El triunfo del canciller Zavala Ortiz

En el marco de los 40 años de la toma de las Islas Malvinas por las Fuerzas Armadas argentinas y la guerra con el Reino Unido, resulta propicio también recordar la ilustre personalidad del doctor Miguel Angel Zavala Ortiz, quien como Ministro de Relaciones Exteriores consiguió el más alto triunfo diplomático nacional relativo al histórico conflicto en torno a la soberanía sobre el archipiélago en el ámbito de la Asamblea General de la ONU en 1965 a través de la aprobación de la Resolución N° 2065.­

Precisamente Zavala Ortiz, convertido desde entonces en un insoslayable referente en materia internacional, vivió las primeras semanas del conflicto bélico con honda preocupación y no poca desazón ante la desarticulación de la estrategia diplomática argentina construida durante décadas sobre el principio del diálogo pacífico entre las partes y la renuncia explícita del uso de la fuerza que era además necesariamente perjudicial para los intereses del país.­

Zavala Ortiz falleció hace 40 años el 20 de mayo de 1982, cuando Argentina enfrentaba por primera vez en el siglo XX los horrores de la guerra y dedicó sus últimos días de vida al estudio del conflicto y pensar una estrategia que reencauzara a la Argentina en la senda de las relaciones internacionales pacíficas y previsibles sin que ello implicase un deterioro del legítimo reclamo de soberanía históricamente reconocido por el concierto mundial.­

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PERSONALIDAD NOTABLE­

Miguel Angel Zavala Ortiz fue una personalidad notable de la política, que había nacido en Vlla Mercedes, San Luis, el 24 de diciembre de 1904. Recibido de abogado a los 21 años, ejerció la profesión en Río Cuarto, Córdoba, donde después del golpe militar de 1930 que puso fin al gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen, se afilió y comenzó a militar en la UCR como gesto supremo de altivez cívica, desde entonces dedicó su vida a la actuación política y la lucha por las libertades y la democracia. Sus altos valores y extraordinarias condiciones personales le ganaron un prestigio superlativo entre sus correligionarios y la sociedad en general. En 1948 resultó electo diputado nacional por el radicalismo y como tal se incorporó al legendario Bloque de los 44, recordada bancada que constituye el acontecimiento parlamentario más notable de la historia política argentina por la calidad de su composición, que además albergó en su seno a dos futuros presidentes de la República: Arturo Frondizi y Arturo Illia.­

La descomposición creciente del régimen peronista y su deriva autoritaria, encontrarán a Zavala Ortiz comprometido en el circuito conspirativo para su derrocamiento lo que finalmente lo obligará a exiliarse en la República Oriental del Uruguay de donde regresaría recién luego de la caída de Perón por efecto de la llamada Revolución Libertadora. El régimen militar establecido luego del golpe, constituyó una Junta Consultiva compuesta por civiles representantes de todos los partidos políticos opositores al peronismo, en la que Zavala Ortiz fue designado por la UCR. Participó allí de legendarios debates pero renunció a ella en disidencia con fundamentales decisiones políticas del régimen de facto y se volcó a la lucha electoral dentro de su partido desde el sector denominado Unidad. Luego de la división partidaria de 1956, Zavala Ortiz y su núcleo se integraron a la UCR del Pueblo. Fue entonces precandidato a presidente de la Nación en las elecciones internas que debía consagrar la fórmula que enfrentaría a Arturo Frondizi, candidato presidencial de la UCRI. Finalmente Ricardo Balbín se impuso y obtuvo la candidatura del radicalismo del pueblo, recibiendo no obstante el apoyo de Zavala Ortiz y su sector interno, aunque cayó finalmente derrotado en los comicios generales merced al pacto de Frondizi con Perón en el exilio.­

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PROBLEMAS NACIONALES­

Los años que siguieron Zavala Ortiz se dedicó plenamente al estudio de los problemas nacionales, profundizando especialmente los relativos a la temática económica y la búsqueda de un proyecto nacional transformador que finalmente alumbró con formato de libro "Hacia una Democracia Social". En este aspecto es oportuno resaltar que Zavala fue uno de los principales dirigentes políticos en anticiparse a su tiempo y plantear la cuestión socioeconómica como complementaria de la institucionalidad republicana y democrática.­

Cuando se refiere su figura se hace hincapié en su furibunda oposición al peronismo y se omite deliberadamente o por ignorancia que la evolución del pensamiento de Zavala Ortiz fue alejándose de la primitiva visión adjetivada como "gorila" hasta llegar a un formato que podría denominarse progresista y de centro izquierda donde influyeron sin dudas sus lecturas del pensamiento socialista y democrático. Era una figura de consulta y aunque explícitamente renunció a buscar nuevamente la candidatura presidencial, se especuló con la posibilidad de que integrase la fórmula radical del pueblo junto a Arturo Illia, aunque finalmente el segundo término fue ocupado por Carlos Perette del mismo sector interno que Zavala Ortiz.­

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AL FRENTE DE LA CANCILLERIA­

