Arjona en su mejor forma y sin pelos en la lengua

Concierto de Ricardo Arjona. En el marco del 'Blanco y Negro Tour'. Próximas funciones: el miércoles 10 y del 17 al 20 de agosto. En el estadio Movistar Arena.

Con siete fechas en el estadio Movistar Arena completamente vendidas (unas 11.000 almas por noche), más una octava (el miércoles 17) camino a igualar esa marca, el fenómeno en el que se ha convertido Ricardo Arjona ha vuelto a expresarse en toda su dimensión en Buenos Aires. Más allá de los reparos con que siempre se lo juzga por la aparente cursilería y el carácter excesivamente crudo y explícito de su poesía, este nuevo reencuentro con el país permite confirmar el magnetismo que el guatemalteco ejerce sobre un público heterogéneo (no es cierto que sólo lo sigan las mujeres), la precisa maquinaria de su producción escénica y una fortaleza física que le permite brindar más de dos horas de música casi sin apartarse del haz de luz de los reflectores.

La excusa de esta visita es la presentación del álbum doble 'Blanco y negro', que grabó en los estudios Abbey Road de Londres, aunque en los hechos el programa excede ampliamente ese repertorio nacido en el contexto de pandemia. No están ausentes en esta rentrée de Arjona sus grandes hits ni las declaraciones picantes. Al menos en la función que presenció este cronista, el cantautor se despachó contra ''los 32 géneros que han aparecido'', contra el lenguaje inclusivo y lo que entiende como una condena del hombre al ''último escalón social'', todo esto -dijo- producto del encierro. Si alguien esperaba una rechifla, alguna reacción desbocada o al menos un rumor de incomodidad entre el público se habrá llevado un fiasco. Cada una de esas afirmaciones fue refrendada con carcajadas y hasta con un conato de aplauso.­

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GRANDES EXITOS­

La puesta en escena del concierto es imponente, con proyecciones de una nitidez encomiable que no complementan la presentación en vivo sino que guardan un atractivo en sí mismas. En dos torres ubicadas a los costados, como si de ventanas de un edificio se tratara, y en el centro mismo de la escena, nueve músicos y coreutas, a cual más talentoso, le otorgan al protagonista de la noche un marco de lujo para su actuación maratónica. ¿Canciones? Todas las que el público adepto espera, y más. Pero no sólo a los fanáticos les canta Arjona. Verdaderamente transpira la camiseta (la 10 de la Selección en la despedida), alegra y emociona. Tanto, que hasta se le perdona la vulgaridad de algunos de sus temas.­

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Calificación: Muy bueno­