Italianos
Acabo de leer la novela
Me gustó la novela. Está, como siempre las obras de don Arturo, bien escrita. Cuenta con un argumento entretenido, que mantiene el interés hasta el fin. Y desarrolla un argumento original.
Pero no es mi intención ocuparme de la novela sino de los italianos. Cuyos descendientes, junto con los descendientes de españoles, conforman la inmensa mayoria de la población argentina. De modo que criticarlos sería escupir al cielo.
Desciendo yo de italianos por vía materna, ya que mi segundo apellido es Pirovano. Desciendo por ende del orfebre Aquiles que, junto con Pérsico, fueron los plateros más famosos de Buenos Aires en el siglo XIX. También fue antesesor mío el célebre cirujano argentino, Ignacio Pirovano, cuyo nombre lleva un hospital porteño. Los Pirovano provienen de un pueblito llamado Cantú, próximo a Milán. Bonapartistas, debieron emigrar cuando Napoleón fue derrotado. Y vinieron a la la Argentina, mediando el siglo XIX. Yo viví muchos años en el campo bonaerense, cerca de la estación Pirovano del entonces Ferrocarril Sud, hoy General Roca.
Admiro a Benito Mussolini y pido perdón por ello a la gente políticamente correcta.
Y ha de admirarse en los italianos su acusado sentido artístico, que le permitió poblar de belleza Italia.