Luego del triunfo electoral el presidente lo designó Canciller aunque en realidad se especulaba que Zavala Ortiz podría ser designado en Economía que había sido su materia de estudio de los últimos años. La elección a la cartera de Exteriores fue una de las notables y exitosas designaciones del presidente Illia, ya que Zavala Ortiz fue artífice de una extraordinaria y coherente política exterior que respondió no sólo a una realidad geográfica y cultural, sino como proyección del sentimiento nacional. En ese marco, los problemas de los límites con Chile -el surgido en la Laguna del Desierto fue sorteado con gran pericia y tacto- dieron lugar a cuidadosas conversaciones con el canciller Valdés Subercaseaux, que se cristalizaron en el abrazo cordillerano entre los presidentes Illia y Frei, ratificando la vocación de paz y amistad de nuestros pueblos.­

Se firmó un tratado de libre navegación con el Paraguay y las tareas de acercamiento con el Brasil merecieron que Itamaraty instituyera el premio Zavala Ortiz al mejor trabajo sobre la amistad entre los dos países. Firmó con Bolivia el Acta de La Paz concediendo la salida al mar y un puerto franco en Rosario, amén de inaugurar el primer servicio ferroviario entre Buenos Aires y Santa Cruz de la Sierra. Colocó la piedra fundamental del puente Paysandú-Colón sobre el Río Uruguay y firmó el protocolo del Río de la Plata que liquidó los últimos litigios fronterizos con el país oriental al dar lugar a la futura firma del Tratado del Río de la Plata.­

Zavala Ortiz fue el primer Canciller argentino que visitó América Central y lideró la incorporación al Grupo Latinoamericano de las Naciones Unidas de los dos primeros países de habla inglesa independizados del Reino Unido, Jamaica y Trinidad y Tobago, los que, reconocidos y pese a ser miembros del Commonwealth, nos apoyaron más tarde en el caso Malvinas.­

En 1964 se firmó la Carta de Alta Gracia en una reunión latinoamericana de nivel ministerial, con lo que la Argentina tomó el liderazgo regional para obtener apertura para nuestros productos, cooperación tecnológica, disminución del proteccionismo, financiación para el desarrollo. La Carta, a la que adhirieron países de otras áreas geográficas, fue la base de la constitución de Unctad y del Grupo de los 77.­

La óptica universalista del mundo que poseía Illia llevó a su Canciller a mantener con la Unión Soviética y los países socialistas una relación cortés, con especial acento en lo comercial. Con visión de futuro planteó apoyar el ingreso de China continental a las Naciones Unidas, anualmente bloqueado por el voto latinoamericano exigido por Washington.­

El fundamental acuerdo gestado en un nuevo Concordato con la Santa Sede que puso fin a los desencuentros motivados por la injerencia del Estado en los nombramientos eclesiásticos, tuvo en Zavala Ortiz el hombre inspirado, aunque fue suscrito una vez desalojado del poder el gobierno constitucional.­

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LA CUESTION MALVINAS­

Si hubo un hecho en el gobierno del Presidente Illia que genuinamente puede calificarse de histórico, fue su política para la recuperación de las Islas Malvinas. Zavala Ortiz ideó una ingeniosa estrategia que consistió en recurrir a las disposiciones de descolonización de las Naciones Unidas para interesar a la comunidad internacional a presionar a los británicos a negociar. Fue así que pese a la resistencia inglesa en 1965 se aprobó la resolución Nº 2065, que invitaba a las partes a negociar pacíficamente y que obtuvo el apoyo de 94 países, varios europeos, y se obtuvo que el nombre "Islas Malvinas", en español, se incorporase a todos los documentos del organismo, donde sólo se las conocía como "Falklands".­

Durante el período posterior al derrocamiento del presidente Illia, Zavala se refugió en su departamento de la calle Galileo, que se convirtió en salón de tertulias y encuentros con amigos, políticos, diplomáticos y visitantes extranjeros.­

Convencido de la necesidad de estrechar filas con el peronismo a fin de acordar estrategias para el retorno a la normalidad constitucional, mantuvo conversaciones reservadas con su colega y ex Canciller peronista Jerónimo Remorino cuyas coincidencias sirvieron de antecedente para la futura "Hora del Pueblo" y el entendimiento entre Balbín y Perón.­

La Guerra del Atlántico Sur lo sorprendió en los últimos días de su existencia, habiendo fallecido antes su esposa Lidia Olmos y con la salud quebrantada por el asma y oras afecciones. Ello no impidió que durante la crisis mantuviese permanentemente contacto con la Cancillería y Galileo (como se mencionaba en círculos diplomáticos y políticos a su residencia) se convirtió en centro de febriles reuniones con los altos dirigentes de todo el espectro político en busca de de información y de sus opiniones, consejo y análisis. Miguel Angel Zavala Ortiz que poseía un profundo sentido nacional aunque alejado de todo patrioterismo reivindicacionista sufrió el dolor de la Patria en guerra y entendía el retroceso que significaba que la causa a la que había dedicado sus mayores esfuerzos por varios lustros. Sin embargo, no vaciló en ofrecer su experiencia y ponerla a disposición de la Cancillería argentina para encontrar un camino que sin renunciar al reclamo legítimo de soberanía resultase en un final honorable. Pero como las decisiones no se tomaban en el Ministerio de Relaciones Exteriores, poco podía influir la sabiduría y el sentido común ante la megalomanía irresponsable.­

Zavala escribió por esos días dos artículos periodísticos exponiendo sus ideas sobre la cuestión que constituyen los últimos testimonios públicos de su erudición profesional mezclada con su inveterada pasión política.­

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