Luchas de poder en la UCR y el PRO

Por Observador

El resultado electoral no sólo definió una mayor paridad entre oficialismo y oposición en ambas cámaras del Congreso; disparó también las internas partidarias con vistas a 2023. En esas luchas dentro de los bloques legislativos, que fueron la primera batalla de una campaña que durará dos años, estuvo más activa la oposición que se ve con mejor chance para las presidenciales después de una derrota peronista histórica.

Por idéntica razón, en el Frente de Todos reinó el silencio. Nadie hablará hasta que no se pronuncie Cristina Kirchner, socia mayoritaria de la coalición. A lo que hay que agregar que los próximos dos años de gestión pintan como un calvario que habrá que superar antes de intentar cualquier reposicionamiento.

En la interna opositora los primeros en reaccionar fueron los radicales con una embestida contra el presidente del bloque de diputados Mario Negri que perdió las internas distritales frente a Rodrigo de Loredo quien a su vez logró la más aplastante victoria de la historia sobre el peronismo cordobés.

La ofensiva contra Negri, muy cercano a Mauricio Macri en la interna de Juntos por el Cambio, vino del nosiglista Emiliano Yacobitti con el conocido argumento de la “renovación generacional”. Yacobitti pertenece a la misma escudería de Martín Luosteau, ambos con amplia llegada a los medios. Pero las internas no se gana con operaciones, sino juntando votos y Negri hasta ahora es un as indiscutido en la materia. Lousteau, además, compite con Gerardo Morales por las candidatura presidencial y Morales es otro experto en internas de bloques legislativos.

Su perdurable influencia en el Senado hace que se mantenga en la presidencia del bloque de la Cámara alta Luis Naidenoff, asediado por alguien que se incorporará al cuerpo el 10 de diciembre: Alfredo Cornejo. El mendocino con un perfil mucho más antipopulista que Morales y Lousteau aspira también a la candidatura presidencial, aunque con poca chance por el momento.

En suma, en el radicalismo el sector orientado por Nosiglia lanzó la primera piedra, pero falló. Habrá que ver como se distribuyen los cargos en las comisiones, pero ese es, salvo excepciones, un premio consuelo.

En el socio mayoritario de la coalición, el PRO, también hubo un ajuste de cuenta por el resultado de las elecciones. Uno de los objetivos fue el presidente del bloque de Diputados, Cristian Ritondo, sospechado por su cercanía a Sergio Massa. La presión llegó al punto de que Patricia Bullrich tuvo que “tweetear” en las últimas horas que lo respalda como presidenta del partido y de manera “institucional”, pero le anticipó que luchará por un bloque que represente a los votantes y sea antipopulista en cada decisión a tomar. Más claro imposible.

La presión de los “halcones”, metáfora por antiperonistas, fue tan intensa que el ganador en Buenos Aires, Diego Santilli, también “tweeteó”, pero para aclarar, insólitamente, que tiene una “visión parecida a Espert y Hotton”, que le restaron votos por derecha. Santilli es mensajero de Horacio Rodríguez Larreta que también busca distanciarse del peronismo ante el fiasco de la elección porteña y de las sospechas que arrastra de pactismo con Alberto Fernánez desde 2020. Quiere ser candidato en 2023, pero la carrera recién empieza. Mauricio Macri, como Cristina Kirchner, no dice una palabra sobre la cuestión, mientras el electorado se radicaliza.