Buena Data en La Prensa

La revolución silenciosa

Las últimas declaraciones de MIlei sobre el adoctrinamiento en las escuelas a través de la ESI causaron adhesiones aún entre quienes no son sus seguidores. Viendo lo que gasta el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades en sus políticas, más la promoción de lo queer desde los grandes medios, nos preguntamos cómo llegamos hasta aquí.

Este desmadre –término nunca mejor utilizado- irrumpió en nuestro país hace pocos años, pero tenemos que admitir que hubo ideas preparatorias –entre ellas, el individualismo y el relativismo-que fueron el terreno fértil para que estas prosperaran y nos fueran encaminando ingenuamente hasta el escenario actual.

PASITO A PASITO

El profesor Ronald Rensink de la Universidad de Columbia Británica (Vancouver) explicó el fenómeno de la ceguera al cambio gradual. Parece que a nuestro cerebro no le gusta mucho trabajar en exceso y para evitar el «derroche» energético que implicaría procesar cambios poco significativos, simplemente, no los capta. Las variaciones diarias paulatinas y lentas resultan imperceptibles a nuestra mente. Podemos recorrer todos los días un mismo camino de casa al trabajo y muy probablemente no registremos los pequeños cambios que acontecen. Se pueden introducir grandes cambios en el campo visual, pero pasan desapercibidos si son introducidos de forma gradual. Hipotéticamente, este fenómeno podría extrapolarse a otras áreas.

Por otra parte, la historia de los totalitarismos nos ha enseñado que cuando se busca realizar cambios profundos de paradigma la batalla se libra en el campo de la cultura, entre la gente común, a quienes hay que hacerla romper su ligadura con el pasado, desterrar las tradiciones, alterar sus convicciones íntimas y repetir las consignas revolucionarias insistentemente. Y esas consignas se han seguido al pie de la letra.

¿PERSPECTIVA O IDEOLOGÍA?

Varias veces hemos escuchado que la ideología de género no existe. Que es un invento de “los ultraderechistas” y cristianos fundamentalistas. Veamos un poco esta cuestión.

Que existen aspectos culturales en el ser varón o ser mujer, nadie puede negarlo; solo basta imaginar y comparar las conductas o la apariencia de una dama y un caballero del 1800 con una pareja urbana del siglo XXI. Otra cuestión es adjudicar la masculinidad y la femenidad solo a variables socioculturales. La perspectiva de género como categoría de análisis conceptual entiende al género como una construcción social y simbólica que asigna atributos de femenino o masculino a los seres humanos. Existen diferentes teorías de género que desde el ámbito académico podrían diferenciarse, pero a los fines sociopolíticos y como herramienta del cambio cultural, la perspectiva de género es una perspectiva ideológica, sesgada y parcial.

UNA HERRAMIENTA POTENTE

Ahora bien ¿Qué es lo que hace que esta ideología sea tan potente para cambiar la cultura? Desnaturaliza la verdad más básica y evidente que podemos encontrar. Una verdad que es asequible a todos, grandes chicos, ilustrados, analfabetos, ricos o pobres: “Nacemos, como varones o como mujeres, a partir de la unión procreadora de un varón y una mujer”.

Por eso el blanco de los ataques se dirige fundamentalmente a la familia heterosexual y monogámica, al binarismo sexual y a romper la unión entre sexualidad-amor-vida, promoviendo, publicitando y naturalizando la diversidad de familias (homoparentales, poliamorosas, dinks, mujeres solas inseminadas, varones solos que alquilan vientres), de géneros, el aborto, la anticoncepción, las relaciones sexuales ocasionales y/o virtuales.

LA ESCUELA Y LOS MEDIOS

Aunque haya decaído su valorización, la escuela sigue siendo el lugar del saber. A través del Programa ESI, la ideología de género y con ella, sus ideas revolucionarias llegaron a los hogares. Entró en la familia, célula básica de la sociedad, que muchas veces miró sin comprender, creyendo que se trataba de conocimientos nuevos a los que había que adaptarse.

Los medios masivos repitieron machaconamente consignas alineadas con esta perspectiva tanto desde los anuncios publicitarios como en la programación, sutilmente primero, más abiertamente con el correr del tiempo.    

La ESI fue una de las puntas de lanza del cambio cultural porque propuso no solo una forma de ver la sexualidad ajena a nuestra idiosincrasia, sino porque al mismo tiempo, planteó un cambio de mirada generalizado. Estamos viendo como el concepto de diversidad se va extendiendo, ya no solamente hacia la diversidad sexual. La abolición del ser humano como tal —comenzando por su cuerpo sexuado— abre las puertas a la «creación» de un nuevo ser humano autoconstruible según sus deseos: un paso hacia el transhumanismo.

Como dijera el Lic. Ernesto Alonso, “Aunque no se lo diga, la pretensión es antropológica en el sentido de proyectar un nuevo hombre, un nuevo modelo de hombre y de humanidad, que no será sino un hombre nuevo fabricado invertidamente a la imagen y a la semejanza de esta fáustica perspectiva”.

 *El lector podrá seguir a Buena Data en:

YouTube: /BuenaDataOk

Instagram: @buenadata

buenadata.ar