Obituario

Horacio Aliaga Pueyrredon

Con el fallecimiento de Horacio Aliaga Pueyrredon acaecido en su residencia de La Lucila a los 73 años, la cultura argentina y la música tradicional pierden a un silencioso e incansable trabajador. Hijo de Jorge Aliaga Pueyrredon y de Lilia Roberti, recibió de pequeño la influencia artística de su madre -notable recitadora- en cuyo salón de la calle Conesa llegaban figuras reconocidas como Atahualpa Yupanqui y Benito Quinquela Martín.

Por la familia paterna descendía de la inmensa y prolífica rama cordobesa de Juan Andrés de Pueyrredon y Arredondo. Cultor del pasado familiar evocaba a menudo a su abuelo don Simeón Aliaga Pueyrredon, abogado, magistrado pero hombre de campo también, de ocurrentes sentencias y apreciaciones sobre la vida cotidiana, esas cosas de viejo criollo que llaman a la reflexión y que sin duda moldearon su carácter.

Horacio desde pequeño demostró su talento para la música y así la guitarra fue su fiel compañera desde entonces, ya de muchacho integró varios conjuntos primero con sus hermanos, después como solista. En La peña de los Olivos de Hernán Figueroa Reyes sobre la avenida del Libertador en esa localidad pudo conocer al prematuramente desaparecido cantor, a su hermano Robustiano y a tantas otras figuras consagradas del folklore.

Su fama llegó a Europa, donde actuó en distintas ciudades, alguien que lo conoció y no lo olvidó, lo recordaba de este modo hace unos años: "Canta extraordinariamente bien. Su voz acaricia y hiere. De su guitarra brotan zambas, payadas, milongas, chacareras o chamamés. Además de músico es dibujante y chef; vivió en Zaragoza una temporada; Antón Castro lo llevó a la televisión aragonesa y en Borradores tuvo una actuación memorable. En El mangrullo nos enseñó como se hacía una pizza; en la Ribajorza catalana sufrió la hecatombe de la crisis y buscó otros destinos. Dicen que ha vuelto a Buenos Aires''.­

Efectivamente Horacio había vuelto a Buenos Aires, y comenzaba a actuar en distintas peñas y espectáculos, entre ellas en Pal que guste como a relacionarse con sus viejos amigos como Carlos José Mosso, Adolfo Güiraldes y Robustiano Figueroa Reyes, con quien recordaba la famosa Peña del Colorado.

La pandemia mostró la generosidad de Horacio para con los demás y a través de su perfil Facebook, para mitigar el encierro y la soledad de los amigos, a fines de marzo del 2020 comenzó a ofrecer los domingos a las 10 de la mañana un recital. Al poco tiempo me invitó a comentar un artículo y hablar sobre temas históricos; así lo hicimos en forma permanente, sólo nos tomamos enero y febrero del 2021 y de este año; habíamos regresado hace dos semanas y el domingo próximo era la nueva presentación.­

Seguro que allá estará conversando con los grandes, templando la guitarra y rescatando el folklore tradicional. Cultor de las tradiciones, orgulloso de su estirpe, de la de sus mayores, amigo inolvidable, su recuerdo permanecerá en quienes tuvieron la suerte de conocerlo y deleitarlo con su arte. Es el legado que le queda a su mujer Susi su mujer y a sus hijos y nietos, una prueba más de cuanto de bueno le es dado sembrar a los hombres en su terreno ambular.­