LA GUERRA EN EUROPA

Una impresionante derrota puso en aprietos el liderazgo de Putin

Durante los últimos tres meses, las fuerzas militares rusas parecían casi completamente empantanadas en la región del Donbás. Pese a que era el Plan B de Putin, luego de la estrepitosa retirada de sus tropas del cerco de Kiev y del de Járkov (a tal velocidad que las fuerzas armadas ucranianas no pudieron aprovechar para aniquilarlas), tampoco le iba demasiado bien en el frente oriental ucraniano. En noventa días había logrado avanzar solamente unos 20 kilómetros y capturar únicamente dos de las cuatro ciudades capaces de  justificar (es una forma de decir) semejante invasión de Ucrania mediante el uso de 200.000 soldados, incluidos sus mejores cuerpos de élite (entre ellas sus tropas aerotransportadas, impiadosamente masacradas por la infantería ligera ucraniana en su fallido ataque al aeropuerto de Kiev).

 Luego de haber planteado primigeniamente, como objetivos de semejante y criminal invasión, ``la desnazificación'' del gobierno ucraniano, su desplazamiento y la desmilitarización del país, su Plan B (donde se planteaba la conquista total del Donbás) tenía gusto a poco. Tenía en su haber la victoria pírrica del puerto de Mariupol (reducido a escombros), y la toma del puerto de Jerson, sobre la desembocadura del río Dnieper en las aguas del Mar Negro.

 Pero, para completar su mínimo minimorum necesitaba tomar dos ciudades más en el Donbás: Slaviansk y Kramatorsk, actualmente en manos ucranianas. Los rusos suponían que este plan se podría completar antes del i9nvierno septentrional, en diciembre del 2022. Pero la resistencia ucraniana fue tan formidable que solamente pudieron adelantar menos de un kilómetro por día a costa de una enorme cantidad de fuego de artillería, incluidos misiles, más los ataques de la aviación rusa. Es decir, muy leves y costosos avances rusos.

 Entretanto, la contraofensiva ucraniana había puesto su mayor interés (aparentemente) en la recuperación del puerto de Jersón. Durante los dos últimos meses la nueva artillería ucraniana comenzó a batir blancos rusos en la retaguardia de esta ciudad, muchos de ellos situados en la Península de Crimea. Destruyó, entre otros importantes objetivos, una base aeronaval usada por los aviones de la Flota Rusa en el Mar Negro, depósitos de municiones, de combustibles, e incluso destruyó completamente con sus certeros proyectiles un tren completo cargado con material bélico, incluidos tanques, blindados, pertrechos y municiones. También destruyó casi todos los puentes cercanos a Jerson que unían la costa oriental del río Dnieper con la costa occidental, para aprovechar la debilidad de esa cabecera de puente rusa, ubicada en la costa occidental, con el objeto de complicar sus líneas de suministros de todo tipo. Los ataques iban aumentando día a día, desde tres puntos distintos, uno enfrente de ese enclave ruso, y otros dos situados aguas arriba del Dniéper, pero siempre en la costa occidental.

 Algunos observadores pensaron que tanto empeño frente al puerto de Jerson podría entrañar algún tipo de engaño, de maniobra de distracción, pero solamente como una mera posibilidad.

EL GOLPE MORTAL UCRANIANO

 Resultó que, mientras los rusos desviaban fuerzas de refresco hacia el puerto de Jerson, para evitar su caída, los ucranianos colocaron secretamente una gran unidad de batalla mucho más al norte, no en el Frente Sur, sino en el Donbás, para atacar a los rusos por retaguardia.

 Los militares ucranianos reunieron durante varias semanas, en forma extremadamente sigilosa, una gran unidad de batalla, compuesta por un gran número de tanques, a unos 50 kilómetros al oeste de la ciudad de Kupyansk, en el Oblast de Járkov, considerado como uno de los nudos ferroviarios más importantes de Ucrania y pieza vital para la logística rusa en el Donbás, especialmente porque, desde allí se abastecía militarmente a la ciudad de Itzium, ciudad de 50.000 habitantes desde donde se dirigían todos los ataques hacia las dos curbes todavía en poder de las fuerzas ucranianas: Slaviansk y Karmatost.

