¿Hacer paro docente es negocio?

Por Facundo Lancioni Kaprow *
 
Tras dos años de aulas vacías, este 2022 comenzó haciéndonos suponer que sería un año signado por la presencialidad plena. Sin embargo, mientras en la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Mendoza hace una semana los chicos se reencontraron con los docentes en las aulas, el próximo 2 de marzo deberían hacer lo propio el resto de las Provincias, pero son más de 10 los gremios, entre jurisdiccionales y nacionales, los que anunciaron un paro, en seis provincias y la Ciudad.
Tomando en cuenta la experiencia devastadora que tuvo la falta de presencialidad en chicos, docentes y toda la comunidad educativa, debemos preguntarnos ¿qué gana un Sindicato docente con no asistir a clases? De larga data es sabido que esta forma extorsiva de reclamar- que perjudica tanto a los chicos como a docentes, padres y, en definitiva, toda la comunidad educativa- se ha vuelto una costumbre en cada inicio de ciclo lectivo en nuestro país, y lejos han estado de solucionar los problemas de la comunidad, en tanto profundizan la desigualdad, decae la calidad educativa, interrumpe la continuidad en año escolar, y perjudica la imagen institucional en las escuelas.
Ante esta pregunta, no habiéndole encontrado una respuesta racional, y descartando la herramienta como "de lucha", en cuanto no ha mostrado ser efectiva en resolver los problemas de base que aquejan a la educación en nuestro país, es que, aquellos que entendemos que el paro docente destruye al sistema educativo, y abogamos por una visión sindical docente más moderna, democrática y comprometida con el futuro de nuestro país, como llevamos adelante en SEducA, en el que prima el diálogo y la coherencia por sobre la ineficiencia de las medidas extorsivas, nos preguntamos: ¿Guarda relación alguna con qué partidos políticos manejen los gremios? Esta pregunta surge, naturalmente, buscándole una explicación a tal comportamiento.
Si bien la presencialidad escolar se ha ganado un lugar en la discusión cotidiana de los argentinos y son numerosos los estudios que dan cuenta de la importancia de sostener la educación dentro de las escuelas -donde incluso hemos escuchado que debemos remontarnos a Manuel Belgrano: "el primer defensor de la presencialidad"- el nuevo paro docente que anunciaron UDA, Sadop, Semab, Ademys y Amet, entre otros, a lo largo y ancho del país, expone el inevitable interrogante: ¿es un negocio hacer paros docentes en Argentina?
Habiéndose fijado la Paritaria Nacional en un 45.4% de aumento para los docentes, así como también lo hicieron las distintas jurisdicciones, la discusión salarial pareciera no guardar relación alguna con la convocatoria -o no- a un paro docente. Ergo, es claro que hay otros motivos ocultos que conllevan a esta irracional medida de fuerza.
Todo pareciera indicar que los gremios docentes utilizan una herramienta como el paro obedeciendo a intencionalidades políticas que en nada tienen que ver (o en nada tendrían que ver) con la educación de nuestros chicos, acaso los mayores perjudicados por medidas que, de forma directa y malintencionada, los priva de su derecho, y libertad, de aprender. Y a la mayoría de los maestros de enseñar.
Desde SEducA tenemos en claro que el sindicato docente debe ocupar el rol social que acompaña nuestra tarea en las aulas todos los días: libre, transformadora y profundamente democrática. Estos son valores con los que, a través del apoyo de la sociedad, junto a madres, padres y estudiantes, construimos un sindicalismo docente transformador, que no es otra cosa que estar del lado de los trabajadores, y nunca del lado de los negociados políticos.
 
 
* Secretario General de SeducA (Sindicato de Educadores Argentinos).