Matías y el Diablo son dos caras de una misma moneda en 'Mandinga. El diablo que vino de Africa', una nueva obra que con dirección de Yamil Ostrovsky debuta este domingo a las 21 en el teatro Hasta Trilce (Maza 177), para seguir presentándose luego los domingos de octubre y noviembre. Fue a mediados de 2019 que el autor Diego Damián Martínez, argentino radicado en España, contactó al director y coreógrafo para proponerle trabajar sobre un texto suyo para el que imaginaba una puesta con gran despliegue físico. Con más de dos décadas de experiencia en el teatro físico, justamente, la elección de Ostrovsky para asumir ese reto parecía la más atinada. No obstante, el creador se apura a aclarar que el resultado final no adhiere estrictamente a ese subgénero dentro de las artes escénicas sino que es una obra "de una gran sensibilidad, que pulsa muchas otras cuerdas''.
"De entrada me atrapó el tema y la manera en que la obra está escrita'', admite el artista. El protagonista (el uruguayo Mauricio González) y el productor (Martín González Robles) ya estaban elegidos, de manera que sin mayores contratiempos pusieron manos a la obra. A los pocos meses surgió la posibilidad de participar del Festival Internacional de Nuevas Dramaturgias `Teatro D10', con un fragmento de apenas diez minutos de duración. No sólo resultaron ganadores sino que la filmación de ese extracto de la puesta, una vez desatada la pandemia, les permitió seguir participando de otros festivales en formato virtual.
Con la aparente vuelva a normalidad, a comienzos de este año, lograron hacer otras dos funciones. Claro que para entonces la obra "ya no era la misma porque tampoco nosotros lo éramos'', señala el director. "Vivimos una suerte de work in progress que nos permitió ir macerándola hasta llegar a lo que es hoy'', confiesa.
INVISIBLES
El hilo argumental de 'Mandinga...' gira en torno a la afrodescendencia argentina, desde la esclavitud de la colonia hasta nuestros días. Parte de una profunda investigación del autor sobre la invisibilización de los negros en la cultura nacional. "La obra aporta datos que cuesta creer, como que en algún momento la mitad de la población en ciudades como Córdoba y Tucumán eran negros. Hoy, para nosotros, el negro es el senegalés, pero de los afrodescendientes originarios que lucharon para liberar al país nadie se acuerda -sostiene Ostrovsky-. Se menciona en la obra una frase de San Martín cuando dice `pobres negros míos', porque muchos de sus soldados eran negros esclavos enviados por los terratenientes como una forma de aportar a la causa libertadora''.
Junto con las referencias históricas aparecen en este unipersonal anécdotas reales y actuales de afrodescendientes a los que el común de la gente no les cree que son argentinos, o los felicitan por hablar bien el castellano. "Conocer cómo vive el día a día un afrodescendiente que es contemporáneo nuestro resulta verdaderamente revelador'', remarca el director.
-El término `mandinga' remite al diablo. Si se busca reivindicar al afrodescendiente, ¿por qué ligarlo con esa figura?
-Matías (el personaje protagónico) no es el Diablo sino que a través suyo el Diablo viene a contar su historia. Y Matías aprovecha a su vez a Mandinga para aceptar y relacionarse con un legado. A medida que avanza la historia se exalta toda esa carga cultural que tenemos los argentinos y de la que no somos conscientes.
Al referirse al equipo creativo, Ostrovsky le asigna especial relevancia a la música original de Carlos Ledrag y al vestuario de Mariana Echaide que -dice- suman aristas de interés a una puesta despojada que ubica toda la atención en el cuerpo y el talento interpretativo del protagonista.