El canto 1 de
de mis penas el relato
que nunca peleo ni mato
sinó por necesidá
y que a tanta alversidá
sólo me arrojó el mal trato.
Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido.
En este caso me interesa señalar, dentro del susodicho canto 1, las sextinas cuarta y quinta:
con famas bien otenidas,
y que después de alquiridas
no las quieren sustentar:
parece que sin largar
se cansaron en partidas.
Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;
nada lo hace recular,
ni las fantasmas lo espantan,
y, dende que todos cantan,
yo también quiero cantar.
"Partidas: repetidas largadas en las carreras de caballos, en espera de la señal definitiva para correr (pág. 436).
Muchos cantores: es una expresión clara de Hernández con referencia a sus antecesores en el estilo gauchesco, especialmente al caso de su amigo Estanislao del Campo, que luego de publicado su Fausto (1866) -y a pesar de su éxito- no cultivó temas similares'' (pág. 297).
EXCELENTES SEGUNDAS PARTES
Circula una frase popular que expresa "Nunca segundas partes fueron buenas'', t
Han pasado siete años. Nuevamente el canto 1 sirve de preludio a la acción narrativa. Hay reflexiones, hay seguridad en sí mismo y hay también esta afirmación, que suena a lo que solemos llamar ``indirecta'', y que posiblemente tenga también como objetivo a Estanislao del Campo:
que era un gusto el escuchar,
mas no quieren opinar
y se divierten cantando;
pero yo canto opinando,
que es mi modo de cantar.
Nuestros dos mayores poetas gauchescos nacieron en el mismo año: 1834.
Estanislao falleció muy joven, a sus cuarenta y seis, el 6 de noviembre de 1880. En su sepelio en la Recoleta uno de quienes despidieron sus restos fue José Hernández; el hecho nos hace suponer que existía afecto recíproco entre ambos poetas, lo que no le impidió a éste formular algún tibio reproche a su amigo autoapodado
(1) José Hernández, Martín Fierro, Introducción, notas, bibliografía y vocabulario de Horacio Jorge Becco, Buenos Aires, Brami Huemul, 1993, 448 págs.