Pasos de comedia sobre la creación y la crítica

La última vez
Por Guillermo Martínez
Planeta. 224 páginas

Esta novela de Guillermo Martínez aborda temas profundos, como el misterio de la creación literaria, el papel de la crítica y las miserias del mundo editorial, pero lo hace con un tono de comedia ligera que rechaza las poses solemnes y apela con éxito y sin abusar al recurso siempre eficaz del humor.

Un narrador anónimo presenta y cierra la historia "que ocurrió hace mucho". La protagoniza Merton, seudónimo de un joven crítico literario agudísimo y cuyo insobornable apego a la verdad arruinará su carrera fulgurante. En medio de esa crisis recibirá una propuesta inusual. Un celebrado escritor argentino al que sólo se nombra con la inicial "A" atraviesa en Barcelona las etapas terminales de una grave enfermedad. Frustrado por los malentendidos que perjudicaron sus anteriores libros, quiere que alguien oficie como lector exclusivo y definitivo de su última novela, la obra en la que deposita todas sus esperanzas de ser por fin comprendido. Ese lector será Merton.

Por intermedio de la agente literaria Núria Monclús, alusión explícita a la todopoderosa Carmen Balcells, Merton viaja a la ciudad condal y se aloja en la casa de huéspedes que acompaña la residencia del propio A, donde recibe las esmeradas atenciones de Morgana, esposa del escritor, y también de Mavi, su perturbadora hija adolescente.

Una doble tensión acompañará los días de Merton en Barcelona. Deberá leer, bajo presión, la novela de A y dar con la clave secreta que encierran sus páginas, y tendrá que sobrellevar la evidente atracción erótica que va sintiendo, a la vez, por madre e hija. Para colmo, el protagonista de la novela de marras sufre una afección muy similar a la de A, sin mezquinar sus propias dosis de erotismo combinado con hondas disquisiciones filosóficas.

En ese juego de correspondencias se desenvuelve la "intriga literaria" de La última vez. La dicta la convicción, expresada por el implacable Merton, de que la literatura es un "acto de ilusionismo" que debe apreciarse "sin el afán en el fondo infantil de descubrir algo "verdadero" por detrás", ya que nada agrega o quita "saber cuántas horas pasaba el mago limpiando sus espejos o cuál era el alimento que daba a sus palomas". 
Es una idea típica de escritor. Que en esta trama la exprese el personaje del crítico es uno más entre los trucos del ilusionista que la imaginó.