El dragón, animal mítico y legendario, parece tener un origen varias milenario en culturas del sudeste asiático; empero no simboliza lo mismo en Oriente que en Occidente. Estamos ante un símbolo y un mito que hasta puede tener significaciones tan diferentes como opuestas, según a qué tiempo y cultura nos estemos refiriendo.
Para los chinos, el dragón es el representante de los fenómenos meteorológicos, asociado a la lluvia, la humedad y la prosperidad en los cultivos. En general en lugares como Corea, Vietnam, Camboya y Japón – con sus diferencias locales – los dragones poseían un valor simbólico de benefactor.
En el caso de Occidente, donde las leyendas de dragones apenas rozan en su origen los primeros tiempos de la Edad Media, aparece (salvo excepciones) como el arquetipo de un animal malvado de gran crueldad, poderoso y con mucho hambre de carne humana.
El Dragón de San Jorge, es el típico dragón occidental completamente influenciado por la cultura cristiana, ortodoxa y medieval. Simboliza la encarnación del Mal, al que debe pelearse hasta exterminarlo.
La etimología de la palabra dragón es otro de los aspectos que puede llevar a confusión. Dragón, del latín, “draco”, se traduce por serpiente. Mientras que el dragón se caracteriza por tener patas y alas, la serpiente carece de cualquier tipo de miembros. En su simbología, la serpiente no tiene nada que ver con el dragón, sus significados y atributos son completamente distintos. Al respecto, en su libro “Mitología alemana”, el experto Jakob Grimm, aclara: “La serpiente se arrastra o enrosca, pero si tiene alas y garras, se llama dragón”.
Protectores de Liubliana
La principal promoción turística para visitar y conocer Eslovenia está centrada en su capital, Ljunbljana (traducida al español como Liubliana) a causa de la enorme cantidad de dragones que se erigen como protectores de la ciudad; estatuas e imágenes se las ve por todos lados: custodiando puentes, en escudos, banderas, souvenirs…y esto es así porque allí existe una antiquísima leyenda en relación a cuando Jasón, el héroe griego, tuvo que llevar un tesoro a su rey. Ese gran tesoro estaba defendido por un dragón esloveno que vivía en numerosas cuevas del país. La historia cuenta que al final el héroe venció al dragón, sin embargo en la leyenda eslovena se afirma que, gracias al dragón, el tesoro sigue intacto en sus tierras.
A su vez, es interesante comprobar que en Austria hay también leyendas de dragones que sucumbieron a manos de algún héroe. La leyenda cuenta que la ciudad de Klagenfurt fue construida sobre un pantano en la que vivía un dragón conocido por el nombre de Lindwurm el que – muy curiosamente – fue seducido por un toro encadenado que se le ofrecía como cebo; Lindwurm devora al toro y queda atrapado por la cadena, momento en que los caballeros aprovechan para darle muerte.
En Polonia, al dragón Wawel no lo mata un héroe ni un grupo de caballeros, sino un modesto zapatero, un muchacho cracoviano de nombre Skuba.
La mitología celta (Escocia, Irlanda, Gales, Bretaña francesa y el norte de España) ha considerado a los dragones como animales poderosos que brindan especial protección, razón por la cual suelen aparecer junto a los dioses. Forman parte de su cultura desde hace siglos, apareciendo en escudos y banderas.
Para los celtas, el dragón es el guardián de los secretos y tesoros del Universo. Si bien la creencia coincide con la mayoría de las culturas occidentales, encontramos una singular diferencia. Mientras que en otras culturas europeas el dragón custodiaba tesoros materiales como oro y joyas, para los celtas los tesoros estaban asociados a cosas más elevadas. Ellos creen que los dragones protegen la Tierra y a todos los seres que viven en su seno.
Desde otra perspectiva más material y racionalista, en Gales, cuenta una leyenda, que el dragón que escupe fuego pudo haber nacido en dicho país. Unos mineros que estaban trabajando con antorchas descubrieron varias bolsas de gas grisú, lo que provocó explosiones. Desde ese momento comenzó la leyenda que afirma la existencia de enormes seres enigmáticos que lanzan fuego por sus bocas y viven en cavernas y grutas subterráneas.
Para los celtas los dragones son descendientes de las serpientes. Para este pueblo una serpiente representa la fertilidad del mundo, la tierra madre que procrea, capaz de quitarse la piel y renacer de nuevo más fuerte. La serpiente es, entonces, un animal sagrado. El conocido Wuivre es el símbolo celta más representativo. Está compuesto por dos serpientes enlazadas y rodeadas por un círculo. Innecesario es señalar que la imagen de dos serpientes entrelazadas rodeadas por un círculo, remite de inmediato a la simbología del dios Mercurio, lo que remonta a 25 siglos atrás en la cultura romana.
Ancestralmente los dragones simbolizan la fuerza, la lucha y el mantenimiento del orden en el Universo como así también la capacidad para el descubrimiento de lugares secretos o sagrados. En definitiva, los dragones europeos son criaturas imaginarias surgidas del entramado de diferentes culturas enlazadas a través de los tiempos.