Claves del mundo

La posibilidad de una victoria no militar para Vladimir Putin

Por Lautaro N. Rubbi *

Luego de una intensa semana de negociaciones diplomáticas en distintos ámbitos, la situación de alta tensión en Europa del Este aun no encuentra resolución.

Los varios encuentros entre representantes de Washington y Moscú no lograron consensuar puntos básicos en medio de noticias sobre un mayor número de tropas rusas estacionadas en la frontera ucraniana, declaraciones de John Biden indicando que "Rusia probablemente se meterá en Ucrania", envío de material bélico defensivo de refuerzo por parte de Estados Unidos y varios aliados europeos y exigencias por parte de los enviados rusos de que Occidente responda de forma concreta y en papel a su lista de demandas. A esto se sumaron ataques cibernéticos sobre webs del gobierno ucraniano, sanciones estadounidenses como respuesta a la sospecha sobre el reclutamiento de funcionarios ucranianos para que colaboren con una potencial fuerza de ocupación rusa y fuertes declaraciones de advertencia por parte del gobierno bielorruso, aliado de Moscú.

A pesar de todo, un punto debe dejarse en claro: hoy nadie sabe a ciencia cierta cuáles son los objetivos de Vladimir Putin; mucho menos si planea efectivamente invadir Ucrania. A sabiendas de los altos costos en términos de sanciones internacionales que podría sufrir su país, hoy con una moneda devaluada (como el apoyo político de su presidente) y una economía tambaleante, dependiente de la exportación de hidrocarburos, deberá sopesar también los altos costos de mantener una fuerza de ocupación sobre su vecino.

En una encuesta reciente, el 24% de los ucranianos encuestados dijo que resistiría la ocupación rusa "con un arma en la mano". Además, más de 500.000 de sus habitantes cuenta con algún tipo de experiencia militar. Rusia podría tener éxito inicial en tomar Ucrania, pero es poco probable que lo mantenga.

Incluso anexar de forma efectiva la región de Donbas, ya en poder de los separatistas rusos, y ocupar el territorio adyacente para crear un amortiguador, tendría consecuencias económicas para Rusia, que luego tendría que proporcionar servicios básicos a millones de residentes pobres que viven en su territorio recién adquirido.

Además, un ataque ruso podría hacer que Estados como Finlandia y Suecia se apresuren a unirse al sistema de defensa colectivo de la OTAN, precisamente el tipo de presión adicional en las fronteras de Rusia que, según Putin, amenaza la seguridad de su país.

EN DEFENSA DE UCRANIA

Frente a la incertidumbre sobre el accionar ruso, el segundo gran interrogante es hasta dónde estaría dispuesto a llegar Occidente para defender a Ucrania. A pesar de las declaraciones de los líderes estadounidenses, todavía se advierten desacuerdos con los europeos sobre las posibles acciones de respuesta, considerando que excesivas sanciones financieras también podrían terminar perjudicando al viejo continente, en vistas de su dependencia del gas ruso. Eso sin mencionar la grave crisis de refugiados que podría derivarse de un conflicto a gran escala. Si los intereses de Moscú son poco claros, menos clara aun es la posición de su contraparte.

Una respuesta vacilante podría ser vista por un Putin como una buena oportunidad. Al hacer que una invasión parezca posible, el líder ruso puede tratar de ganar otras concesiones, como una mano más libre en Europa del Este, la promesa de que Ucrania nunca formará parte de la OTAN y el desplazamiento de misiles y equipos de defensa que amenazan su posición. Una guerra que salga mal podría costarle su control del poder, y todo lo que conlleva. Sería una apuesta temeraria, por lo que una invasión a gran escala es difícil de imaginar. Pero también lo es la posibilidad de que Vladimir Putin retroceda sin al menos la apariencia de una concesión importante.

Como advirtieron recientemente una serie de expertos militares estadounidenses liderados por Frederick Kagan, aunque se evite un conflicto a mayor escala, Occidente podría terminar felicitándose a sí mismo por haber evitado una invasión rusa que Putin nunca tuvo la intención de lanzar, mientras que el Kremlin podría celebrar en silencio una importante victoria no militar que Occidente ni siquiera reconozca.

* Director de la Licenciatura en Gobierno y Relaciones Internacionales de UADE.