En un intento por despegarse de la desastrosa gestión económica la vicepresidenta le pidió al Presidente dos cosas: que usara la lapicera y que dejase de entregar dólares a los importadores, porque teme que el BCRA se quede sin reservas y se dispare una corrida cambiaria.
Fernández le hizo caso y el lunes puso en marcha una serie de restricciones (supercepo) que tuvieron el efecto opuesto al pretendido. El "blue" rozó ayer los 240 pesos y el contado con liqui los $250. En junio el dólar libre subió $32, un 15% y la brecha cambiaria superó el 90%.
Pero más allá de los números abrumadores, la intervención directa de Cristina Kirchner en el manejo de la economía puso en evidencia que el problema no es quién usa la lapicera, sino cómo se usa. No son las flechas, sino los indios los que pifian de manera constante. Alberto Fernández y Martín Guzmán están haciendo una gestión desacertada, llevarán la inflación este año al 80%, pero Cristina Kirchner y Axel Kicillof no son una garantía para cambiar esa situación.
Por eso las versiones que comenzaron a hacer circular ayer de que Guzmán sería echado en el corto plazo si no cambian las actuales tendencias, tienen un solo propósito: usar al ministro como chivo expiatorio. Perdió tiempo y abusó de la "sarasa", pero a este punto se llegó porque ni el Presidente ni la vice estuvieron dispuestos a hacer un ajuste racional y planificado y prefirieron hacerlo vía inflación, lo que ha llevado a la casi desaparición de la moneda y a la actual anarquía política del oficialismo.
Por otra parte, las causas económicas de la suba del dólar son varias y concurrentes. La más inmediata es el supercepo. El BCRA restringió la oferta y la demanda presionó sobre los dólares no oficiales. El problema aquí es que para quienes usan la lapicera el juego de la oferta y la demanda es una apostasía inaceptable y creen que el poder político obra milagros. Se sobreestiman.
Otra causa del salto cambiario es el rescate de bonos en pesos, deuda emitida por este Gobierno, no por el anterior. Como los fondos de inversión comenzaron a rechazar los bonos, el Gobierno les permitió salir de esa posición ingresando unos 500 mil millones de pesos en el mercado que se fueron en buena medida al dólar.
Otra causa es el aumento del gasto y de la emisión. Pero acá el problema es otro disparate ideológico "nac&pop" que se podría llamar teoría Fernanda Vallejos. La fantástica creencia de que el Estado puede emitir toda la moneda que quiera sin que pase nada grave.
Se podrían enumerar varias otras causas de la enésima evaporación del peso, pero todos las conocen. Los únicos que simulan ignorarlas son los que usan la lapicera para hacer de acuerdo con las circunstancias lo que quieren o lo que pueden, pero nunca lo que deben.