UNA MUESTRA EN EL MUSEO DEL PRADO VISITA EL TALLER DEL ARTISTA Y SU METODO DE ENSEÑANZA

En la escuela de Leonardo Da Vinci

La exposición exhibe copias de la "Mona Lisa" y del "Salvator Mundi", entre otras obras pintadas por alumnos del genio. A veces los discípulos completaban trabajos que el mentor no podía continuar.

El Museo del Prado se adentra en el taller de Leonardo Da Vinci con una muestra que reúne obras de sus mejores alumnos, entre ellas copias de la enigmática Mona Lisa y el controvertido Salvator Mundi, y detiene la mirada en el papel como maestro del genial artista.

Leonardo y la copia de la Mona Lisa. Nuevos planteamientos sobre las prácticas del taller vinciano es una exposición de pequeño formato. Deriva de los estudios que hizo la pinacoteca madrileña desde que (en 2012) descubrió que atesoraba una copia de la Gioconda, lo que generó todo un revuelo mediático. Dicha copia había salido del mismo taller que el original, y fue pintada al mismo tiempo y bajo la supervisión del genio por uno de sus alumnos.

"La Gioconda del Prado", como ahora comúnmente se la conoce, no es "una copia casual", sino que "forma parte del engranaje docente y de producción del estudio de Da Vinci", señaló Ana González Mozo, investigadora del Museo del Prado, y quien llevó el peso del estudio de la obra del museo madrileño desde su descubrimiento.

González Mozo explica que el taller de Da Vinci era enorme. Lo integraban numerosos aspirantes, un "enjambre de alumnos y discípulos" que, según testimonios de la época, revoloteaban alrededor del artista mientras él pintaba.

INCOGNITA

El autor de la copia de la Mona Lisa que atesora el Prado todavía es una incógnita. Sí se sabe que es el mismo que pintó la del Salvator Mundi, procedente de una colección particular, que también está en la muestra, y que guarda una semejanza asombrosa con la famosa y controvertida obra vendida en Nueva York por 450 millones de dólares con destino a Abu Dabi.

Los datos surgidos de la Gioconda madrileña indican que el pintor de ambas obras debía de ser una persona "muy cercana" a Da Vinci.
Las radiografías de la pieza madrileña revelan varias modificaciones similares a las que se incluyeron en la obra original. Con toda probabilidad, se pintaron a la par, por lo que todo apunta a que era una persona "que pasaba mucho tiempo con el maestro", acotó González Mozo.

Los expertos advierten que el matiz peyorativo que reviste hoy la idea de copia no se puede trasladar al Renacimiento.

"A veces (las copias) estaban más cotizadas que las propias obras originales", aclaró Miguel Falomir, director del Prado y quien era jefe del departamento de Pintura Italiana del Renacimiento en el momento en que se descubrió la obra del museo madrileño, tras retirar un fondo negro que se había añadido con el paso del tiempo.

El método con el que los alumnos de Leonardo aprendían a pintar era copiando sí, pero no en el sentido que se entiende ahora, que es el de tratar de hacer una imagen idéntica. Su aspiración era a emular cómo se habían resuelto los volúmenes sin perder el estilo de cada uno. "No era para nada una copia superficial", añadió González Mozo.

Las investigaciones de los últimos años ayudaron a desentrañar cómo era Leonardo Da Vinci en su faceta como maestro.

Se ha descubierto, por ejemplo, que las copias que hacían sus discípulos en el taller no sólo partían de cuadros en los que trabajaba el propio artista, sino también de cartones -dibujos finales-, o incluso de ideas no desarrolladas.

Este último es el caso de Leda, una bella pintura de la Galleria Borghese que forma parte de la muestra, también de autor desconocido, y que está hecha a partir de un dibujo muy básico del artista.

En ocasiones también es probable que fuera el propio Da Vinci el promotor de algunos de los cuadros de sus discípulos, según apuntan todos los estudios.

Un testigo de la época habla de que el genio en ocasiones "sufría de pincel", estaba bloqueado y no podía pintar. "Sería por su perfeccionismo o porque su cabeza iba más rápido que la mano, pero hay ocasiones en que se veía incapaz de pintar y pedía a sus alumnos que lo hicieran", observó la investigadora.

Se sabe de dos obras de sus discípulos en las que a posteriori intervino el artista, en ambos casos copias de La Virgen del huso.

La Gioconda del Prado también tiene modificaciones, pero no corresponden al genio del Renacimiento sino al mismo pintor anónimo. "No hay nada más tentador que probar una intervención de Leonardo, pero no lo vimos entonces (en 2012) y no lo vimos ahora", admitió el director del Prado.
Leonardo y la copia de la Mona Lisa. Nuevos planteamientos sobre las prácticas del taller vinciano se podrá ver hasta el 23 de enero de 2022 en Madrid.