 Lo notable fue la gran velocidad de estas brigadas ucranianas, pues cubrieron los 50 kilómetros que la separaban del nudo ferroviario de Kupyansk en solamente tres días, mientras que, por lo contrario, las tropas rusas habían tardado entre dos y tres meses para avanzar solamente 20 kilómetros en el Donbás. Pero las tropas ucranianas no se quedaron allí, pues eran parte de un ataque masivo, sorpresivo e irresistible para horror y desbande de las tropas rusas estacionadas allí.

 Ni los generales rusos ni sus estados mayores habían tomado la menor precaución para enfrentar un ataque de este tipo, lo cual originó la estampida de muchas tropas. Un caso curioso lo protagonizó el teniente general Andrei Sychevoi, comandante de la Zona Oeste, capturado cuando intentó huir disfrazado de simple teniente, pero igualmente fue reconocido y arrestado. Para peor, el único escape de Itzium era una carretera bajo fuego ucraniano y, además, tenía como forzoso límite occidental el río Oskil.

 Justamente, rodeada sobre la orilla occidental de este curso de agua, fue embolsada y rendida la mitad del Regimiento 202 de las fuerzas rusas.  La desbandada de las tropas fue tal, que dejaron a retaguardia  importantes depósitos con armas y municiones, pues muchos soldados rusos preferían huir a pie. Hubo escenas de pánico. En un video se ve como van saltando a tierra soldados desde la torreta de un tanque, antes de que éste se estrelle contra un árbol.

 Se supone que, más temprano que tarde, las tropas recién llegadas establecerán una nueva línea de defensa más al oriente del Donbás, lo cual significa para el pueblo ucraniano la recuperación de importante territorio propio. El nudo ferroviario de Kupyansk, por ejemplo, fue tomado por los invasores rusos, el 27 de febrero de 2022 y recuperado por Ucrania el sábado 10 de septiembre.

LLAMATIVO DESCUIDO  

 Esta brillante maniobra de engaño y sorpresa por parte de las fuerzas armadas ucranianas ha sido muy elogiada por muchos analistas militares internacionales, pero cruelmente criticada por militares y políticos rusos.  Según estos observadores, se trataba de una operación militar ``absolutamente obvia y previsible'' y, por encima de los méritos de estrategas y planificadores ucranianos, acusan a las autoridades rusas, y especialmente a Vladimir Vladimirovich Putin, de haber incurrido en una ``muy torpe e imperdonable negligencia militar''.

 Según fuentes confirmadas, la enorme indignación provocada por esta brutal derrota militar en Ucrania, ha promovido un impeachment (o acusación) contra el presidente de la Federación Rusa, por su pésima conducción de la guerra, incoada en la Duma (Poder Legislativo ruso, unicameral) por el diputado por San Petersburgo Dimitri Palyga, junto con otros políticos.

Ciertas circunstancias bastante vergonzosas de esta sorpresiva derrota y caída de las ciudades de Kupyansk e Itzun dan pábulo a esta acusación. No haber previsto un ataque por la retaguardia fue una novatada de marca mayor, una impericia grave, por muy sigilosos que hayan sido los ucranianos.

 Otro punto grave fue la absoluta descoordinación de los distintos grupos de tropas apostadas en la retaguardia. Tampoco habían realizado ninguna tarea de fortificación (ni un simple cavado de trincheras), pese a que hacía más de seis meses que estaban estacionados en dichos destinos militares. Tampoco hubo alertas de drones, o de aviones, pese a que las fuerzas ucranianas reunidas eran más que importantes. Resistencia nula, previsión cero, desastre en cantidad de prisioneros, armas y municiones capturadas ameritan perfectamente un Tribunal Militar en cualquier país del planeta.