Buena Data en La Prensa

¿De ciencia ficción?

 

Cada día confirmamos, casi sin asombro, como nos encaminamos hacia mundos que se delinearon en libros de ciencia ficción. ­

Esta semana estallaron las quejas y la preocupación por la campaña que hizo el Ministerio de Salud de la Nación promoviendo la vasectomía y la ligadura de trompas entre los adolescentes desde 16 años. Algunos medios masivos se hicieron cargo del tema, que también corrió en charlas familiares y hasta se emitieron comunicados de repudio. 

HACE 7 AÑOS

Dormimos una especie de sueño mientras los poderosos y sus enviados traman nuestras vidas y despertamos cada tanto y azarosamente cuando los efectos salen a la luz; como si ilusoriamente algo se convirtiera en real cuando se hace viral en las redes.  Y ahí, cuando golpea, nos alertamos. 

La campaña masiva es nueva, pero el contenido, no. Desde 2015, cualquier adolescente que se acercara a un centro de salud pidiendo ser sometido a esas prácticas -de las que tiene información en las escuelas- podía acceder a ellas, gratuitamente, sin la compañía de adultos y sin siquiera tener la necesidad de anoticiarlos sobre su decisión.

La Ley de Anticoncepción Quirúrgica promulgada en 2006 garantiza el acceso a la ligadura tubaria y a la vasectomía como un derecho de todas las personas, por lo tanto, estas prácticas se encuentran entre los métodos anticonceptivos disponibles y son incluidos en las consejerías de salud sexual y reproductiva. Ese mismo año, tales servicios fueron incluidos en el Programa Médico Obligatorio, por lo tanto, son gratuitos. En ese momento, lógicamente se consideraba que hasta los 18 años no se podía acceder a esa opción, pero con el cambio del Código Civil y Comercial, en 2015, y por una Resolución ministerial se determinó que la mayoría de edad “para el pleno ejercicio del derecho a la salud y cuidado del propio cuerpo es a partir de los dieciséis años”.

No es este el momento de ponernos a reflexionar si tales prácticas de mutilación son licitas per se, el tema puede quedar abierto. Nos ocupamos ahora de los adolescentes. 

LAS DECISIONES DEL ADOLESCENTE

No es una novedad decir que la adolescencia es una etapa altamente vulnerable. Los adolescentes de todas las épocas han sido y son afectados en mayor medida que otras personas, por el medio circundante, su grupo de pares, la moda y la influencia cultural en general. El mínimo sentido común diría que no es el momento más adecuado para tomar decisiones drásticas que puedan afectar el futuro de por vida.

Lo segundo que hace ruido en esta campaña, es que un adolescente, considerando lo dicho sobre su vulnerabilidad e inestabilidad, pueda tomar decisiones permanentes sin la consulta a sus padres. El derecho de los padres a guiar, orientar y educar a sus hijos se ve violentado.

EL ANTINATALISMO

Otra de las objeciones que surgen ante la campaña es el antinatalismo implícito de la propuesta. Si consultamos a ciudadanos de a pie, es probable que unos cuantos coincidan en la creencia de que nuestro planeta está superpoblado y que esa es una de las razones de la pobreza, por lo tanto, es necesario limitar los nacimientos. Esta creencia, de larga data, tiene sus bases en la teoría de Thomas Malthus, en 1798.

La mentalidad antinatalista caló hondo en nuestra sociedad y aunque las predicciones de este demógrafo no se hayan cumplido se sigue asociando erróneamente al número de hijos como causa de la pobreza y la falta de educación.

No puede obviarse la referencia al famoso Informe Kissinger y a su política poblacional para los países subdesarrollados. A esto se le suman las nuevas corrientes ecologistas que ven en la llegada de los hijos un mal para el planeta.

¿Será casualidad que los documentos del Ministerio de Salud “Información para acceder a la vasectomía” e “Información para acceder a la ligadura de trompas” estén acompañados por el Fondo de Población de las Naciones Unidas?

HACIA LA DESHUMANIZACION

Los documentos precitados se refieren a la ligadura de trompas y la vasectomía como prácticas anticonceptivas que no siempre logran ser reversibles. En respuesta al posible arrepentimiento, se tiene a mano una respuesta rápida: están disponibles los procedimientos de fecundación in vitro. El científico y novelista, Robin Baker, en su libro El futuro del sexo, de fines del siglo pasado imaginaba, mezclando ciencia y fantasía, un mundo en el que se ejerciera la actividad sexual por solo placer, sin límites ni consecuencias, en el que no existieran los nacimientos no buscados, los embarazos adolescentes, ni los abortos, ni siquiera, el drama de la esterilidad, las enfermedades genéticas o la menopausia como limitación.

Un mundo en el que la reproducción esté totalmente disociada de las relaciones personales. El denominó al camino propuesto de “obstrucción y almacenaje”. O sea, esterilización al comienzo de la edad fértil y reserva de gametos, para cuando quieran usarse en combinación con gametos del otro sexo a elección, en un variado menú de características genéticas.

El autor sitúa las escenas de su novela aproximadamente en el 2040. Quizás no estemos tan lejos.

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