La lupa sobre el deporte­ ­

Desquiciados­

Dalma Cortadi se hizo tristemente famosa esta semana por ser la árbitra que recibió una trompada en la nuca de parte de Cristian Tirone, un futbolista amateur del club Garmense, de la Liga de Tres Arroyos. Un hombre enfermo. Un desquiciado que le pegó un golpe artero, por la espalda, a una mujer porque no estuvo de acuerdo con algún fallo que había tomado durante el partido frente a Independencia. La espantosa agresión se viralizó en las redes, fue noticia en todos los medios y Tirone terminó preso y expulsado de la Liga, de por vida. No podía ser de otra manera.

Cortadi ama el arbitraje y sus jefes dijeron que se trata de una excelente trabajadora que ejerce con mucho amor su profesión. Cortadi, casi una semana después del ataque, sigue en reposo y con dolores. No se sabe aún si le quedarán secuelas. Lo único certero es que está sufriendo. Su mamá, Vanesa Quintana, contó por radio La Brújula, de Bahía Blanca, que su hija "está dolorida, con reposo y volvió a hacerse estudios. La mantenemos por lo emocional y en lo físico, porque está muy dolorida". Y agregó que la jueza ahora "tiene un cuello ortopédico" y está "con mareos y descompuesta por el dolor y con medicación".

El absurdo, irritante y bochornoso episodio no se circunscribe solo a la violencia de este tipo de hombres (si se lo puede calificar así a Tirone) contra mujeres. El punto le sube un escalón a la gravedad de lo sucedido por que se encuadra dentro de lo que es la maldita violencia de género. Pero habría que hurgar más profundamente para tratar de entender por qué alguien puede tener una reacción semejante. Cuál será el nivel de insatisfacción, de hastío, de odio, que puede tener un ser humano para agredir a un semejante de esa manera. Porque lo que le pasó a la pobre Cortadi les sucede, con asiduidad, también a cientos de árbitros varones que trabajan cada fin de semana en las tantas ligas del interior y del área metropolitana que existen, silbato en mano.

Es común ver a un árbitro escapando de un grupo de enajenados que pretenden lincharlo. Es habitual. Tan habitual como escalofriante. Ni hablar de las trifulcas generalizadas que se dan entre jóvenes o veteranos que, supuestamente, se juntan para hacer lo que más les gusta: jugar al fútbol. Quizá la pregunta sea más brutal. ¿Qué nos pasa? ¿Qué le pasa a la sociedad que no soporta un segundo parada en un semáforo y toca bocina antes de que la luz amarilla le de paso a la verde? ¿Por qué un automovilista puede insultar a alguien que le quita 30 segundos de su vida porque está estacionando delante suyo y no lo deja pasar a la velocidad que le gustaría?

Algunos creen que en el fútbol todo vale. "Esto no es una cancha de fútbol'', decían antes las madres y hasta las maestras, dando a entender que en un estadio sí había espacio para subir el tono de manera diferente que en la casa o en un aula. El tema es que ese insulto permitido, cobarde y a la distancia, fue escalando. Y que, a esta altura, todo es lo mismo. O peor, todo pierde valor. Incluso la vida propia. Mucho más, la ajena, por supuesto.

El mundo del fútbol va para un lado y el argentino, para otro. Mientras en el mes de mayo la FIFA anunció que el Mundial de Qatar habrá por primera vez árbitros mujeres acá, a las chicas que dirigen, les pegan. Les pegan hombres. Por primera vez habrá 6 árbitras en una Copa del Mundo: Stéphanie Frappart (de Francia), Salima Mukansanga (de Ruanda) y Yoshimi Yamashita (de Japón) serán las tres árbitras, mientras que Neuza Back (de Brasil), Karen Díaz Medina (de México) y Kathryn Nesbitt (de Estados Unidos) formarán parte del listado de asistentes. Una buena para las chicas.

Mientras tanto, ayer la Justicia determinó que Tirone continuará detenido. El Juzgado de Garantías de Tres Arroyos, a pedido del fiscal subrogante de dicha localidad, Gabriel Lopazzo, modificó la situación legal del agresor de Cortadi. "A Tirone se le imputó el delito de lesiones leves triplemente agravadas por alevosía, por la condición de mujer de la víctima y por haberse cometido durante la realización de un espectáculo deportivo en concurso ideal", explicaron. Y ahora la fiscalía de Tres Arroyos tendrá al menos dos semanas de plazo para llevar a cabo una audiencia de cierre con el fin de formalizar un pedido de elevación a juicio que, en caso de aceptarse, será tramitado por un juzgado Correccional.