Mindfulness y trastorno del espectro autista (TEA)

Antiguamente, el trastorno del espectro autista, se denominaba trastorno autista. Desde 2013, con la publicación del DSM-V, se comenzó a denominar trastorno del espectro autista. 
Las características esenciales del trastorno autista es la presencia de un desarrollo marcadamente anormal o deficiente de la interacción y comunicación sociales y un repertorio sumamente restringido de actividades e intereses. Las manifestaciones del trastorno varían mucho en función del nivel de desarrollo y de la edad cronológica del sujeto. Es por esto que en esta columna no me quiero detener en los criterios diagnósticos, sino en el "cómo". 

¿Cómo podemos trabajar con niños diagnosticados con TEA?

Lo primero que debemos tener en cuenta, para trabajar con niños en general, es que la práctica formal va a ser en forma de visualizaciones, es decir, induciremos a los niños a imaginarse una escena y al final los dejaremos unos minutos en silencio. Por ejemplo, se los puede inducir a ingresar a un jardín con flores, a acercarse a las flores y sentir su aroma, a jugar con los zorros, a tocarles las plumas a los búhos... 

Los niños con TEA tienen un desarrollo elevado de su sistema sensorial, por lo cual es muy bueno animarlos a utilizar esa sensorialidad en un lugar seguro, como es una visualización. Hago mención a lugar seguro, porque esa visualización la hará su padre, madre, docente o profesional, por lo cual el niño se sentirá en un encuadre familiar y se animará investigar y dejarse fluir en la visualización.

Al final de la visualización le dejamos unos minutos de silencio para que explore solo, es importante que quien guio la meditación siga al lado del niño, para que este se sienta seguro. Después de no más de dos minutos, máximo tres minutos, el guía de la meditación, le dirá al niño que es hora de volver a la habitación y que en otra oportunidad volverán a ese jardín con animales para seguir jugando.

Es importante mencionar esto último, es decir, que la posibilidad de volver a ese momento de confort y quietud está abierta. Como a los niños con TEA les suelen molestar los ruidos intensos, la visualización guiada y luego el silencio puede resultarle muy gratificante. La visualización no debe durar más de diez minutos.
En la práctica informal hay muchas actividades que podemos realizar. La particularidad de los niños con TEA, como ya mencionamos antes, es su sensorialidad. Esto es una ventaja, porque les permite captar mayor cantidad de información, pero también una desventaja si los saturamos de información, por eso, hay que ir con paciencia y no pretender realizar todos los ejercicios en una sola sesión. Dejen que los niños sean libres en las respuestas y no insistan si las respuestas son breves. De a poco comenzarán a expandir su consciencia, y por ende sus respuestas. Cuando noten que el niño comienza a disfrutar de estos ejercicios es prudente sugerir que lleve un cuaderno de práctica, donde pueda anotar, dibujar o guardar recortes sobre los ejercicios que realiza en su práctica informal. Ese cuaderno es muy personal y deben darle completa libertad sobre cómo llenarlo.
 
EJERCICIOS
Lo recomendable es realizar un ejercicio (de la práctica informal) por sesión.  Algunos ejercicios pueden ser:

1) Tomar una flor y acercarla al rostro ¿A qué huele? ¿Cómo es su textura? ¿A qué les hace acordar? Pueden guardar esa flor y secarla entre las hojas de su cuaderno de práctica.

2) Abrazar a un árbol. ¿Qué sienten cuándo abrazan al árbol? ¿Qué se imaginan que siente el árbol? ¿Qué olor hay? ¿Cómo es su textura? ¿Qué colores tiene? 

3) Respirar con su peluche preferido. La mayoría de los niños tiene un peluche, una manta o una almohadita que prefieren a la hora de ir a dormir. Esto puede ser una ventaja para enseñarles a respirar. Les vamos a decir que tomen su peluche y respiren junto con él. Es una buena idea que practiquen este ejercicio cuando el niño se encuentra enfadado por algo, porque lo ayudará a calmarse. No obstante, las primeras veces que practiquen este ejercicio deben hacerlo cuando el niño está calmado, y mencionarle que cuando se sienta enojado puede ir a buscar su peluche y respirar con él para sentirse mejor. Con esto comenzamos a entrenarlos en la respiración consciente.

4) Otra ventaja de los niños con TEA es su capacidad de observación. Este juego se utiliza mucho con grupos, pero podemos realizarlo de forma individual sin problema. Tenemos que delimitar un área en patio con sogas o cuerdas. Esto es muy importante. Puede ser un círculo o un rectángulo, no importa, pero es importante que sea un área cerrada. Le vamos a enseñar al niño una ramita y le vamos a decir que la tiene que buscar dentro de esa área. Le pediremos que cierre los ojos y nos ponemos la ramita en la oreja. Con esto entrenamos la Atención Plena al momento presente, porque la ramita está en el área, solo que no está en el lugar más esperado.

5) Los niños con TEA suelen ser muy ordenados y suelen tener juguetes preferidos. Pueden usar una caja de juguetes. Sacar todos los juguetes y dejar que el niño los ordene sobre la mesa. Lugo pedirle que cierre los ojos, desordenar los juguetes y sacar uno y guardarlo en la caja. El niño debe averiguar cuál es el juguete que falta. El hecho de desordenar la fila de juguetes (es probable que el niño los ordene en forma de fila) puede ser una causa de irritación para el niño. Por eso, este ejercicio lo podemos realizar en dos pasos. En los primeros intentos podemos, únicamente retirar un juguete y que el niño observe y adivine cual falta, y cuando el niño ya está más entrenado probar con desordenar su orden de juguetes.

Estos ejercicios no fueron pensados para niños con TEA, sino para niños, lo que hacemos es modificar algunas variables para adaptarlos a su funcionalidad. Los niños con TEA también son niños. De hecho, las modificaciones que introducimos son según sus cualidades, ya que los niños con TEA suelen ser más observadores y sensoriales, por lo cual son grandes maestros del mindfulness.

Es importante aclarar que todas estas técnicas no sustituyen ningún tratamiento psicoterapéutico o farmacológico. El abordaje es integral.

Federico Martínez
Presidente de MFL Mindfulness Argentina