Con perdón de la palabra

Sobre héroes y tumbas

­Le robo el título a Ernesto Sábato para encabezar esta nota, referida a héroes y difuntos.

En La Prensa del 3 de mayo, un título a toda página dice: Héroes del Belgrano. Y estimo que la calificación de héroes requiere establecer algunas precisiones a su respecto.

Héroe es quien, teniendo la posibilidad de escurrir el bulto, afronta un riesgo por una causa justa.

Que no es el caso de los tripulantes del viejo crucero General Belgrano, que no tuvieron otra alternativa que sobrellevar el ataque el submarino británico Conqueror. Ataque que culminaria con el hundimiento del crucero. O del capitan Azcueta, comandante del submarino San Luis. O del marino Castro Madero.

¿Implica ello un juicio despectivo para la dotación del Belgrano? De ningún modo, ya que la misma cumplió esforzadamente con su deber y merece el mayor de los respetos. 

En San Isidro, mi barrio, hay una calle que se llama Héroes de Malvinas. Y el nombre está bien puesto pues, como haber los hubo.

Manfred Schönfeld, gran periodista que escribía en La Prensa, judío de raza, argentino por nacimiento y patriotismo, en una entrevista que le hizo Hugo Guerrero Marthineitz (El Peruano Parlanchín) explicó que los países sólo pueden soportar cierto número de cobardes. Superado el cual desaparecen, se licúan. Y que debemos agradecer a la Guerra de Malvinas el haber suministrado el puñado de héroes necesario para equilibrar la existencia de cobardes permitiendo que la patria sobreviva.

ALGUNOS NOMBRES

¿Hubo héroes en Malvinas? Claro que los hubo. Y aún corriendo el riesgo de incurrir en omisiones, acaso graves, citaré al Perro Cisnero, al teniente Estévez, al teniente Llambías, al teniente Silva, al Comodoro Carballo... a los osados pilotos navales que atacaron al Invencible, muriendo en la misión dos de los aviadores que integraban la escuadrilla argentina. 

Y, además de ellos, a hombres que cumplieron muy dignamente su deber, como el piloto Kurilovitz, el capitán Bonzo, el comandante del submarino San Luis, el capitán Castro Madero, el capitán Galazi, el subteniente Silva, el teniente Vásquez. Amén del capitán Sergio Gómez Roca, que fue el primer oficial argentino que murió en el puente de mando del buque que comandaba.La estupenda actuación de la Fuerza Aérea y Aviación Naval, mereció el encendido elogio del piloto francés, figura destacada de su aviación en la segunda guerra mundial, Pierre Clostermann, que se refirió en términos sumamente laudatorios a la actuación de nuestros aviadores.

Y, para concluir esta nota, me divierte recordar a Carlos Federico Domínguez Lacreu, aquel que saludó a las cámaras de la BBC con un descomunal corte de manga.

Gesto que celebré yo con un poema que terminaba diciendo:

Y tu corte de manga señalará el camino

que nos lleve otra vez hasta Puerto Argentino.