Gaston Cocchiarale analiza la vigencia de 'La fiaca', una obra de los años '60 que vuelve a escena renovada

"Apagar el celular es revolucionario''

Con el título 'La gran renuncia', la adaptación del texto clásico de Ricardo Talesnik debuta en el Teatro de la Ribera. Dirige Lisandro Ficks este proyecto que gestó el propio protagonista.

­Cuesta creer que Gastón Cocchiarale tenga tan sólo treinta años. Al otro lado del teléfono, estado gripal aparte, se lo escucha como un actor bien plantado, enfocadísimo en su carrera y con kilómetros de escenario recorrido.

"Tengo buen ojo para elegir trabajos'', admite quien está pronto a estrenar 'La gran renuncia', una obra de teatro que él mismo ayudó a gestar y que logró que forme parte de la programación del Complejo Teatral de Buenos Aires.

Eso sí, nada fue cuestión de azar ni de suerte; el presente laboral que se forjó Cocchiarale fue a base de esfuerzo y tesón. De hecho, en diálogo con La Prensa contó que su primer encuentro con la puesta fue con su versión original, 'La fiaca'.

En sus comienzos, cuando aún era un estudiante de teatro, la protagonizó en el taller de Agustín Alezzo y Lizardo Laphitz y sin dudarlo les pidió los derechos, a lo que el director le contestó -lógicamente- que no, que se los daría cuando fuera un actor consolidado. Y ese momento llegó.

Con ayuda del autor original, Ricardo Talesnik, y de Lisandro Ficks, quien la dirige, Cocchiarale le dio forma a esta versión aggiornada del clásico de los años '60 en la que encarna a un hiperconectado publicista que un día decide no ir a trabajar por pura pereza. La obra subirá el telón el próximo jueves en el Teatro de la Ribera (Pedro de Mendoza 1821), con un elenco que completan el propio Ficks, Laura Cymer, Abian Vainstein, Romina Fernándes y la participación virtual de Luis Brandoni.

Oriundo de Ramos Mejía, el exactor de `ATAV' estará pronto también en streaming con 'El encargado', la serie de la dupla Cohn-Duprat que desembarcará en la plataforma Star+ el próximo miércoles, y en la que comparte cartel con Guillermo Francella, una persona clave en su carrera.

Y si de grandes se trata, el también docente -dirige su propia escuela de actuación Creer es Crear- trabajó codo a codo con Robert De Niro en 'Nada', la miniserie que el ex 'Taxi Driver' grabó recientemente en la Argentina y que verá la luz en 2023.

 

TIEMPOS MODERNOS

-¿Qué puede adelantar de su personaje en 'La gran renuncia'?

-Tratamos de tomar un poco esa revolución que detonó `La fiaca' en los '60. La obra gira en torno a un muchacho treintañero que decide no ir a trabajar por fiaca y nosotros tratamos de traerlo al hoy, también con un muchacho que decide no ir a trabajar porque está colapsado por los tiempos modernos. Esta cosa de la velocidad en la que se vive, en la que se trabaja, y los mensajes de Instagram, de Twitter, los mails, toda esa sobreexposición que tenemos a los estímulos a la hora del trabajo y de la vida. El pibe trabaja en una agencia de comunicación, hace publicidad, entonces está muy detonado con la dinámica de trabajo y un día se da cuenta que quiere que su vida sea otra cosa y decide no ir a trabajar. Apaga el teléfono y lo guarda; eso hoy es revolucionario, el hecho de apagar el celu es revolucionario.

-¿Cómo conecta personalmente con la historia?

-No me veo frenando la vorágine laboral, pero sí me siento muy bien representado en el personaje. De hecho, el fin de semana pasado estuve en cama con fiebre, justamente porque creo que el cuerpo me dijo `frená'; porque no importa en el marco en el que uno trabaje, todos estamos viviendo tiempos en los que la tecnología es algo muy bueno pero al mismo tiempo tiene su costado malo porque uno vive en un estímulo constante. Me gusta contar historias que interpelen a la gente y también a mí. El teatro está para hacernos preguntas y para despertar lo que está dormido. Está bueno hablar de eso.

-¿Fantaseó alguna vez con dejarlo todo?

-A todos nos encantaría corrernos del sistema pero después el sistema también te termina atrapando; ese es un poco el juego perverso que tiene. Esto de apagar el celular suena muy lindo pero al personaje le pasa que se va dando cuenta que se queda afuera de todo, y los seres humanos somos animales de comunidad, de grupo. Hay una escena muy linda en la que la novia le plantea cómo van a pagar la cuota de la heladera o qué van a comer; entonces hay algo ahí que interpela porque todos queremos agarrar una guitarra y desaparecer, pero en la vida siempre hay cosas que sostener.

 

LUZ EN EL TUNEL

La estrecha relación de Cocchiarale con Francella viene desde el momento en el que coincidieron en la película 'El clan'. Allí forjaron una amistad y por eso Gastón recurrió al astro en un momento de total incertidumbre a nivel laboral. Lejos del divismo, Cocchiarale cuenta que Francella lo aconsejó y le dio el espaldarazo que necesitaba para seguir. De hecho, en 'El encargado' fue Guillermo quien pidió que lo convocasen.

-Es verdad entonces que Francella lo apuntaló en un momento crítico.

-Sí, con Guillermo tenemos una relación hermosa, lo respeto y lo admiro profundamente. Yo venía de filmar 'El clan', que fue algo muy grande, y pensé que con eso ya estaba, pero no fue así. Me encontré con que no quedaba en los castings, no tenía un ingreso económico, no fluía el trabajo como yo me había imaginado. Estaba tan angustiado que necesitaba hablar con alguien al que le haya ido bien, no quería hablar con colegas jóvenes porque estaban en la misma. Y quién mejor que Guillermo. Así que le mandé mensaje y él, muy amablemente, compartió un café conmigo durante tres horas. Hablamos mucho de las dificultades en la vida del actor. Porque todo el mundo te dice que de actor te vas a cagar de hambre, pero otra cosa es cuando lo vivís. Guille fue un faro, y no se juntó a hablarme de sus éxitos sino de todo lo que le costaron esos éxitos y conseguir una continuidad laboral.

-Mirando hacia atrás, ¿cómo ve el recorrido que lleva hecho?

-Fue un camino de mucho trabajo, mucho esfuerzo, muy lindo, pero todos sabemos que la carrera del actor es enormemente compleja por la falta de trabajo. En ese sentido poder tener trabajo y vivir de lo que uno ama ya es un montón. De hecho, mi personaje en 'La gran renuncia' lucha por vivir de algo que ama. Eso es un privilegio y trato de darlo todo, todo el tiempo. Vengo de una familia de laburantes, mi mamá es docente, mi viejo es cocinero, nunca me faltó nada pero mis viejos no eran millonarios y me tuve que valer por mi mismo. Soy muy tenaz, me gusta mucho mi trabajo. De hecho, 'La gran renuncia' no es algo que me ofrecieron sino que yo armé porque me gusta mucho producir, generar ideas. Elijo crear mis propios espacios y después, si me convocan como actor está buenísimo, pero nunca fui muy fan de esperar que el teléfono suene porque me angustia.