El columnista invitado

Educación de mala calidad

Por Facundo Lancioni Kaprow * ­

­­Con una inflación anual estimada por encima del 60 por ciento para este año 2022, todos los salarios docentes, en cada rincón del país, hoy pierden contra esta estadística. Inclusive la Ciudad de Buenos Aires, quien hasta hace dos meses ostentaba la paritaria docente jurisdiccional más alta del país, y la Provincia de Buenos Aires, quien acaba de aplicar la cláusula gatillo y renegociar un nuevo acuerdo, quedan arrasados por la suba de precios. Con esta dinámica cortoplacista, no hay salario que aguante.­

Lo preocupante en materia educativa es que los docentes pobres repercuten directamente en la calidad educativa. Mientras un docente de la Ciudad cobra 79.576 pesos sin antigüedad, para un cargo de Jornada Simple, un maestro de Chaco percibe un 35 por ciento menos. La inflación, por su cuenta, avanza a lolargo y ancho de nuestro país por igual. Mientras la Canasta Básica Alimentaria y del Hogar (CABSH) se ubica en los 72.245 pesos en CABA, en Chaco asciende a 82 mil pesos. Lo que se observa es que un sueldo docente alcanza apenas para cubrir las necesidades básicas alimentarias de un hogar. Y si hacemos un retroceso en el tiempo para analizar la evolución del poder adquisitivo del salario docente para la Canasta Básica Alimentaria, encontraremos que en los últimos tres años tuvo un aumento acumulado del 400 por ciento como promedio a nivel nacional, mientras que el sueldo docente en mismo período alcanzó apenas el 350 por ciento de aumento, en el mejor de los casos.­

 

Sobre este punto, es imperioso mencionar que no todos los bienes y servicios aumentan de la misma manera. Y, particularmente en el rubro de la educación, el ítem de "enseñanza" resulta primordial, porque de allí se desprenden los insumos, material de lectura, y demás bienes que un docente precisa para llevar a cabo su tarea. Y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del rubro enseñanza, está increíblemente al tope de los aumentos cada mes: en el pasado marzo incluso encabezó la escalada inflacionaria con un incremento interanual del 54.3 por ciento. Para los artículos aquí incluidos, cabe destacar, no existe programa gubernamental alguno destinado a "cuidar" los precios, como si existe con artículos como la cerveza o las bebidas azucaradas, generando una desviación de las necesidades de consumo de la gente, e ignorando la problemática docente en torno a sus ingresos.­

Los resultados de esta sumatoria de indicadores son esperables. El sueldo docente en argentina es uno de los peores del mundo, ubicándose hasta USD20.000 por debajo de la media de los países OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), y ubicándose solo por encima de países como Lituania, Hungría, o República Checa.­

Esta problemática requiere pensar lo que comúnmente llamamos "fuera de la caja". Desde Seduca vemos con estupor un panorama que parece irreversible en cuanto continuemos aplicando las mismas fórmulas, que probaron no ser efectivas en revertir este fenómeno. Sin duda que los indicadores macroeconómicos del país siempre tendrán un efecto directo en los sueldos docentes, y los sueldos en general. Pero la composición de los factores que determinan los sueldos docentes también debiera ser tomados en cuenta.­

La Argentina considera únicamente la antigüedad y la naturaleza del cargo como factor de incremento salarial, mientras que países que, a nivel mundial están muy por encima del promedio de ingresos docentes que el nuestro, valoran las calificaciones, la evaluación docente, la formación y capacitación, e incluso los resultados prácticos de las evaluaciones a estudiantes.­

Avanzar en el perfeccionamiento docente, entonces, pareciera constituir un primer acercamiento hacia la mejora de nuestro sueldo como educadores, la revalorización de nuestro rol y de la tarea que llevamos a cabo todos los días. Hoy docentes pobres repercuten en la calidad educativa y este es un flagelo de la crisis económica actual que habrá que empezar a revertir rápidamente.­

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* Secretario General del Sindicato de Educadores Argentinos (Seduca).­