Trabajo: ¿salud o enfermedad?

El trabajo es una palabra que lleva un espectro de connotaciones según la aplicación, la interpretación en cada caso del término. Las características y el ámbito de esa actividad que llamamos trabajo son factores centrales en la vivencia de bienestar o malestar que experimentamos. Existe evidencia que las condiciones de trabajo desfavorables inciden, más allá de la retribución económica, en nuestro estado psíquico llegando a un número creciente de enfermedades relacionadas con el trabajo. El cambio de paradigma en el cual el trabajo sea vehículo de bienestar y sentido vital, es una condición hoy inescapable ante el fenómeno de pérdida de sentido conocido como la gran resignación.
Existe una frase repetida: "El trabajo es salud", a la que algunos en tono de comedia han agregado, "entonces que trabajen los enfermos". La realidad es que asistimos desde hace años a un incremento considerable de repercusiones negativas relacionadas con el trabajo, en la práctica clínica corroborada en las áreas de medicina laboral y legal o en estudios multicéntricos internacionales, así como sobre otras variables de bienestar y calidad de vida, que llegan a ser cuadros clínicos. Esto ha aumentado a partir de la epidemia de CoVid. A la frase el trabajo es salud se está imponiendo otra en la cual el trabajo aparece como factor de malestar, llegando a ser uno de enfermedad. Los fenómenos de licencias clínicas con las que organismos diversos deben confrontarse de manera creciente representan hoy un conflicto tanto individual como colectivo y económico significativo. La pérdida de sentido en relación a la actividad cotidiana, en la que la gratificación diferida, aparece como utópica y así insoportable. Genera casos de ausentismo que se prologan en el tiempo, generando un fenómeno que se realimenta de manera morbosa. Un túnel de inicio sin salida. 
SOLEDAD REAL
Hablábamos recientemente sobre un informe de la oficina del Cirujano General (General Surgeon) de los Estados Unidos el Dr. Vivek Murthy señalando la importancia del rol de la soledad en sociedades en rápida mutación, en las cuales a la hiperconectividad se le une como sombra complementaria la soledad real. Uno de los aspectos que señalábamos era el impacto que esto tenía en todas las áreas de la vida de las personas, y una de ellas quizás por el espacio vital que ocupa y la importancia derivada de ella, es el mundo del trabajo.
En estos días la oficina a su cargo presentó un informe bajo el título "La Salud Mental y el bienestar en el trabajo. Estructura presentada por el Cirujano General" (The Surgeon General's Framework for Workplace Mental Health and Well-Being). 
En este informe recomienda políticas y lineamientos a implementar en los diferentes lugares de trabajo para que el bienestar y el cuidado de la salud mental ocupe un lugar central. El documento está asociado a varios otros que han sido presentados y publicados tanto por asociaciones científicas como organizaciones y diversas ONG.
A su vez, estos lineamientos son la continuación de otros informes sobre calidad de vida, bienestar, y en particular uno sobre el "Burn Out" como tema sobre el cual elaborar estrategias inmediatas. El burn out, un cuadro que conocemos desde hace décadas y se consideraba limitado a ciertas poblaciones (salud, educación, por ejemplo), ahora se ha convertido en un pedido frecuente de consulta médica y médico-legal y lleva a consecuencias mucho mayores que las manifestaciones clínicas emergentes, que pueden ser una depresión ligera, ansiedad y trastornos de sueño pero que inciden de manera traumática y sostenida.
Los ejes que enuncia el informe en las prioridades son los siguientes: los lugares de trabajo juegan un rol central en nuestras vidas; que el trabajo (y sus condiciones) nos afectan tanto física como psicológicamente tanto de maneras positivas como algunas varias negativas; y que la pandemia y postpandemia han puesto esta relación en un lugar central.
Un informe de la ONG Mind Share Partners, dedicada a la relación trabajo-salud mental, realizó sondeos en 2021, en los cuales encontraron que el 76% de los trabajadores habían presentado y reportado al menos un síntoma de alguna enfermedad mental y de esa misma encuesta que el 84% de quienes contestaron atribuyeron al trabajo al menos uno de los episodios sufridos de malestar psíquicos con manifestaciones clínicas.
