duro. 

La pandemia de Covid 19 que hizo estragos en la salud colectiva con sus secuelas no sólo sanitarias sino en la sociabilidad,  a raíz de las restricciones de circulación y encuentros, nos mantuvo a distancia pero comunicados tuvimos encuentros por videollamadas por la plataforma Zoom, que fueron compartidas con diversos ámbitos académicos y de difusión histórica y cultural como el Instituto Nacional Yrigoyeneano y el Observatorio para la Calidad Republicana de la Universidad del Museo Social Argentino. Y a pesar de la incompletitud de los esquemas vacunatorios contra el virus, comenzamos a superar el aislamiento primigenio con encuentros periódicos al aire libre,  a veces a dúo y muchas otras con otros colegas y amigos que se deleitaban con esas charlas y recuerdos que Santiago desgranaba con profundidad  y gracia.

Graciela Petcoff, Juan Manuel Moure, Rosendo Fraga, María Esther Álvarez , Juan Carlos Gimenez Lemme, Paula Atlante, Laura Capriata, Mario Scholz fueron algunos de los que compartieron con nosotros algunos de los encuentros esa mesa al sol en la esquina del Boluverd Caseros y Bolivar frente al bello palacio que fuera propiedad del empresario naval Dodero con el Museo Histórico Nacional, donde residía junto a su mujer Silvia el frondoso Parque Lezama a nuestras espaldas. A los postres solía incorporarse Silvia, socióloga de la primera camada de la UBA y discípula de Gino Germani, que además sumaba  su claridad de pensamiento y análisis. 

Me quedará la memoria imborrable  de aquellos viernes,   cuando regresaba caminando de dictar mis clases de Derecho en el Colegio Nacional de Buenos Aires para recalar en esa esquina arboleda y luminosa que era el  lugar de los indelebles encuentros  con Santiago Senén González a quien recordaré con afecto y gratitud cada vez que pase por allí.

(*) Presidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano.