"Toda frase es una fachada", escribe en uno de sus textos la autora. Y, tal vez, con sólo esa frase ya sería posible desentrañar su intenso entramado de vida. Pero podemos agregar esta otra: "Escribir es un oficio absurdo y heroico."
Y para comprender mejor a quien nos hemos de referir, vayan dos frases por ella expresadas:
"En mi caso escribir -y escribir mucho, aunque sea de manera imperfecta- significa un esfuerzo por desenrollar una especie de madeja interna. Llegar a ser, mediante el trabajo, uno mismo. Es decir, trascenderse a sí mismo para llegar a ser quien uno es y no sabe".
"Un libro es un buen sitio donde conocerse, mucho mejor que un ascensor, por ejemplo, donde nadie sabe de qué hablar."
El 23 de diciembre se cumplirán 90 años del nacimiento de Sara Gallardo quien se convertiría en una de las más notables escritoras argentinas del siglo XX. Tal vez, nadie como ella para describir ciertos climas, especiales situaciones, sugerir emociones tales que el lector las sintiera propias.
PROSAPIA
Sara Delfina Gallardo Drago Mitre, tales sus nombres y apellidos completos, nació en la casona que la familia habitaba en la calle Libertad al 1.200 de la Ciudad de Buenos Aires. Pero su crianza -al igual que la de sus cinco hermanos (ella era la segunda)- aconteció en una quinta construida en el siglo XIX, situada en la localidad bonaerense de Bella Vista.
Era nieta del Dr. Angel Gallardo, naturalista de prestigio internacional, bisnieta del escritor Miguel Cané, autor de Juvenilia, y tataranieta del general Bartolomé Mitre.
Estuvo casada con Luis Pico Estrada quien desarrolló amplia actividad como periodista y guionista de radio, cine, televisión y teatro. Luego, contrajo matrimonio con Héctor Alberto Alvarez Murena (quien firmaba H. A. Murena), escritor, ensayista, narrador, poeta y traductor.
Periodista, traductora, novelista. En lo que va de este siglo XXI prácticamente todos sus libros han vuelto a publicarse encontrando buen eco en los lectores y renovado interés en la crítica especializada.
El escritor Pedro Mairal comenta: "Cuando entrevisté a la hija de Sara, Paula Pico Estrada, para un programa para canal Encuentro me contó que Sara Gallardo se iba a un departamento que nadie sabía que tenía, en la calle Paseo Colón, y le decía a su familia que se iba a Bahía Blanca, a trabajar en la radio. Llamaba por teléfono y tapaba el auricular para que sonara como de larga distancia". Y agrega: ÇLos libros de ella, al no estar pegados a una moda de la época y al haber seguido siempre un estilo personal, son libros que están vivos (...).
Enero, su primera novela, la escribió en torno a sus 25 años. Publicada durante 1958 fue, asimismo, traducida al checo y al alemán. Por Los galgos, los galgos, seguramente su obra más conocida, obtuvo el Primer Premio Municipal en 1968.
Es autora de las novelas Enero (1958), Pantalones azules (1963), Los galgos, los galgos (1968), Eisejuaz (1971) y La rosa en el viento (1979), ésta última fue la única que publicó primero fuera de la Argentina. Lo hizo en España y también la redactó durante una larga estadía en aquel país.
A ello debemos agregar dos libros de cuentos: El país del humo (1977) y Los trenes de los muertos. Cuatro de cuentos infantiles: Los dos amigos (1974), Teo y la T.V. (1974), Las siete puertas (1975) y ¡Adelante la isla! (1982) Y los compilados de sus escritos periodísticos: Páginas de Sara Gallardo (1987) y Macaneos. Las columnas de Confirmado (2016).
Esteban Bitesnik, curador de la muestra sobre la vida y obra de Sara Gallardo realizada durante 2018 en el Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional, describe: "Nos encontraremos con espacios donde habita lo fantástico, como en el El país del humo, o la desazón y la soledad de la mítica Patagonia que sirve como escenario de una de las historias de La rosa en el viento. Las representaciones del ámbito rural cobran otra fuerza y se distancian de la tradición nacional en Los galgos, los galgos y Enero, obras en las que los paisajes rurales acompañan a las pasiones de los personajes y van transformándose con ellos. Otro caso es Eisejuaz, en el que la distancia se evidencia por dos vías: el espacio hostil y violento del Chaco salteño, donde el mataco alucinado intentará encontrar la respuesta de Dios, y el uso de un habla inventada. La ciudad también funciona como telón de fondo de sus obras, particularmente en Pantalones azules".
En una carta, dirigida a Sara Gallardo, Manuel Mujica Lainez señala refiriéndose a Eisejuaz: Ç¡Qué libro extraño y bello has logrado! No imagino cómo se te ocurrió ni cómo te atreviste a emprenderlo. ¡Qué audacia! (...) Ojalá la gente comprenda lo valioso de tu texto. Ojalá deje atrás la sorpresa de las primeras páginas y se interne en su singularidad alucinante.
Precisamente en un prólogo a Eisejuaz, Martín Kohan anota: "Lo más justo es inscribirla en esa zona de la literatura latinoamericana de los libros que no se parecen a nada, y que no encajan ni aun en el canon de la heterodoxia finalmente establecida, y que no van a aparecer o a recordarse sin dejar de ser un descubrimiento."
Ricardo Piglia, en el año 2000, explicaba en su texto "Tres propuestas para el próximo milenio (y cinco dificultades): "...el escritor, al preguntarse por el futuro de la literatura define el país literario argentino a partir de los nombres de cuatro escritores, entre ellos a Sara Gallardo: ¿Cómo nos plantearíamos ese problema nosotros, hoy? El país de Sarmiento, de Borges, de Sara Gallardo, de Manuel Puig. ¿Qué tradición persistirá, a pesar de todo?"
Se dice que la reaparición de Sara Gallardo -ha dicho Leopoldo Brizuela- en la escena literaria se debe a la buena memoria de ciertos colegas, como Griselda Gambaro o como Ricardo Piglia; esta generosidad valdría de poco, sin embargo, si no sintiéramos a cada página que de alguna manera hemos nacido de un mundo que ella tempranamente vislumbró, que somos hermanos de los personajes de sus ficciones, que sus búsquedas son las nuestras y su lenguaje y sus metáforas un don inesperado, irreemplazable.
La prosa de Sara Gallardo -afirmó María Sonia Cristoff- no es solamente impactante por la "calidad poética" que suelen remarcar los espíritus amantes de las bellas letras sino, como sucede cuando hay un escritor, por la toma de partido implícita: su literatura en grageas como respuesta, como contrapartida frente a cualquier forma de realismo mimético y ramplón.
SU MUERTE
La autora falleció en Buenos Aires, el 14 de junio de 1988, a causa de un ataque de asma, cuando sólo tenía 57 años. Fue un hecho repentino e impredecible, según explicaron sus familiares.
Entre sus papeles fueron halladas notas mostrando que estaba trabajando en la realización de una biografía de Edith Stein, de nombre religioso Teresa Benedicta de la Cruz, doctora en Filosofía, mística, religiosa perteneciente a la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, mártir y santa alemana de origen judío, asesinada en Auschwitz el 9 de agosto de 1942. Corresponde señalar que Edith Stein fue canonizada, por el papa Juan Pablo II, poco antes que se cumplieran tres meses de la muerte de Sara Gallardo: el 11 de octubre de 1998.
* Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, filósofo y escritor. Su e mail es alasheras@hotmail.com.