TRABAJOS A MEDIDA
A su vez la Asociación Psicológica Americana (APA) en un informe (2022 Work and Well-being Survey results) sobre una encuesta a nivel nacional, encuentra que el 81% de las personas respondieron que estarán buscando lugares de trabajo que incluyan programas o protocolos para cuidar la salud mental de los empleados. 
Las publicidades de trabajo temporario que vemos en la actualidad acordes con esa tendencia proclaman que el trabajo se ajuste a vos, no vos al trabajo. Así la movilidad laboral ha suplantado al paradigma de persistencia en un mismo empleo o sector. Sin embargo, nuestras estrategias adaptativas están puestas en juego, tanto económicas, como psicológicas y existenciales.
Estas son alguna de las citas de muchas, pero simplemente ilustran el grado de importancia que adquiere algo que observamos desde mucho antes de la pandemia pero que esta, en su modalidad de estudio experimental sobre el psiquismo, demostró poner al límite el estado mental de las personas.
Hace ya un tiempo que a partir de la tendencia de colocar el adjetivo "Gran" a varias cuestiones (reseteo, narrativa, etcétera) se empezó a hablar de la "gran resignación", refiriéndose a un fenómeno de desgaste, indefensión aprendida de alguna manera, en la cual las personas dejaban sus lugares de trabajo, aun a costa de su bienestar económico, y los riesgos del territorio desconocido, salir de la "zona de confort" pero en muchos casos sin un plan. 
Al mismo tiempo, los replanteos existenciales alrededor del trabajo, el sentido o la falta del mismo en la vida de las personas se expresa cada vez más por medio de pérdida de rendimiento laboral o directamente por cuadros clínicos diversos, que en realidad son solo el factor visible emergente de una gran crisis existencial vital. Las empresas, los organismos del estado, algunos en particular como la educación, la justicia, las fuerzas de seguridad, el personal de salud, presentan cifras de licencias psiquiátricas de particular importancia.
La palabra tóxico instalada dese hace años en relación a personas, se usa cada vez más para referirse a espacios relacionales en particular el trabajo. En relación al informe de Murthy, una serie de notas en los medios se iniciaban con esa palabra, e interesantemente una de ellas se refería a la incidencia del trabajo en la infelicidad.
Durante la pandemia se han empeñado en hacer retroceder el concepto de salud a una versión en la cual la salud era la ausencia de un test positivo, y aun así, estar sano era casi una situación inexistente, ya que se estaba enfermo, aun sin signos, síntomas o estudios. El problema es que esa visión deja de lado la definición de salud como un concepto mucho más amplio, en el cual la posibilidad de encontrar sentido en la vida y el rol del trabajo como modo de realización y sentido existencial, era fundamental a la salud y que el concepto de bienestar, y por qué no, usar la palabra felicidad, eran indicadores de salud.
Ahora, a pesar de las largas campañas para situar un concepto recortado de salud, la realidad de las personas en su malestar laboral por ejemplo, nos demuestran que para entender y ocuparse de la salud hay que incluir todos los aspectos del ser y no solo la ausencia de enfermedad.
Pasamos una enorme cantidad de tiempo preparándonos para ser capaces de tener un trabajo en el futuro, la escolarización, y luego una gran cantidad de años en esos trabajos. Replantearse tanto los modelos educativos como los laborales es fundamental para ocuparnos de manera integral de la salud, y por más estudios, vacunas, drogas y demás, sin esa perspectiva nunca estaremos sanos... y felices.
El planteo del trabajo como lugar de sacrificio para obtener un producto que nos permitirá vivir y la vida real pasa por otra parte, ya no puede ser el paradigma actual. El trabajo debe ser una de las formas de realización, de búsqueda de sentido, sino la búsqueda de placeres efímeros en la liberación del yugo nos lleva a que, a su vez, la liberación de eso nos lleve a otro yugo, como la dispersión, la distracción compulsiva, las drogas...
De todos modos, no hay nada nuevo, solo debe ser incorporado. Se le atribuye a Confucio (circa 500 a.C.) una frase luego repetida por varios: "Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida".