¿Nueva ley de Salud Mental o Nuevo pacto social?

El 18 de enero de 2020 un chico es perseguido, golpeado y finalmente ejecutado en Villa Gesell. La muerte de Fernando Báez Sosa conmueve al país, pero las alertas señaladas por la tragedia quedan sin respuesta quedando como un caso aislado. Dos años después sus ejecutores irán a juicio. Las iniciales e incesantes proclamas de ocuparse de la epidemia de violencia desaparecieron mutando el interés hacia la nueva noticia, el CoVid.
En Salta esta semana otros jugadores repiten la misma escena, salir de cacería de una víctima con las mismas características de siempre: que la misma esté en clara inferioridad física, numérica y su indefensión. El resultado de la "batalla", tantas veces esquivo en los campos de juego, deberá descargarse en otro lugar que no deje posibilidades adversas. La jauría caza al desprendido de su grupo que han asegurado sea la pieza fácil del coto de caza sobre la cual aplicarán también otra característica, quizás la más infame, la de continuar castigándolo aún superada cualquier resistencia yendo más allá del estado de inconciencia. El mismo día, un caso similar en Mendoza. Estos son solo los casos señalados en los medios y los que por la gravedad sobresalen.
El mismo núcleo perverso se produce, por ejemplo, en abusos sexuales. La respuesta mediatizada, de la saciedad también mediatizada, es calificarlos de animales, de psicópatas. Los especialistas televisivos en crímenes analizarán el caso sugiriendo con autoridad que conocen las respuestas, pero aportando confusión ya que las preguntas reales no son abordadas. Se insiste en hablar de casos individuales, se llegará a las peritaciones psiquiátricas y a las opiniones sobre salud mental, ya que "solo un ...", y allí se completará una calificación sumada a un diagnóstico, "es capaz de hacer esto", la etiqueta cierra el caso hasta el siguiente.
Un músico que solicita de mil maneras ser contenido, lo es finalmente por una bala, disparada por otro joven, sin medios ni conocimiento adecuado, en este caso un miembro de las fuerzas de seguridad. Ambos sumidos en el abandono de una sociedad que no considera al malestar y su traslación al psiquismo, como algo digno de consideración. Servirá, sin embargo, de noticia que cuente lo que la sociedad sabe desde hace décadas y sobre lo cual no hará nada.
En el último caso se mencionan las inconsistencias de la "nueva" ley 26.657 de salud Mental, que en realidad data del 2010, pero nueva por la imposibilidad de aplicar lo fijado por teóricos que no pudieron ver la realidad de algo cuya existencia ignoran, ya que ni mencionan en su concepción la frase "enfermedad mental".
Pero desde hace 11 años quienes hemos tenido que tratar con esa realidad negada, y los derechos negados de seres reales (quizás en algún momento se deba hacer responsable a alguien de las muertes que esta ley ocasionó en su negligencia, imprudencia e impericia). A su vez hemos visto cómo la sociedad se ha ido transformando y de tal manera que no parece hoy una posibilidad pensar solo en una modificación de esa ley o arreglar algo gestado desde el desconocimiento del objeto de estudio.
La sociedad es otra, los temas son mucho más amplios, la multiplicación del malestar ya no hace a enfermos individuales que hacen cosas dignas de ser diagnosticadas individualmente sino una sociedad que ha entrado en una espiral autodestructiva.  Las soluciones tardías frecuentemente agravan la situación ya que refieren a algo tan móvil, en este caso, como la naturaleza humana. Ejemplo son los planes proclamados como propuestas de campaña para la salud mental post-CoVid, cuando negamos la situación durante casi dos años, no son los mismo que se debieran haber implementado al inicio como sí hicieron otros países.
Es evidente que necesitamos una nueva ley de salud mental y no una renovación de la anterior, pero también es cierto que tenemos una tarea mucho más profunda y diversa sin la cual nada, aún con una nueva ley, será factible y es una nueva concepción de la sociedad que queremos, de alguna manera un nuevo ideario, quizás un nuevo pacto social.